La calificadora de riesgo Moody’s rebajó la calificación de Costa Rica como emisor de largo plazo, así como los bonos senior no garantizados.
La nota pasó de Ba2 a B1, y la perspectiva de la calificación pasó a negativa.
De esta forma concluye la revisión a la baja que anunció la calificadora en octubre del 2018.
El comunicado de prensa emitido por Moody’s explicó que la rebaja se explica por dos factores. El primero es el empeoramiento continuo y proyectado de las métricas de deuda al lado de altos déficits. Esto ya que a pesar del esfuerzo realizado por la consolidación fiscal, considera que la reforma representa retos en su aplicación.
Además la calificadora tomó en cuenta los desafíos que enfrenta el país para financiarse, al tiempo que la deuda y el déficit crecen.
La noticia generó descontento en las autoridades costarricenses, que durante una conferencia de prensa realizada la tarde del 5 de diciembre, recharazon las razones expuestas por la calificadora para rebajar la nota de la deuda soberana del país.
La ministra de Hacienda, Rocío Aguilar, destacó que el plan del país para fortalecer las finanzas públicas cuenta con instrumentos sólidos para llevar adelante la reforma fiscal.
“Hablar de riesgos de implementación, sin hacer un análisis profundo de lo que esta reforma contiene, puede ser un tanto apresurado”, explicó Aguilar.
Esta opinión fue secundada por Rodrigo Cubero, el presidente del Banco Central, y Edna Camacho, coordinadora del equipo económico de la administración Alvarado, quienes resaltaron los esfuerzos del país para resolver el problema fiscal y la hoja de ruta que tiene el país para la reactivación económica.
Para Moody’s, sin embargo, los riesgos de implementación de los esfuerzos de consolidación fiscal podrían exacerbar los desafíos de endeudamiento del país. Esto explica la perspectiva negativa de la calificación, a pesar de que la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas se aprobó recientemente.
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Moody’s cree que los esfuerzos que ha aplicado Costa Rica para la consolidación fiscal serán insuficientes para reducir el nivel de su deuda y del déficit.
“Como resultado, los indicadores de deuda continuarán aumentando en los próximos años y se mantendrán muy por encima de los países con calificaciones de Ba”, señala el comunicado de prensa.
El texto aborda específicamente la reforma vigente. Al respecto de la ley, Moody’s espera que el déficit presupuestario se mantenga alto en los próximos años y tomará muchos años más para estabilizar el crecimiento de la deuda.
La reforma apunta a reducir el déficit fiscal por debajo del 4% del PIB en 2023, con el recorte de gastos y aumentos de ingresos.
La mayor parte del recorte de gastos, sin embargo, se destina a reducir el crecimiento de los gastos actuales, pero “sera difícil frente a la oposición popular y en un entorno de desaceleración del crecimiento”, explicó el comunicado.
La calificadora estima que la producción de Costa Rica se desacelera a un crecimiento anual de 2,5% entre el 2019 y el 2022.
El efecto de la reforma, según Moody’s, llegará hasta el 2022. El déficit se mantendrá en 7% del PIB en 2018 y 7,5% al 2019.
El porcentaje de la deuda llegaría al 65% del PIB en 2022.
Esto va en línea con lo estimado por el Banco Central, que estima que la deuda alcanzará un pico máximo en 2023, pero luego bajará.
Moody’s explicó que una mejora en la calificación es poco probable y ocurriría únicamente si el Gobierno hace ajustes presupuestarios - adicionales a la reforma fiscal - que limitan puntualmente el repunte de la deuda.
En la otra acera, una nueva reducción llegaría si los indicadores de deuda mantienen el repunte y si hay más susceptibilidad de acceso al financiamiento en los mercados. Además, otro factor que podría presionar a la baja la nota es un mayor estr´pes en el sistema bancario o un incremento en el nivel de dolarización financiera.
Problemas de financiamiento
El desbalance fiscal estruja las posibilidades del Gobierno de obtener dinero prestado y esta es una de las principales preocupaciones de Moody’s.
El acceso a financiamiento puede llegar pero a tasas que son insostenibles en el largo plazo, ya que el sentimiento de los inversores se deterioró.
Las tasas en el exterior han crecido de forma importante e inclusive son 5% más altas en comparación con las de la deuda de Estados Unidos. Hace un año la diferencia era de 3,6%, señala el comunicado.
Moody’s resaltó el hecho de que Hacienda acudiera al Banco Central en setiembre en busca de recursos (las denominadas letras del tesoro).
La decisión de las autoridades de utilizar las facilidades brindadas por Banco Central, "pone de relieve la disminución de las opciones de financiamiento”, señaló el comunicado.
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Entre tanto, al mismo tiempo, Moody’s redujo los límites máximos a largo plazo de Costa Rica. En específico, el techo de los bonos en moneda extranjera, de depósitos en dólares, y depósitos en colones. En el corto plazo, se redujo el techo de bonos en moneda extranjera, mientras el de depósitos en dólares se mantuvo sin cambios.
Moody’s cree que el país seguirá estando altamente expuesto a cambios adversos en la confianza del mercado en los próximos años, especialmente si no logra sus objetivos de reducción del déficit.
Si el país quiere reducir las presiones de financiamiento, necesitará una reducción de las tasas de interés locales e internacionales que debe pagar, sin embargo esto será un desafío debido a que el progreso de la reforma no será rápido, señala la calificadora.
El gobierno de Costa Rica dependerá en gran medida del endeudamiento externo durante los próximos años,para lo que planea pedir prestado hasta $6.000 millones, casi el 10% del PIB, de 2019 a 2023.