¿Qué pasaría si en su empresa los trabajadores tuvieran que trabajar cada 12 horas, en lugar de cada 24? ¿Lograría eso que se hiciera mayor trabajo en menos tiempo?
Difícilmente el cansancio los dejaría mejorar el la productividad.
¿Y si se ausentaran del trabajo por varios días, de un pronto a otro, sin avisar?
Probablemente serían despedidos.
Algo similar ocurre en el organismo, cuando visualizamos a sus fibras musculares como los trabajadores de una fábrica.
Al hacer ejercicio, el cuerpo se recupera del esfuerzo realizado y compensa esa fatiga y un poco más, “por si acaso”.
Si volvemos a realizar ejercicio estando en ese estado de supercompensación, el cuerpo lo tomará como su nueva base de trabajo y empezará a hacer nuevas adaptaciones a partir de ahí.
Ese estado de supercompensación se alcanza unas 48 horas después de recibido el estímulo. Por eso, lo común es hacer ejercicios de contraresistencia de día de por medio.
Si los realizamos antes de ese punto, el cuerpo no se habrá recuperado por completo, no estaría listo para realizar adaptaciones y podría lesionarse. Lo mismo ocurriría si somete sus músculos a un esfuerzo mayor al que podían soportar.
Si hacemos ejercicio después de la fase de supercompensación o si el estímulo con que trabajamos es insuficiente, las adaptaciones serán menores que las que se hubieran logrado si hubiéramos trabajado los músculos con el peso correspondiente para alcanzar los objetivos deseados en el momento idóneo.
Yo soy un fiebre del ejercicio
No hay problema. Yo también.
¿Cómo hacen las empresas que trabajan 24 horas? Tienen a sus empleados en distintos turnos.
Igual sucede con el cuerpo. Si quiere trabajar ejercicios de contraresistencia para piernas hoy, puede dejarlas descansar mañana y realizar ejercicios para los brazos. Así, estarán listas para trabajar de nuevo pasado mañana, mientras descansan los músculos que trabaje hoy.
Y si va a trabajar sin peso, puede ejercitarse a diario, sin problema.
¿Y las vacaciones navideñas?
Si en lugar de días de descanso, pasan semanas entre cada estímulo, es probable que la fábrica corporal despida a esas fibras musculares que había reclutado inicialmente y se pierda gran parte de las ganancias que se habían alcanzado hasta ahora.
Además, la fábrica corporal no celebra ni Navidad, ni año nuevo. Más bien es una época del año donde suele recibir menos demandas de trabajo e inventariar más reservas energéticas de las necesarias.
Mejor poner esas reservas a trabajar antes de que se acumulen, ¿no? ¡Tenis a la obra!