¿Por qué las personas que realizan teletrabajo están sufriendo mayores problemas de fatiga, agotamiento y estrés si están expuestos a la misma cantidad de pantallas de dispositivos en su casa que en la oficina?
Los síntomas son variados y van desde problemas de sueño, agotamiento crónico, baja ilusión por el trabajo, sensación de desgaste o síndrome de desgaste ocupacional (burnout).
Claramente las empresas y su personal reconocen que el trabajo remoto garantizó el funcionamiento de diversas operaciones, desde atención a clientes a labores administrativas, así como permitió mantener el empleo y la seguridad por el riesgo de contagios de Covid-19.
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Pero al menos un 58% de las personas en teletrabajo estarían sufriendo desgaste ocupacional, una perte en niveles intermedios o altos, debido a la exposición y uso de dispositivos, según el Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica. “Las personas están desarrollando altos niveles de estrés laboral”, afirma Eugencia Gamboa, especialista en psicología laboral, representante del Colegio y de la firma PsicoEmpresarialCR.
El fenómeno es también internacional. Un estudio de Microsoft de marzo pasado indicó que, a nivel global, el 54% de los teletrabajadores reportan sentirse con exceso de trabajo y agotados (39%) y aumento de estrés (por la extensión de las reuniones virtuales o cuando se realizan varias consecutivas). La firma anunció nuevas funcionalidades para la gestión de los tiempos en sus herramientas de oficina y videoconferencias.
Microsoft sostiene que la mayoría de las personas esperan pasar más tiempo con sus colegas de trabajo en la oficina, una vez pase la pandemia, pero desean que se mantengan las opciones de trabajo flexible o híbrido.
Google, que anunció un retorno paulatino de sus colaboradores a las oficinas, también anunció nuevas funcionalidades para que su herramienta de videollamadas Meet sea “más inmersiva, inclusiva y productiva”, apoyándose en inteligencia artificial.
Es crónico
Localmente las firmas consultadas reportan que sus clientes manifiestan preocupaciones sobre el fenómeno, lo que es un indicador de “que algo están viendo”.
En la oficina las personas también tienen sobreexposición a múltiples pantallas. Pero hay momentos de interrupción: traslados casa-oficina, para ir al baño y almuerzos, cafés y conversaciones con colegas de trabajo. En casa las fronteras entre espacio laboral y personal están diluidas.
“En la casa uno puede aplicar lo mismo”, advirtió Fernán Gallegos, socio director de Nework Rules, una firma especializada en teletrabajo. “Lo que pasa es que no siempre se hace, uno está más tiempo en un solo lugar y no socializa con tanta gente”.
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El informe Tendencias de Capital Humano 2020 de Deloitte indica que el 80% de 9.000 personas encuestadas demandan ambientes laborales con las condiciones necesarias. Asimismo, el reporte Tecno-Estrés 2020 del Instituto de Seguridad y Bienestar Laboral Europeo indicaba que la ciberfatiga es desencadenada por las altas cargas de trabajo, ritmos de ejecución acelerados por cambios repentinos de tareas y directrices comunicados por medio de plataformas que generen inseguridad.
En la casa la sobreexposición ininterrumpida a los dispositivos, el exceso de luminosidad, las malas posturas y los hábitos incorrectos se suman a la presión por demostrar la valía laboral y que se cumplen horarios, tareas y metas (se detecta un incremento de hasta 40% de la jornada diaria, según Deloitte), en momentos de problemas de empleo.
Aparte del impacto en productividad, el rendimiento y el cumplimiento, el agotamiento mina la atención, la motivación, la satisfacción laboral, la participación, el interés, la proactividad y las destrezas cognitivas y analíticas, y la sensibilidad ante el riesgo (como en el caso de la ciberseguridad por errores o descuidos involuntarios).
“Ahora siempre estamos conectados: a nuestros amigos, a las noticias y cada vez más a nuestro trabajo. Para muchas personas el tirón de la tecnología funciona durante todo el día, desde el momento en que se despiertan con la alarma de su teléfono inteligente hasta que envían los últimos correos electrónicos antes de acostarse”, dijo Jaime Frischwasser, gerente de recursos humanos de Prodigious Costa Rica.
La ciberfatiga también está relacionada con la pérdida de energía, baja concentración, falta de claridad, emociones negativas (ira, temor, tristeza), malestares físicos (dolor de cabeza, insomnio, dolores corporales), depresión y ansiedad. Como en una bola de nieve, se suman conductas violentas, abuso de bebidas alcohólicas y sustancias ilegales, preocupaciones sobre finanzas, sedentarismo y desequilibrios alimenticios.
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Las personas también empiezan a mostrar signos de dificultades para adaptarse a los compromisos laborales, debido a que su capacidad óptima está siendo sobrepasada. “La ciberfatiga puede disminuir en forma apreciable el cumplimiento de los objetivos por parte de los trabajadores, lo cual podría incidir en los resultados del negocio”, advirtió Miguel Flores, senior de consultoría de Deloitte para la región.
Para mitigar estas situaciones las empresas y sus colaboradores deben identificarlas y tomar acciones. Pero no deben esperar a que empiecen a surgir. Las firmas especializadas recomiendan adoptar acciones preventivas, algunas de las cuales son tan simples como definir espacios para el trabajo separados de otras actividades en el hogar, como recalcó Adrián Castillo, coordinador de medicina corporativa del Hospital Metropolitano.
Las empresas deben avanzar a protocolos para labores remotas, más que limitarse al contrato de teletrabajo obligatorio. “Las empresas deben estar en una constante validación y revisión del estado general de sus colaboradores”, recomendó Teresita Obregón, gerente del área de consultoría de talento de EY.
Stephanie Mora y Gabriela Soto, gerente de talento y organización y consultora senior en gestión de PwC, respectivamente respondieron que hay algunas empresas locales que están tomando ciertas acciones para mitigar o prevenir el fenómeno. Sin embargo, son normalmente las multinacionales las que aplican acciones, muchas con programas o instrucciones que vienen de sus centros de operaciones globales.
Qué hacer |
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Recomendaciones de especialistas: |
Empresas |
Escuchar los signos de agotamiento a través de espacios, comunicación constante, herramientas de crowdsourcing, encuestas e indicadores de desempeño. |
Evitar el monitoreo tradicional de actividad y cumplimiento de horario como sinónimo de productividad y concéntrese en los resultados; definir y trabajar con objetivos y responsabilidades por equipo. |
Adoptar acciones preventivas para mitigar el impacto laboral y asegurar la ergonomía de los colaboradores en la casa. |
Establecer canales de comunicación constantes: sesiones virtuales de integración, horarios flexibles, protocolos (sanitarios, ciberseguridad y para situaciones personales). |
Implementar políticas de desconexión durante el día laboral y reforzarlas con tecnologías que ayuden a la persona a incorporar hábitos de interrupción y desconexión. |
Realizar celebraciones de fechas importantes para el equipo, revisar programas de bienestar y salud ocupacional, y definir protocolos de trabajo remoto. |
Colaboradores |
Tomar conciencia de la necesidad de aplicar buenos hábitos y prácticas de trabajo remoto. |
Reconocer situación y conversar con su supervisor para evaluar alternativas de solución (coaching, asesoría profesional externa, vacaciones, reasignación de cargas y de funciones). |
Incorporar interrupciones periódicas para paseos cortos, apoyándose en dispositivos como relojes con alarmas de movimiento. |
Adoptar buenas prácticas: defina el lugar de trabajo, no sobrepase horarios (salvo emergencias), tenga espacios de comunicación personal, cumpla horas y defina espacios distintos para comidas, realice ejercicios o actividades de esparcimiento (yoga, jardinería, música, lectura). |
Desconectar completamente los dispositivos en actividades de ejercicios o esparcimiento. |
Definir espacios físicos en su hogar que sean libres de dispositivos. |
Establecer agendas de trabajo y pautas de interacción familiares, de descanso y sueño. |
Identificar red de apoyo con personas de confianza que puedan acudir en casos de requerir ayuda. |
Reducir distractores durante la jornada laboral: redes sociales personales, videojuegos y otros. |
Prestar atención a estados anímicos y solicitar ayuda profesional en caso necesario. |
Fuente: Colegio de Profesionales en Psicología, Deloitte, EY, Hospital Metropolitano, Nework Rules, Prodigious y PwC |