El saldo pendiente por pagar promedio por cada tarjeta en circulación en el país es de ¢449.893, lo que implica que cada costarricense paga más por sus deudas de tarjetas que el año pasado.
Durante el último año, la deuda de tarjetas crédito aumentó ¢166.000 millones, lo que representa un crecimiento de 14,6%.
A julio del 2018 la deuda de tarjetas de crédito representó 4,01% del PIB.
Los datos se desprenden del estudio de tarjetas de débito y crédito del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (Meic), recopilados hasta julio de este año.
Según el estudio, el crecimiento se dio no solo en el monto de la deuda sino en la mora de entre uno y más de 90 días.
La morosidad a más de 90 días creció 4,50%, siendo ligeramente inferior a la de los dos años previos.
A pesar de esto, la mora entre 1 a 90 días creció a más del 10%, superior al 2017 por 2,93 puntos porcentuales.
El Meic señaló que aunque hay menos emisores en el mercado y menos tipos de tarjetas disponibles, hay 112.797 tarjetas más en circulación que hace un año.
“Como ha sido la tendencia en los estudios generados por el Meic, se mantiene el crecimiento en la colocación de tarjeta y en el saldo de la deuda. Es importante que los tarjetahabientes usen las tarjetas como un medio de pago, de lo contrario estarán asumiendo un financiamiento con un costo muy alto”, afirmó Erick Jara, director de Investigaciones Económicas y de Mercados del Meic.
El estudio destacó que la mayor cantidad de tarjetahabientes del país utiliza tarjetas con tasas de interés que oscilan entre 45% y 50,4% en el caso de colones y 30% a 34,9% en tarjetas en dólares.
A pesar de que son los productos disponibles con las tasas más altas, la preferencia de los clientes por estos plásticos se da por dos factores particulares.
Las tarjetas de crédito con las tasas más altas son las que tienen más beneficios asociados; como millas, cashback o acumulación de puntos, por lo que los clientes las prefieren sobre otras.
Por otro lado, el alto endeudamiento de los tarjetahabientes hace que solo sean elegibles para cierto tipo de productos, generalmente con las tasas más altas.
En general, los clientes prefieren tarjetas en dólares y colones emitidas por bancos privados y en menor medida por bancos públicos.
Las cooperativas y otras entidades financieras registran una cantidad muy reducida de clientes de tarjetas de crédito, comparado con los bancos.