Estambul. Nassir Elnabir, un adolescente saudí que pasa unos días de vacaciones con su familia en Estambul, sonríe delante de una tienda de lujo. “Todo es cada vez menos caro”, asegura mientras lanza una carcajada. “Lo que antes costaba $1.000, hoy vale $600”.
La caída de la lira turca, que se devaluó más de un 40% desde principios de año, disminuye el poder adquisitivo de la población turca, pero también representa una oportunidad para los turistas que llegan a Turquía con sus bolsillos llenos de divisas extranjeras.
Desde el viernes pasado, en que el valor de la moneda turca cayó un 16%, se forman largas colas de turistas, sobre todo procedentes de Asia y de los países del Golfo, en las tiendas de lujo de Louis Vuitton o Chanel de Estambul.
Su objetivo es hacerse con gangas antes de que suban los precios para adaptarse a la caída de la lira.
"Es como si hubieran unas rebajas del 30%", se congratula Nasir. "Personalmente, me ha afectado de manera muy positiva".
Xenos Lemis, un turista chipriota, sigue en directo la devaluación de la lira turca.
"Miramos la tasa de cambio de la lira cada dos horas. Cada vez, ésta varía mucho. Para un turista que va de compras, es pan bendito", afirma.
Otros visitantes lamentan haber cambiado demasiado pronto sus monedas extranjeras, antes de que se produjera la fuerte devaluación de la lira a finales de la semana pasada.
"Estoy muy sorprendido porque saqué una gran cantidad de dinero en liras turcas del banco y cuando me desperté, el día siguiente, me di cuenta de que había salido perdiendo (en el cambio)", reconoce Kobe Wu Kejia, un turista chino.
Fuertemente golpeado por el miedo provocado por una ola de atentados y el golpe de estado fallido en 2016, el turismo en Turquía se recuperó este año, a pesar de la inestabilidad económica.
La industria turística logró diversificar su oferta para atraer a turistas procedentes de Arabia Saudita o Irán, además de los turistas europeos que vuelven a este país. La caída de la lira resulta un motivo más para los visitantes con los bolsillos llenos de euros.
La llegada de turistas se incrementó un 30% este año, según Firuz Baglikaya, el presidente de la Asociación de agencias de viajes turcas.
“Hemos previsto una entrada de $32.000 millones en divisas extranjeras”, declaró Baglikaya a la agencia de prensa estatal Andolu.
"Desde 2017, nuestro objetivo era atraer a 40 millones de turistas (cada año). Exceptuando una evolución negativa, este objetivo será alcanzado este año", añadió.
En el centro histórico de Estambul, en la parte europea de la antigua capital otomana, los turistas reconocen que la caída de la lira resultó un incentivo para viajar a Turquía.
"En primer lugar, sin duda, que es una ventaja para nosotros", afirma Barbara, una mujer alemana que se pasea con su marido por el Cuerno de Oro, la parte más turística de la ciudad.
“Pero también nos dan un poco de pena todos estos vendedores que ganan menos”, explica Barbara, quien reconoce que la caída de la lira resulta una situación ambivalente para ellos.