Si ya está aburrido de hacer la misma rutina de ejercicio, sus músculos también lo están.
Es cierto que lograr adaptaciones a nivel estructural y funcional toma tiempo y que, por eso, se deben repetir los estímulos contemplados en las rutinas de ejercicio por varias semanas. Nótese, además, que se llaman “rutinas” no, “sesiones aleatorias” de ejercicio.
Sin embargo, lo usual es que esas adaptaciones se alcancen cada dos o tres semanas, por lo que se recomienda cambiar algún componente del estímulo, sea la cantidad de series, de repeticiones o el peso, después de transcurrido ese periodo de tiempo.
Además, la adaptación sigue una trayectoria parabólica, no lineal. Durante los primeros días de entrenamiento, la reacción del cuerpo al estímulo es muy rápida: se reclutan fibras que antes no participaban en los movimientos y el sistema nervioso se vuelve más eficaz al realizarlos. Pero, a medida que se mejora el desempeño, la reacción al estímulo se torna más lenta.
Por eso, además de los aumentos progresivos en la carga, deben variarse también los tipos de ejercicios y métodos de entrenamiento aproximadamente cada dos meses. Así, logrará reclutar diferentes fibras de un mismo grupo muscular e impedirá que realizar ejercicio se vuelva una rutina aburrida, sino un renovado reto a superar cada cierto tiempo.
De no realizarse esas variaciones, el organismo se adaptará y los estímulos dejarán de provocar la supercompensación que estaba logrando los progresos alcanzados y se estancará.
Le aconsejo entonces que no deje de superarse continuamente.
¡Año nuevo, rutina nueva!