Comprar una propiedad o casa es una meta de vida para muchas personas en el mundo físico, pero ahora ese sueño se traslada también a la virtualidad. El metaverso está provocando un cambio radical en diversidad de industrias y una que está viviendo un boom es la de los bienes raíces.
El metaverso es el siguiente nivel de Internet que promete revolucionar la forma en la que nos relacionamos, replicando las actividades del mundo físico a través de avatares y con implementos como visores de realidad aumentada.
Invitar a los amigos o colegas a una casa virtual es ya una posibilidad. En algunos de los mundos virtuales existentes se pueden comprar parcelas virtuales para construir un sinfín de desarrollos, desde una casa hasta una tienda o un lugar para conciertos.
LEA MÁS: Negocios en el metaverso: cómo el entorno virtual abre un mundo de posibilidades para las marcas
Esta industria, sin embargo, plantea dilemas legales y regulatorios que todavía siguen sin aclararse. Estados Unidos es el país que más ha avanzado en un intento por plantear una regulación.
El boom virtual
La compra y venta de terrenos virtuales se está dando en plataformas como The Sandbox, Decentraland o Somnium Space, un mercado impulsado principalmente por usuarios jóvenes acostumbrados a compras digitales.
Los compradores de “tierras” se hacen dueños de estas, tal como sucede en el mundo físico. Con la web 3.0, la propiedad del contenido deja de ser de la empresa y pasa a ser del individuo, un principio de estas plataformas que abogan por la descentralización.
Las parcelas virtuales varían de tamaño: parten desde el más pequeño de 1x1, pero se pueden juntar varias parcelas, incluso hasta formar terrenos de 16 o 32 parcelas. El 1x1 equivale a unos 96 metros cuadrados en The Sandbox y a unos 16 metros cuadrados de Decentraland, según un análisis de Fortune.
Las transacciones en estos metaversos suelen hacerse en ethereum, la segunda criptomoneda más popular después del bitcóin. Una parcela de 1x1 ronda los 1,72 ethereum en The Sandbox y cerca de 1,9 en Decentraland, cifras que se traducen a $2.700 y $3.000, respectivamente, según el valor actual de esa moneda virtual.
Sin embargo, como en el mundo real, el valor final depende de la ubicación del lote, del tamaño y de la oferta y demanda.
LEA MÁS: Metaverso y videojuegos se mezclan: ¿por qué debe interesar a otras industrias?
“Los precios de los terrenos virtuales han conocido un gran aumento al final del año pasado y hoy están regresando a niveles más moderados. Empresas llegaron a invertir varios millones de dólares en terrenos virtuales. Una compra más común anda entre los $5.000 y los $100.000″, comentó Gilles Maury, prospectivista y anteriormente consultor de Deloitte en temas tecnológicos.
En este proceso intervienen tres actores: el inversionista, es decir, el comprador; el diseñador o arquitecto, y los jugadores. La persona que compra un terreno puede hacer uso de un software para crear por sí mismo el inmueble virtual o contratar a un arquitecto virtual. Los inversionistas se esmeran en crear sitios llamativos para atraer a jugadores, los cuales pueden “alquilar” el espacio para hacer eventos en él y, así, rentabilizar su terreno virtual.
“Es toda una economía que se está creando dentro de los metaversos”, contó Rogelio Martínez, inversionista en varios de estos metaversos y CEO de Blockchain Guard, una empresa encargada de la distribución de equipo de criptoseguridad.
Martínez mencionó como ejemplo al rapero Snoop Dog, quien hace conciertos dentro del metaverso en propiedades virtuales y en los que se cobra una entrada. Esto genera ganancias para el dueño del “terreno”, el arquitecto que creó el sitio y el propio artista.
Los costos de los terrenos virtuales actualmente son inferiores a los que existían antes de la crisis de las criptomonedas de este año, que provocó una desaceleración del mercado inmobiliario virtual.
Para Maury, estamos entrando en un “invierno del metaverso”, que servirá para consolidar las iniciativas de negocio y hacer más sanas las inversiones para el futuro del metaverso.
Pero, ¿por qué comprar un terreno virtual? Bueno, los jugadores de videojuegos habituados a compras virtuales en estos mundos tienen la respuesta más fácil. Pero otras personas entran para ir entendiendo los cambios de hábitos de las personas, o bien para lucrar con la economía digital que ya opera en los metaversos.
“Comprar un terreno hoy es ir aprendiendo y conociendo un mundo nuevo en proceso de creación colectiva. Es clave para muchas empresas no dejar pasar la oportunidad de ser un actor en este proceso desde ya”, afirmó Maury.
El perfil de los compradores va más allá de los jugadores de videojuegos 3D. También hay inversionistas tempraneros que esperan un retorno sobre la inversión, profesionales del metaverso, famosos con capacidad para invertir y generar “bulla” y hasta empresas que buscan posicionarse o generar un modelo rentable, como el sector de la moda.
Toyota o Nissan son dos de las empresas que han abierto la puerta hacia el metaverso. Venden autos virtuales pero también tienen agencias donde programan citas de pruebas de manejo que luego se realizan en el mundo físico. Nike es otra que ha hecho activaciones donde ha combinado la venta de tenis virtuales con tenis físicas.
LEA MÁS: El metaverso se matricula en clases de inglés
¿Hay algo en Costa Rica?
En Costa Rica todavía no hay actores haciendo grandes inversiones en este campo dentro del metaverso.
Sin embargo, sí hay casos en los que se combinan activos en blockchain con proyectos físicos reales, aunque aún es un terreno poco explorado.
Por ejemplo, algunos proyectos de bienes raíces han lanzado tokens no fungibles (NFT, por sus siglas en inglés), cuya compra permite el uso de las instalaciones de un hotel por un periodo en específico o convierte al inversionista en socio.
No obstante, Martínez apuntó que adecuar la legislación sigue siendo un reto, pues la compraventa de un token que está enlazado con una propiedad no significa que se actualiza en el Registro Publico.
Por eso, el especialista llamó a tener cuidado con este tipo de anuncios de propiedades tokenizadas.
Dilemas
El auge del metaverso y de los bienes raíces virtuales deja a su paso cuestiones legales abiertas que faltan por dilucidar.
Actualmente no existe regulación de bienes raíces netamente del metaverso. En Estados Unidos se ha abierto el debate en dos campos: los NFT están siendo considerados como commodities, mientras que los tokens se están relacionando más a una regulación financiera.
Los NFT garantizan la autenticidad del título de propiedad, pues se basan en tecnología blockchain. También existe la posibilidad de generar smart contracts para ceder un porcentaje de un valor de reventa al propietario inicial sin necesidad de intervención de un tercero.
“Esta dinámica representa una amenaza para actores que hoy son intermediarios en la cadena de valor y podrían ser eliminados de la misma”, apuntó Maury.
Otra área de regulación es la fiscal. En países desarrollados, las inversiones en el mundo virtual, así como las operaciones de compra y venta, deben ser declaradas e implican deberes tributarios.