Tras el anuncio realizado por el Banco Central (BCCR) y el Ministerio de Hacienda de que el país recurrirá a la emisión de letras del tesoro, para obtener recursos y poder pagar obligaciones -salarios, pensiones y deudas, entre otros-, se da por sentado que el momento fiscal que vive el país es más que complicado. Incluso se podría catalogar de urgente.
El Gobierno no tiene recursos para atender las necesidades financieras y por eso recurre a una emisión monetaria con la que el BCCR le prestará dinero a Hacienda. Las condiciones de estas letras del tesoro no son laxas y es por eso que el Estado costarricense no recurre a ellas desde 1994.
Las consecuencias de las letras
Esta “medida extraordinaria” elegida por Hacienda es la primera señal de que las opciones de financiamiento para el Gobierno tienden a acabarse, de acuerdo con el economista Melvin Garita. Esta opción, no es solo la última a la que puede recurrir el Estado para tener dinero y cumplir con sus obligaciones, sino que también podría ser la más dañina porque es la menos transparente para la sociedad, de acuerdo con el economista.
Rocío Aguilar, ministra de Hacienda, afirmó reiteradamente en conferencia de prensa que el Gobierno no ha encontrado dificultades para financiarse en el mercado local pero que optaron por el mecanismo de letras del tesoro para no presionar las tasas de interés.
Lo positivo del mecanismo es que se atienden las necesidades de corto plazo. Lo negativo es que es un proceso no deseable. Más allá de esto, las circunstancias lo exigen de acuerdo con Federico Villalobos socio de asesoría financiera de Deloitte.
La alerta principal de este tipo de emisión de dinero es el efecto que pueden tener en la inflación y por ende afectar a la clase media y baja de manera desproporcionada. Sin embargo, el presidente del Banco Central Rodrigo Cubero, aseguró que la inflación no va a ser el resultado de este mecanismo porque es algo temporal, que en 90 días debe ser revertida -como parte de las condiciones-.
Sin embargo, usar las letras por primera vez en tantos años despierta la duda.
En caso de que el país recurra a estas emisiones más de una vez, el crecimiento de la inflación sería inevitable de acuerdo con Villalobos. Usarlas una única vez y de forma extraordinaria como promete el Gobierno igual podría terminar en inflación. Para que la promesa Hacienda y el Central sea creíble tiene que usarse en conjunto con otras medidas fiscales, por ejemplo la aprobación de la reforma tributaria y más medidas de contención del gasto público.
El peligro de este proceso para los economistas es claro y está en emitir más dinero.
Si bien es cierto que el último uso de las letras del tesoro fue en el 94, en la crisis de los 80 también se utilizó la emisión monetaria. En ese momento, quedó demostrado que no es un mecanismo deseable porque se cumplieron los pronósticos: la inflación subió y con ella las tasas de interés, el tipo de cambio y los precios en general.
En otros países también hay ejemplos claros de que la emisión monetaria para atender deudas, generar inversión pública o atender obligaciones no resuelve nada, según Villalobos. Si bien a corto plazo podría ser una solución, a largo plazo solo va a inflar precios que tendrán que pagar todos los consumidores.
Otra consecuencia más severa de la emisión de divisas es la ilusión monetaria: la gente tiene mucho dinero pero en realidad ese dinero no tiene poder de compra. Ejemplos recientes de esto son las situaciones vividas por Zimbabwe o Venezuela donde se llegó a la emisión de billetes de altísimo valor pero que no alcanzaban para compras básica.
¿Qué pasa si el Gobierno no le paga al Banco Central?
Si Hacienda no cumple con el plazo de los 90 días que exigen las Letras del tesoro, el financiamiento del país se va a restringir de una manera masiva. La dinámica del flujo de caja del Gobierno Central podría quedar seriamente comprometido según Garita. Esto es importante dado la necesidad que tiene Costa Rica de recurrir a deuda. Para la propuesta de Presupuesto Nacional del 2019 la deuda cubre el 53% de los gastos.
En caso de que el país no pueda recurrir a más dinero, la opción de negociar con organismos internacionales podría tomar fuerza. Esos préstamos serían condicionados a ejecutar reformas estructurales, como por ejemplo la del empleo público o la aprobación del plan fiscal. Sin embargo, estas medidas serían apenas “brochazos” en comparación con lo que podrían exigir organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), de acuerdo con Garita.