Hace varios años, la joven Priscila Jaikel Salazar, hoy nutricionista y emprendedora, vio cómo la salud de su papá Rodrigo empezó a decaer.
Todo lo que comía le afectaba, de modo que sufría vómitos y diarreas y perdió mucho peso y fuerzas.
Esta situación tuvo otras repercusiones para la vida de su progenitor, como el caer en depresión después de ser una persona “hiperactiva”.
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Aunque visitó varios centros médicos, nadie daba con qué estaba causando estos problemas y Priscila llegó a pensar lo peor: quizás su padre tenía cáncer.
“Le hacían miles de exámenes, miles de pruebas. Al principio le decían que era una bacteria, después que era un virus”, recordó.
Tras visitar a un médico, y luego de meses sintiéndose mal, por fin hubo un diagnóstico certero y final en el 2007: sufría la enfermedad celíaca.
Don Rodrigo debió dejar de consumir alimentos con gluten y tampoco podía comer productos que tuviesen lácteos.
A raíz de que Priscila estaba estudiando la carrera de nutrición, ella sintió que ella debía ayudar a su papá con esta nueva realidad a la que se enfrentaba, pues ya no podría comer lo mismo que antes.
Priscila, quien también es estudiante avanzada de psicología, empezó a investigar sobre el tema, que aún se “encontraba en pañales en el país”.
Aparte de que la información sobre el asunto era escasa, se topó con que los alimentos sin gluten que se vendían en ese entonces en Costa Rica eran pocos, caros y su sabor no era tan bueno.
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Capacitó a su prima Vanessa, quien es chef, y ella empezó a prepararle los alimentos a don Rodrigo.
El plan de Priscila siempre ha sido enfocarse en trastornos alimenticios y complementar, de esta forma, sus conocimientos de nutrición y psicología.
Su papá le propuso: “¿por qué no montás algo relacionado con productos sin gluten?”.
Priscila pensó en crear una tienda con alimentos libres de gluten, pero analizó que las gestiones que se debían realizar era un tanto complicadas, sumado a que la cantidad de personas celíacas en el país no era tan grande.
Fue así como surgió la idea de preparar comidas sin gluten y sin lácteos (platos fuertes y repostería), que pudieran consumir las personas celíacas e intolerantes a la lactosa, pero también cualquier otra persona.
El negocio se denomina Salutem, empezó a operar en mayo del 2016 y los alimentos se entregan a domicilio en Heredia, Alajuela, San José y algunos sitios de Cartago.
Priscila recuerda que uno de sus primeros clientes fue un médico con enfermedad celíaca que por motivos de tiempo no podía cocinarse y tenía muchas ganas de comer albóndigas caseras.
Con el paso del tiempo ha ido creciendo la cantidad de personas que consumen sus comidas. Después de haber iniciado sola, hoy en la empresa trabajan cuatro personas, incluida ella.
La emprendedora cuenta que el tener su pyme ha sido algo “bonito y difícil” a la vez. Lo difícil se debe a que es todo un reto convencer a las personas que la comida sin gluten también sabe bien y que hay muchas opciones.
Las personas que tienen otro tipo de alergias alimenticias (por ejemplo, al huevo, a la soya, al ajo, entre otros) pueden solicitar que se personalicen sus alimentos, de manera que no incluyan ingredientes que les afectan.
El próximo año, ella planea brindar el servicio de consulta nutricional a personas con alergias alimenticias.
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Además, a finales del 2019 espera fundar un pequeño restaurante ─estilo bufet─ bajo el mismo concepto de brindar comidas sin gluten ni lácteos.