El Fondo Estatal para la Educación Superior (FEES) no es un monto cualquiera. El presupuesto de las universidades públicas está nutrido directamente por el Gobierno Central y representa el 20% del total del dinero que recibe el Ministerio de Educación Pública (MEP).
El mandato constitucional de otorgar el 8% del PIB a educación pública no se ha cumplido, pero en medio del crítico estado de las finanzas públicas, el FEES sí ha logrado raspar la olla y conseguir año con año, más dinero.
Aunque el presupuesto creció en promedio un 8,91% cada año entre 2009 y 2018, es un crecimiento que sobrepasa el aumento en la matrícula de las casas de estudio y de los diplomas que entregan.
El Financiero utilizó datos facilitados por el Consejo Nacional de Rectores (Conare) para estudiar el comportamiento de estos indicadores en los últimos años. Las cifras del FEES de cada año se trajeron a valor presente para calcular el crecimiento real.
Por inercia
Parte fundamental del proceso para asignar el dinero del FEES –que luego se repartirá entre la Universidad de Costa Rica (UCR), Universidad Nacional (UNA), Instituto Tecnológico (TEC) y la Universidad Estatal a Distancia (UNED)– es la negociación.
Cada cinco años los rectores de los cuatro centros de estudio se reúnen con los ministros de turno en las carteras de Educación, Hacienda, Planificación y Ciencia y Tecnología. Mientras esas reuniones sirven para definir el comportamiento del fondo durante el quinquenio, anualmente hay encuentros específicos para detallar el monto correspondiente del año por venir.
Lo que se mantiene invariable es la división del dinero entre las casas de estudio. La UCR recibe un 57,79% del total del FEES, la UNA un 23,40%, el TEC un 11,3% y la UNED el 7,51%.
Por ley el fondo total debe crecer como mínimo el monto de inflación que reporte el país. No importa si hay crisis fiscal, tampoco si el Gobierno está en campaña de austeridad. El presupuesto de las universidades públicas va a subir año con año por default.
Este mandato constitucional se ha respetado a rajatabla.
En promedio, el fondo creció un 8,91% al año del 2008 al 2018 con cifras traídas a valor presente. A pesar de que en los últimos años ese crecimiento ha sido más cauto producto de la situación fiscal del país, en años anteriores las cifras son mucho más abultadas. por ejemplo entre 2008 a 2009 el FEES creció un 26,37%.
En el 2015 también se registró un incremento significativo del 14,40%.
El presupuesto aprobado para el 2019 es de ¢511.155 millones, con una variación del 3% respecto al del 2018. Ese porcentaje se calcula con base en la inflación proyectada para el cierre del año.
Mientras tanto, el crecimiento de la matrícula de estudiantes en las universidades públicas junto a los diplomas otorgados por los centros, han presentado números rojos incluso de dos cifras.
Matricula y diplomas
Entre el 2000 y el 2017, en cuatro años el TEC experimentó un decrecimiento en la cantidad de estudiantes matriculados, según datos de Conare. En el 2018, de acuerdo con datos suministrados por la misma universidad, hubo un crecimiento importante del 3,85%.
No es un comportamiento extraño. La dinámica se repite de manera constante en los demás centros de estudio que dependen del FEES.
La UNA pasó por etapas similares, del 2000 al 2017 la matrícula tuvo decrecimiento en tres períodos y la UNED vivió la misma situación en cinco de los años analizados (con un pico de -12,52% en 2007). La matrícula en la Universidad de Costa Rica solo cedió en uno de los años analizados.
Estos picos negativos en matrícula afectan negativamente el promedio de las casas de estudio superior. Ninguna registra un crecimiento anual promedio entre el 2000 hasta el 2017 que supere el 3%. La UCR alcanzó un 2,54%; el TEC 1,91%, la UNA 2,65% y la UNED 2,94%.
Pasa algo similar con los diplomas otorgados. Contrario al rápido desarrollo del FEES, entre el 2000 hasta el 2016 -último dato actualizado por Conare- solo el Tecnológico superó el crecimiento interanual promedio del 3%. El comportamiento de los diplomas entregados es muy volátil. Si bien es cierto que en promedio se mueven al alza lentamente, tienen años con grandes picos y otros con caídas estrepitosas.
Por ejemplo el TEC logra acuñar ese crecimiento debido justamente, a grandes brincos. Mientras en el 2009, 2011 y 2013 tuvo decrecimientos que superaron el 10%; en el 2002, 2005 y 2010 la entrega de diplomas creció en más de un 20%.
Por otro lado, la Universidad de Costa Rica es la que maneja el porcentaje más bajo de crecimiento interanual con un 2,12%, pero a la vez es el centro de estudio con los datos más estables. Si bien es cierto que tiene decrecimientos en la entrega de diplomas en algunos años, en ninguno la caída supera el 6%. Por ejemplo, del 2015 al 2016 decrecieron en 5,46%. Esto significó 315 diplomas menos entregados entre un año y otro.
¿Por qué el FEES crece y crece?
Ante el crecimiento sin pausa del fondo el argumento de las universidades públicas es que no se puede hacer una correlación directa entre el aumento del dinero y la cantidad de estudiantes matriculados o graduados. Así lo consignaron tanto la UCR, el TEC y la UNA.
Las universidades estatales no tienen como un único fin la enseñanza. En los estatutos orgánicos de los centros de estudios, figuran también la investigación y la acción social. Estas áreas también demandan de recursos para sus respectivas actividades.
Así mismo, hay un aumento en los recursos usados para becas estudiantiles. En la Universidad de Costa Rica entre el 2012 y el 2018 los recursos asignados pasaron de ¢8.300 millones a ¢26.500 millones.
En el TEC por su parte, señalan que parte importante del presupuesto de los últimos años se utilizó en el lanzamiento de carreras nuevas de ingeniería en sedes regionales. Estos desarrollos requirieron “altos costos en infraestructura”.
Hay otro rubro importante que también crece año con año: las remuneraciones, que se llevan una buena tajada de los presupuestos.
Por ejemplo, la partida de remuneraciones salariales -donde entran los salarios bases, anualidades, horas extra, dietas y otros incentivos- representó un 58,58% del presupuesto de la UCR en el 2018. Es el monto más bajo de los últimos años. En promedio desde el 2011 al 2018, las remuneraciones dentro de la Universidad de Costa Rica acapararon un 61,82% del presupuesto. Crecieron a un ritmo del 5,25% interanual.
Caso similar vive la Universidad Nacional. Del 2015 al 2018, tomando en cuenta los montos dentro de la liquidación presupuestaria -es decir, lo que cada año el centro recibió- y el presupuesto del 2018 -aún sin liquidación-, la partida de remuneraciones de empleados de la UNA creció un 5,66% interanualmente.
Dentro de las remuneraciones, hay rubros que crecen más que los salarios base. Mientras los sueldos fijos -donde están incluidos el salario base, los derechos adquiridos y los reajustes por reasignación- aumentaron en la UCR interanualmente un 3,85%, el incremento de los pluses fue mucho más acelerado.
Los incentivos salariales de los empleados de la UCR crecieron un 7,08% y representan un 30% en promedio, de los presupuestos de los últimos siete años. Más aún, la retribución por años trabajados -rubro donde está incluida la anualidad- creció un 8,25% en promedio, porcentaje más similar con el crecimiento del FEES.
La UNA maneja movimientos casi idénticos. Mientras las remuneraciones básicas crecieron un 5,48% del 2015 al 2018, los incentivos aumentaron interanualmente un 6,42% en el mismo lapso.
Es decir, una amplia tajada del presupuesto universitario está asociado a rubros que crecen y crecen anualmente. Solo en la Universidad de Costa Rica, estos representan más de la mitad del presupuesto de cada año.
La Universidad de Costa Rica declaró que “el porcentaje de los recursos que se utiliza para el pago de salarios de personal docente y administrativo se ha mantenido según las proyecciones de la Institución”. Aseguran que no se han reducido las posibilidades de incrementar matrícula o títulos, sino que parte del crecimiento del FEES se ha utilizado en actividades sustantivas de la Institución.
El TEC por su parte señaló que con el crecimiento del FEES para el 2018 y 2019, “no se compensa el crecimiento de la masa salarial, particularmente porque en la academia existe la carrera de méritos por la obtención de grados académicos y el aporte en investigación”.
Presupuestos difíciles de controlar
Parte importante del cómo se invierten los presupuestos -de las universidades o de cualquier otra institución- es el control que se ejerce sobre los mismos. Sin embargo, en cuanto a los dineros universitarios hay una triada de gobernanza sobre el mismo.
Mientras el MEP es el encargado de asignar los montos, las universidades le rinden cuentas directamente a la Contraloría General de la República sobre el gasto, pero no al Ministerio. Al mismo tiempo las casas de enseñanza tiene autonomía administrativa.
Es decir, el MEP da el dinero, las universidades lo gastan como consideren conveniente para luego informar a la Contraloría sobre estos gastos. Con un manejo en tres partes, es difícil tener claro si la administración de los fondos es la mejor.