Después de cinco años de un crecimiento vertiginoso de las cervezas artesanales en Costa Rica, el mercado muestra indicios de estabilización y la espuma que generaron a su llegada empieza a bajar.
En esta nueva etapa, ya no preocupa en la misma medida atraer y conquistar a los consumidores nacionales, incrementar la capacidad productiva o alcanzar más puntos de comercialización.
Ahora los retos son otros: enfrentar una economía desacelerada del país, educar más a los costarricenses sobre el consumo de cerveza artesanal, mantener la calidad e innovación como pilares de la actividad e incursionar en nuevos mercados. Es decir, seguir creciendo, pero fundamentados en otras razones distintas a la moda que produce algo novedoso.
Productores, comercializadores y proveedores de materias primas, confirman que sus ventas siguen creciendo en este 2018, pero no a un ritmo tan acelerado como el experimentado en años anteriores. Por el momento, la jarra sigue llenándose aunque está lejos de desbordarse y la espuma ha disminuido.
“No es la cerveza artesanal que no crece, sino es el país el que no está creciendo a un mismo ritmo. Estamos luchando contra los retos que tiene el país como cualquier industria", indicó Stefano Di Gioacchino, vicepresidente de la Asociación de Cerveceros Artesanales de Costa Rica (ACACR).
A esa agrupación están asociadas 44 cervecerías artesanales.
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Jaime Zuluaga, socio de Costa Rica Beer Factory, mencionó que este año han visto una contracción significativa y una especulación bastante alta.
“El nuevo gobierno y las huelgas han hecho un poco más complicada la venta”, agregó Zuluaga.
Costa Rica Beer Factory produce cuatro cervezas de manera permanente y cada dos o tres meses presentan un producto de temporada. Inició cocinando en casa unas 380 botellas al mes, después pasó a 1.100 y ahora 30.000.
Aunado a la situación del país, otros negocios consideran que el crecimiento acelerado se podría disfrutar por más tiempo si se educara más al consumidor nacional.
“El mercado todavía tiene el potencial para crecer mucho más conforme el consumidor empiece a entender realmente la diferencia entre cerveza artesanal y aquella de producción masiva”, explicó Benjamín Chaverri, director de mercadeo y comunicación de Costa Rica Craft Brewing.
Desde esa cervecería, ubicada en Brasil de Mora, producen cinco cervezas disponibles todo el año y elaboran entre 16 o 20 cervezas de temporada. Su capacidad de producción pasó de 100.000 litros anuales en el 2011 a 400.000 litros en la actualidad.
José María Mora, propietario de La Bodega de Chema, destacó que está convencido de que la falta de conocimiento es la principal limitante del crecimiento del sector artesanal en Costa Rica.
Este negocio precisamente brinda servicios de educación y consultoría de cerveza. Y realizan producciones de cerveza personalizada para eventos como bodas.
Más retos
Otra situación que podría estar jugando en contra del crecimiento es que no todas las cervezas artesanales en el mercado llegan a tener un grado de calidad internacional, lo que puede generar una percepción negativa de la relación calidad - precio.
“El mercado requiere de un esfuerzo adicional en capacitación para que algunos de los productores más nuevos mejoren la eficiencia de sus procesos y consistencia de producto”, indicó el fundador de Ticobirra, Luis Arce.
La firma Ticobirra se dedica a la importación y venta de los productos necesarios para elaborar cerveza, ya sea en forma profesional o como pasatiempo; sus ingredientes principales son malta, lúpulo y levadura.
Para Pablo Guntanis, vocero de S&E Products, importadora y distribuidora de cerveza artesanal en el segmento premium, parte del problema es que una porción de los actores de la categoría no le está ofreciendo al consumidor nacional la calidad ni una identidad de marca para atraerlos y fidelizarlos.
Bajo la línea de garantizar la calidad y la esencia 100% artesanal, la ACACR presentó hace poco más de dos meses un sello de independencia –expuesto en las etiquetas– que les garantiza a los consumidores que están comprando un producto fabricado en pequeñas plantas por cerveceros 100% artesanales.
De esta manera, buscan desmarcar sus productos de las bebidas artesanales que fabrica Florida Ice & Farm (Fifco), con la marca Domingo 7, y de aquellos productos elaborados por casas que no cuentan con los permisos legales o que no tributan ante el Ministerio de Hacienda.
Al exterior
Al bajar el ritmo de crecimiento en el país, las empresas comienzan a ver los mercados internacionales con mayor interés, siendo este, otro de los retos actuales para la actividad.
Sobre el tema, algunas compañías colocaron sus bebidas en el extranjero de forma independiente y otras pretenden hacerlo en conjunto.
Por ejemplo, en julio pasado, La Selva envió su primer contenedor de cervezas artesanales a Canadá, convirtiéndose así, en la primera productora costarricense de ese tipo de bebidas que exporta al mercado norteamericano.
Además, desde enero anterior, se conformó un consorcio con el apoyo de la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer).
Actualmente el grupo está conformado por Treintaycinco Fábrica de Cervezas, Costa Rica Craft Brewing, Cervecería Gracia y Costa Rica Meadery. No obstante, prevén que se incorporen tres más el próximo año.
El plan del consorcio para los próximos dos años es exportar a diversos destinos en América, Asia y Europa.
Los retos planteados son conocidos por los empresarios relacionados al negocio de la cerveza artesanal, y al igual de como lo hicieron en el pasado, esperan superarlos y seguir gozando de los tragos del éxito.