El precio del dólar ha tenido una tendencia alcista desde inicios de setiembre. El tipo de cambio promedio del Mercado de Monedas Extranjeras (Monex) inició el mes en ¢581, el precio más alto que había tenido el dólar en todo el año.
Sin embargo, no fue el máximo.
Un mes más tarde, se ubicaría en ¢584 y al 11 de octubre alcanzaría el promedio más alto del año, de ¢597.
Pese a que en el Monex el tipo de cambio no había superado la barrera psicológica que existe de los ¢600, en las ventanillas de los bancos para este día incluso se ubicó por encima de ese precio.
Un episodio similar no se evidenciaba en ventanillas desde mayo del 2017, cuando las presiones obligaron al Banco Central a realizar fuertes intervenciones para contener las presiones alcistas del mercado.
Ese no ha sido el caso en esta oportunidad. En las últimas semanas el Central ha sido más bien cauto en las intervenciones, realiza ventas cada vez más bajas y en algunos casos, deja que el propio mercado de divisas defina el precio del dólar, sin intervenciones, un hecho poco común para los agentes económicos, acostumbrados a un tipo de cambio mucho más controlado.
En la pasada administración, cuando el Banco Central de Costa Rica (BCCR) estaba al mando de Olivier Castro, se implementó el régimen de flotación administrada (febrero 2015) que se aplica hasta ahora. También la práctica fue de realizar fuertes intervenciones que mantenían las variaciones del dólar en menos de ¢2 de un día a otro.
Varios factores han incidido en que la volatilidad del tipo de cambio se incremente.
Este 12 de octubre la autoridad monetaria, mediante un comunicado de prensa, reiteró que ha existido una menor disponibilidad de dólares en el mercado y por lo tanto se ejerce una presión hacia el incremento. “Además de un patrón de estacionalidad que caracteriza al mercado cambiario y que reduce la afluencia de divisas en esta época del año, influyó la difícil situación fiscal, que: (i) ha implicado que el Ministerio de Hacienda pasara de ser un oferente neto de divisas a ser un demandante de divisas por montos importantes; y (ii) ha generado incertidumbre y nerviosismo en algunos agentes económicos, lo que a su vez ha impulsado la demanda de divisas por parte del público”.
1. La volatilidad es una característica propia del régimen cambiario de Costa Rica
El régimen cambiario que tiene el país permite que el tipo de cambio sea volátil y fluctúe (hacia arriba o hacia abajo) sin que esté sujeto a una banda, a un mínimo o a un máximo.
Según explicó el Banco Central en un comunicado sobre la evolución del mercado cambiario, las fluctuaciones son esperadas, a pesar de que durante años el Banco Central evitó la volatilidad y propició un tipo de cambio más estable.
Esta volatilidad es usual en este régimen. En los países que además tienen el esquema de metas de inflación los bancos centrales solo intervienen cuando es estrictamente necesario o cuando observan presiones anómalas en el tipo de cambio.
Localmente, el BCCR ha insistido en que la flotación responde a las condiciones de la oferta y la demanda y que precisamente la entidad no asume algún compromiso con este precio. Pese a esto, es usual que en periodos de alta volatilidad el Central se vuelva un participante activo mediante intervenciones.
No obstante, en Costa Rica las demandas u ofertas de divisas del sector público no bancario son abastecidas directamente por el Central sin pasar por el Monex, es decir estas transacciones no son incluidas en la formación de precio.
2. Condiciones de estacionalidad y coyuntura
Según explicó la economista Adriana Rodríguez y de acuerdo con los datos del BCCR, la primera y la última semana de todos los meses aumenta la demanda por dólares, por lo que sube el precio.
El incremento particularmente durante este mes se vio influenciado por ciertas noticias que generan incertidumbre a los participantes del mercado, como el anuncio de la emisión de las letras del tesoro, el avance de la reforma fiscal y el malestar social que produjeron las huelgas, que a su vez afectaron al turismo y las exportaciones.
Los factores de estacionalidad y coyuntura pueden jugar en contra para que, en una época donde normalmente el precio del dólar baja, como lo es noviembre y diciembre, las presiones se incrementen y la tendencia se mantenga, producto de la incertidumbre en la resolución del problema fiscal, que aún se mantiene.
Además, en estudios hechos por la entidad emisora se ha detectado que meses como setiembre y octubre son relativamente “secos” en la oferta de dólares. Esa tendencia tiende a revertirse en periodos entre noviembre y primeras semanas de diciembre.
3. Acciones reactivas
También es posible la asociación a una ‘barrera psicológica’ entre los participantes cuando el dólar alcanza niveles iguales osuperiores a ¢600. Llegar a una centena puede generar diferentes reacciones.
“Hay personas que actúan de forma reactiva y, cuando ven que el tipo de cambio sube, salen a comprar. Eso genera una cola de reacción y hace que el precio continúe subiendo, en vez de bajar”, explicó Rodríguez.
Un hecho similar ocurrió en el mercado en mayo del año pasado, cuando las personas que acudían a las ventanillas de los bancos encontraban precios cercanos a los ¢590 por dólar.
Para ese entonces, el Banco Central anunció que contendría las presiones con las intervenciones que fueran necesarias, solicitó al Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) un préstamo de $1.000 millones que se usarían para intervenciones ante cambios importantes en el precio de la divisa.
A pesar de que esto sucedió apenas el año pasado, no parece ser la corriente de la actual administración del Banco Central.
En un análisis realizado por EF, se determinó que la mayor variación intradía del tipo de cambio durante la anterior administración fue de ¢2. No obstante durante los pocos meses de la administración de Rodrigo Cubero como presidente de la autoridad monetaria, el precio del dólar ha variado hasta ¢3,12 y sucedió entre la sesión del 26 y 27 de setiembre.
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Según explicó Amedeo Gaggion, director de Mercados Globales de Davivienda, los movimientos son cambios que deberíamos esperar.
“Nos hemos acostumbrado a un tipo de cambio que se mueva muy poco, pero hay que preveer que la normalidad es que el precio del dólar se mueva”, explicó Gaggion.