Los millennials, acostumbrados a romper moldes, a cambiar paradigmas y a ser disruptivos, enfrentan el reto de abrirse espacio en el mercado laboral de Costa Rica. Para lograrlo, tendrán que competir cuerpo a cuerpo con generaciones más experimentadas.
Los resultados juegan en su contra. Quienes nacieron entre 1986 y 1999 están asediados por el desempleo, reciben los salarios promedio más bajos del país en relación con otras generaciones y cargan sobre sus hombros con la responsabilidad de sostener las pensiones de la población de adultos mayores más grande en la historia de Costa Rica.
Las alertas las encendió el más reciente Informe Estado de la Nación 2018, publicado la mañana de este martes y del que surgen algunas conclusiones y contrastes sobre el presente y el futuro de los millennials.
La generación con mayor nivel de escolaridad promedio (10,1 años), enfrentó la tasa de desempleo más alta en 2017.
Los millennials, quienes tienen una mayor porción de personas que dominan un segundo idioma, reciben los salarios más bajos con respecto a otras generaciones.
El 27% de las personas de esta generación no está asegurada y tampoco cotiza para los regímenes de pensiones. Entonces surge la pregunta: ¿cómo podrán soportar el peso de las jubilaciones de la población de adultos mayores más grande en la historia del país?
Los datos no son halagüeños para una generación millennial acostumbrada a marcar la pauta, a transformar la cultura laboral de las empresas y, sobre todo, a generar cambios en todos los ámbitos de sus vidas.
El estudio de Gentico de la firma Unimer, presentado en diciembre del 2016, demostró que los millennials no tienen como prioridad el matrimonio, prefieren ser trabajadores independientes, una amplia mayoría es bilingüe, son los principales compradores por Internet, le gusta más viajar y no son muy aficionados de la idea de comprar una casa, mejor la alquilan.
Sitiados por el desempleo
Los millennials están sitiados por el desempleo. Se trata de una generación joven que inició su vida laboral en el 2000 y que debe competir con dos generaciones más grandes y de mayor experiencia laboral como la X (1962-1973) y el segundo grupo del baby boom (1974-1985).
En 2017, los millennials apenas representaban el 33% de las personas ocupadas del país y el 61% de los desempleados de Costa Rica.
Es importante aclarar que históricamente las personas más jóvenes tienen una tasa de desempleo más alta, sin embargo, para el caso de los millennials -o generación Y- este indicador aumentó de forma acelerada.
La tasa de desempleo para este grupo era del 13% en 2017, mientras que las de las generaciones primer baby boom, X y segundo baby boom rondaban entre 4% y 5%.
Si se hace un zoom in a los millennials de 20 años, la tasa de desempleo aumenta al 18% y duplica el 9% que registró la generación X.
La evidencia del Informe Estado de la Nación 2018 demuestra que los más jóvenes enfrentan condiciones más difíciles en comparación con las que vivieron sus antecesores a los 20 años.
El cambio en la estructura demográfica del país incide directamente en el desempleo. Si la población crece de forma acelerada -como ocurrió con los primeros baby boom (1950-1961)-, la cantidad de mano de obra disponible aumenta y eso genera presiones sobre la tasa de desempleo.
Por el contrario, a medida que el cambio demográfico avanza y la población envejece, las presiones sobre la tasa de desempleo disminuyen, y más tarde, también se reducirá la cantidad de personas en edad de trabajar.
Además de la demografía, existen otros factores que inciden sobre el desempleo, como lo son la participación laboral y los puestos de trabajo disponibles.
Entre 1987 y 2017, las oportunidades de trabajo que generó la economía para las personas más jóvenes crecieron a un ritmo menor al promedio nacional y, durante todo el periodo, ese grupo tuvo tasas de desempleo más altas.
La participación laboral de las personas menores de 25 años se redujo significativamente a partir del 2006.
El factor demográfico se manifiesta con un énfasis especial en los jóvenes de entre 18 y 25 años, se trata de un grupo poblacional que empezó a reducirse en el 2014, mientras que el total de personas en edad todavía crece.
Esta situación pone en evidencia que la menor participación laboral y los cambios demográficos podrían favorecer que el desempleo en los más jóvenes disminuya, a pesar de que no se relaciona con la creación de más puestos de trabajo, sino más bien, con el tamaño de este grupo y la búsqueda de empleo o la ocupación de puestos de laborales.
Más preparados, pero ganan menos
Los jóvenes de la generación Y son más preparados y un grupo importante de ellos domina un segundo idioma, pero ganan mucho menos si se comparan con personas de otros grupos generacionales.
El nivel de escolaridad promedio de un millennial es de 10,1 años, mientras que en la generación X era de 9 años y en los segundos baby boom, de 10 años.
Su dominio de un segundo idioma, seguramente inglés en la mayoría de los casos, también es más elevado.
El 16% de los millennials hablan otro idioma, frente al 8% de la generación X y el 13% de los segundos baby boom.
Eso sí, pese a su buen nivel de formación educativa y su alto dominio de un segundo idioma, los millennials tienen el ingreso promedio mensual más bajo en comparación con otras generaciones.
Mientras que una persona de la generación del milenio gana ¢395.000 en promedio cada mes, los de la generación X reciben ¢569.000 y los del segundo grupo de baby boom ¢553.000.
El nivel de ingresos de los millennials equivale al 71% del promedio que reciben las personas del segundo baby boom.
El bajo nivel de ingresos de las personas de la generación Y se explica por poca experiencia laboral, pero también por falta de oportunidades para conseguir empleo.
La mayoría de los millennials trabaja en comercio, en el sector privado y, principalmente, en microempresas.
Responsables de las pensiones del futuro
Casi un tercio de los millennials no está asegurado ni cotiza para algún régimen de pensiones. El mercado laboral tampoco les ofrece más puestos de trabajo, a pesar de que tienen una mejor preparación educativa.
Estas condiciones representan un riesgo latente porque los millennials deben soportar sobre sus hombros el peso de las pensiones de dos de los grupos de generaciones más grandes en toda la historia de Costa Rica.
Los jóvenes del milenio son los responsables de cotizar para pagar las jubilaciones de las generaciones X (1962-1973), y más tarde, las de los segundos baby boom (1974-1985).
Cuando la población de un país envejece se deben adaptar los servicios de salud para los adultos mayores, pero también es necesario crear más empleos para generar aportes que sostengan los regímenes de pensiones a largo plazo.
El país inició hace varios años una discusión sobre la sostenibilidad de sus regímenes de pensiones. Los primeros pasos se dieron en 2016 con la reforma al régimen con cargo al presupuesto nacional y, en 2017, con los ajustes al sistema del Poder Judicial.
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La urgencia de aprobar la reforma fiscal relegó a un segundo plano la necesidad de modificar el régimen del Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), al que ya se le han aplicado algunos parches, pero todavía requiere cambios sustanciales.
En la coyuntura actual, el país debe apostar por un incremento en la productividad para impulsar un mayor ritmo de crecimiento económico que se traduzca en más empleo -para los millennials- y que permita generar aportes para sostener los regímenes de pensiones en el futuro.
Nota del redactor: El Informe Estado de la Nación 2018 utilizó los grupos generacionales identificados como primer baby boom (1950-1961), generación X (1962-1973), segundo baby boom (1974-1985), millennial (1986-1999) y generación Z (2000-2017) y se definieron de acuerdo con la tendencia de nacimientos en Costa Rica.
La aclaración cobra importancia debido a que muchas veces se hace referencia a estos grupos según fenómenos que ocurrieron en otros países como Estados unidos. Sin embargo, apunta el informe, las características de la transición demográfica son propias de cada población debido a que suceden en momentos distintos.
En el caso del estudio Gentico de Unimer, redefine las generaciones en Costa Rica con nombres diferentes a los que se utilizan generalmente. Por ejemplo, la generación millennial fue renombrada como “digital”.