Luisa Esquivel Valderrama y Alex Siles Loaiza fundaron Quality Developments Consulting hace diez años y querían crecer, pero no lo lograban a pesar de tener la experiencia, la preparación, software especializados y buenas referencias en el sector financiero. Entonces decidieron buscar asesoría.
La compañía ahora está ampliando su cartera de clientes desde los bancos y seguros a otros sectores y empieza a dar el salto en el mercado centroamericano y suramericano.
"El día a día nos comía", explicó Luisa Esquivel. "Somos pequeños, hacemos todo y necesitábamos una tercera opinión para saber si estábamos bien y si los productos tenían futuro".
Luisa y Alex son informáticos que coincidieron en varios trabajos después de haber terminado sus estudios en la ahora Universidad Centofec y en la Universidad Latina, respectivamente.
Trabajaron primero en una desarrolladora de software llamada Dimsa, hasta el 2005, luego en el Banco de Costa Rica (BCR) y en una corporación global cuya división de informática se denomina Acme.
En el año 2008 crearon su propia firma al percatarse de que pocos informáticos conocían el sector financiero y sus complejidades. "Vimos una oportunidad de mercado", dijo Alex Siles.
Primer contrato
Ella, oriunda de San Pablo de Heredia, es divorciada y tiene una hija. Él, de Cartago, es casado y está por terminar un postgrado.
Con la experiencia que tenían no les fue difícil ganar una licitación en el mismo BCR. Mientras sus competidores únicamente ofrecían servicios de programación, Alex y Luisa con Quality ofrecían programación y consultoría.
El primer contrato era para actualizar, incluir nuevas funcionalidades y desarrollar aplicaciones de la plataforma del banco para sus divisiones: la sociedad administradora de fondos de inversión (SAFI), pensiones, puesto de bolsa y custodia de valores.
Duraron tres años y terminaron obteniendo recomendaciones.
Los llamaron del Banco Lafise para soporte de sistemas y del Instituto Nacional de Seguros (INS), para un proyecto en el puesto de bolsa. También en el INS los contrataron para un sistema de la SAFI y del sitio web del puesto.
Los proyectos siguieron en el Banco Popular, el Grupo Financiero Acobo, Coopeservidores y el Grupo Prival, en las áreas de fondos inmobiliarios, soluciones para alertas de lavado de dinero y gestión de fondos.
Todos estos contratos ayudaban a mantenerse. "No creciamos", afirmó Siles. "Somos informáticos. Los proyectos llegaban por referencias y nos consumían".
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Diagnóstico
En el año 2017 participaron en una convocatoria de la incubadora ParqueTec y de GN Plus, la aceleradora del Grupo Nación al que también pertenece EF.
Tras el proceso de selección, se realizó un diagnóstico que duró tres meses y se planteó la necesidad de promocionar los productos, afianzar la relación con otras firmas aliadas y dirigirse a nuevos segmentos.
El dignóstico reveló el potencial que se tenía con los software de gestión de riesgo financiero y operativo, de prevención del lavado de dinero y de administración de portafolios de inversión, ya sea bajo la modalidad de instalación de los sistemas (on premise) o en la nube (basándose en la plataforma Azure de Microsoft).
Parte de ese potencial ya se venía mostrando con contratos que Quality fue logrando durante el 2017 con Aldesa, Credilat (la financiera del Grupo Monge) y Zürcher, Odio & Raven, que adquirieron algunos de sus soluciones y servicios.
En Guatemala ya tienen un cliente y esperan incursionar durante lo que falta de este año 2018 en El Salvador, Nicaragua, Panamá y Perú, mercados donde ya hay contactos.
"Es un ordenamiento total", dijo Luisa. "Desde que salimos de la universidad nos enfocamos en finanzas y no veíamos oportunidades en otros mercados".
La firma cuenta con una planilla de diez colaboradoradores en la actualidad.
Aparte de su formación en computación, Laura tiene una maestría en administración de proyectos de la Universidad de la Cooperaciona Internacional y Alex está concluyendo una en innovación tecnológica de la Universidad Nacional.
Para la gestión del negocio se requería una mirada ajena.
"Nos abrieron los ojos para preguntarnos sobre el valor agregado, el beneficio para el cliente y el propósito de la empresa. Sabíamos que había un hueco en el mercado, que teníamos el producto para cubrirlo y que sólo necesitábamos enamorar a los clientes", afirmó Alex.