Adrián Quesada es un ingeniero electrónico que decidió mezclar sus conocimientos tecnológicos con sus deseos de dejar un aporte para las personas que padecen alguna discapacidad.
Quesada trabajó durante los últimos siete meses en el desarrollo de la primera prótesis biónica que se hace en Costa Rica a partir de una impresora 3D.
Con el resultado de las impresiones, sensores de última tecnología y motores lo suficientemente poderosos para tener capacidad de agarre, nació esta prótesis.
"Este proyecto demuestra que se pueden hacer cosas de alto nivel en nuestro país como individuos con pocos recursos y sin la necesidad de tener laboratorios o súper máquinas de producción, lo único que es necesario es una idea, determinación y perseverancia", afirmó Quesada.
Nueva Oportunidad es el nombre del proyecto y el cual tiene como objetivo fomentar el apoyo entre los interesados desde sus diferentes aptitudes. Por ejemplo, si un tatuador está interesado en colaborar, se le pueden enviar las piezas para que plasme sus diseños en la prótesis y así dar un toque personalizado; profesionales en tecnología también podrían incorporarle mejoras a la prótesis o bien se pueden hacer donaciones de dinero.
Los elementos diferenciadores con los que cuenta la prótesis son su precio y la facilidad para adquirirlas.
Confeccionar este dispositivo tiene un precio de $500. El precio de una prótesis de este calibre en otras partes del mundo supera los $2.000.
El proyecto se encuentra bajo la licencia gratuita Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 International, la cual está disponible en el sitio web de Nueva Oportunidad. La programación que hace posible todos los movimientos también puede ser descargada desde el sitio.
Al ser una licencia abierta, cualquier persona que tenga una impresora 3D la puede confeccionar. Con respecto a la tecnología necesaria para su funcionamiento, Quesada es el encargado de coordinar los pedidos, debido a que las materias primas deben importarse.
"Esta tecnología es muy reciente en el mercado, esto quiere decir que hace un año y medio esta prótesis no hubiera podido hacerse".
Adrián tiene la aspiración que muchas más personas se puedan unir al proyecto para perfeccionar el dispositivo biónico.
De momento este ingeniero trabaja en una prótesis para un niño de tres años, quien se convertiría en el primer beneficiado con esta tecnología.