Desde que estaba en kínder, María José Marín se involucró en diferentes disciplinas deportivas.
La gimnasia y el porrismo fueron parte importante de su vida y, cuando llegó a noveno año de colegio, surgió en ella el deseo de bailar y de expresarse de forma artística.
En el 2006 inició su carrera como bailarina, a la corta edad de 14 años: participaba en danza contemporánea, en jazz, en ballet, en hip hop y hasta se inclinó por actuar.
En su camino como bailarina encontró algunos obstáculos y espinas, asociados principalmente con ciertas lesiones y problemas de salud.
En octubre del 2014, al participar en un proyecto como bailarina, sufrió una ruptura de los meñiscos de su rodilla izquierda.
Debió someterse a una operación y el médico le dijo: “Es probable que volvás a correr, pero ya bailar no”.
Pronto se avecinaba, en el 2015, la presentación de un musical en el país en el que anhelaba participar (West Side Story), por lo que se empeñó en hacer todo lo que fuese necesario para recuperarse.
“Yo dije: tengo que salir adelante con esta pierna, como sea, porque no puedo perder un sueño que siempre había tenido”, recordó.
Empezó a entrenarse en yoga y en pilates de forma más constante, pues antes lo practicaba, pero no con tanto ahínco.
Afortunadamente, superó la afectación en su rodilla y pudo participar en la obra.
Como le gustó tanto entrenar yoga y pilates, se preparó mucho más y se certificó.
Paralelo a esta faceta de su vida, María José estudiaba Espacio Interno en la Universidad Veritas.
Mientras terminaba su tesis, empezó a dar clases de yoga y de baile para obtener un ingreso extra y le encantó ser profesora.
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De la rutina a su verdadera pasión
Cuando ingresó a trabajar en una firma de arquitectura como diseñadora, aunque le gustaba lo que hacía, “pasaba llorando” porque no le llamaba la atención la dinámica tan estática en una oficina.
Para ella, era demasiada rutinaria y a finales del 2016 renunció.
“Ahí surgió la idea de un workout gallery. Si no podía llevar el movimiento a una oficina de diseño, entonces iba a montar una galería de arte y diseño en un estudio de entrenamiento”, rememoró.
Así nació Andara, que significa interior en hindi y que ofrece un entrenamiento que combina yoga, pilates, barre y ejercicios funcionales y cardiovasculares. Además, es un espacio en el que artistas pueden exponer su arte.
Igualmente, se ofrecen clases de hip hop y una vez al mes se imparten sesiones especiales en las que luego se realiza un evento: se degusta cerveza, aperitivos y hay música.
En un viaje que realizó a Europa como “mochilera”, la joven estuvo en diferentes estudios de yoga, pilates y barre (en España, Italia, Holanda y Francia) y allí ratificó que a eso quería dedicarse.
Para poder arrancar, María José requería de apoyo económico y sus padres no estaban muy convencidos de que de lo artístico y deportivo podía surgir un negocio sólido.
Querían que siguiera trabajando como diseñadora de espacios internos.
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María José les hizo ver qué era lo que realmente deseaba y que iba a concentrar sus esfuerzos en hacerlo realidad.
Sus padres entendieron y la ayudaron a invertir en un local en Guachipelín de Escazú, que se convertiría en la que hoy es la sede de su empresa Andara Workout Gallery.
Abrió en febrero del 2017.
Emprender fue la peor y la mejor decisión.
“La peor porque no sabía lo que estaba haciendo. No solo era instructora, sino que fui la diseñadora que remodeló el local además de ser la dueña, diseñadora gráfica de la marca, empresaria, administradora, secretaria y más cosas”.
Fue en esa frustración cuando María José descubrió que había seguido el camino correcto, pues le encanta lo que hace.
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En el camino ha enfrentado otros tropiezos, especialmente en su salud: el año pasado se complicó una operación que le realizaron en su garganta, lo que la hizo estar en cama por dos meses, casi sin poder comer.
De esto también logró levantarse.
Ahora está dedicada a su empresa y a ser bailarina.
Actualmente tiene muchas ideas para consolidar su negocio, como incluir más trabajos de artistas (fotógrafos, pintores, cineastas, cantantes y otros) y que estos interactúen con sus alumnos, de manera que aprendan de sus experiencias.