“Aún más” podía ser el lema del 5G, la próxima generación de tecnología móvil: más rapidez, mayor rendimiento y cobertura para conectar más a las personas y los objetos, desde médicos hasta rastreadores pasando por automóviles.
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¿Cómo funciona el 5G?
Al igual que las anteriores tecnologías móviles, el 2G (o GSM), 3G y 4G (LTE), el 5G se basa en frecuencias de radio, las mismas que para la televisión, los walkie talkies, el wifi o los mandos de los garajes.
Utiliza bandas de frecuencias que permiten adaptarse a numerosos usos. Pero para estar a la altura de las expectativas, el 5G debe poder apoyarse en una red más densa, lo que implica una multiplicación de las antenas, más pequeñas, en el exterior y en el interior, y el despliegue de fibra para conectar los emplazamientos, algo que ya se hace con el 4G. También se apoyará más en dispositivos e integrará un recurso a la inteligencia artificial destinado a reforzar la reactividad del sistema.
¿Para qué servirá?
Para el consumidor, el 5G supondrá un aumento de la velocidad y una mayor facilidad de navegación.
El objetivo es responder a la demanda de Internet móvil y al incremento del consumo de video en celulares, ya que éste consume mucho ancho de banda.
La industria de las telecomunicaciones también espera que el 5G permita satisfacer la creciente demanda de conectividad vinculada con la digitalización de la sociedad y de la economía.
Entre las numerosas aplicaciones para las que los operadores y los fabricantes de dispositivos esperan que se imponga el 5G como sistema preferencial de conectividad para los automóviles conectados y autónomos, la robotización, la industria 4.0, la telemedicina --y, en general, la salud conectada-- y las ciudades inteligentes.
¿Por qué se considera fundamental?
A diferencia del 4G, el 5G se desarrolló para soportar las necesidades de un gran ancho de banda en un tiempo de espera reducido.
Desde hace varios años, operadores e industriales debaten a nivel mundial para crear normas comunes que permitan tener una red equivalente en todos los lugares. La gran variedad de frecuencias que empleará, la manera en que se pensaron las antenas y la posibilidad de construir una red en franjas le permiten, en teoría, responder a todas las situaciones.
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También podrá ofrecer una cobertura a gran escala, no perder la señal en interiores o subsuelos, reducir al máximo el tiempo de respuesta y ofrecer un gran ancho de banda. Sin estas especificidades, los vehículos autónomos no podrán reaccionar en tiempo real, ni un médico realizar un diagnóstico a distancia por video, según la industria de las telecomunicaciones.
¿Qué frena su adopción masiva?
Aunque no se pone en duda que la red 5G se vaya a desplegar, quizás nunca lo sea para responder a todos los casos previstos. Y a pesar de que algunos operadores dicen que empezará a desplegarse a finales de 2018, cuando se materializará de verdad será a partir de 2020, gracias a la presencia en el mercado de celulares compatibles con el 5G, algo que aún no ocurre. Por otra parte, en muchos lugares, Europa incluida, la cobertura 4G aún no se completó y en algunos países africanos apenas está en sus albores.
Los operadores se enfrentan por lo tanto a una importante inversión y la prevista para la red 5G lo será aún más.
¿Estará adaptada a todos los usos?
Los competidores aseguran que en muchos ámbitos industriales las redes de baja velocidad y largo alcance, que consumen poca energía y transfieren pocos datos, serán suficientes. Ese sería el caso, por ejemplo, de los contadores eléctricos o de los sistemas de geolocalización instantánea. Para otros, como los vehículos autónomos, los operadores satelitales esperan hacer algo superior a la red 5G.