Costa Rica cuenta desde este año con un radiotelescopio que se dedicará a estudiar al Sol desde el Radio Observatorio de Santa Cruz (Rosac), en Guanacaste.
Se trata de un proyecto desarrollado por la Universidad de Costa Rica y que contó con el apoyo de Radiográfica Costarricense (Racsa), institución que donó la antena parabólica que estaba en desuso y que se transformó en radiotelescopio.
Las nuevas tecnologías provocan que este tipo de antenas de telecomunicaciones queden relegadas, por lo que una tendencia mundial es convertirlas en otros dispositivos.
El instrumento levantado en Santa Cruz se dedicará a estudiar las ondas de radio provenientes de la estrella mayor. La atmósfera terrestre es transparente para estas ondas que provienen del espacio, por lo que el clima no es un factor que influya.
Este estudio se inscribe dentro de la radioastronomía, una rama de la astronomía y la astrofísica que estudia todos los objetos a través de las ondas de radio.
“El espectro que emiten los cuerpos es muy vasto. Hay información que nosotros como científicos vamos a necesitar de otro tipo de frecuencia, que no podemos ver con nuestros ojos. Usamos instrumentos que nos permitan explorar qué está pasando y cómo se están viendo ciertos objetos y procesos en ese tipo de radiación, y uno de las más grandes es en ondas de radio”, explicó Carolina Salas, astrofísica e investigadora del Centro de Investigaciones Espaciales (Cinespa) de la UCR.
Este dispositivo es único en Costa Rica y en Centroamérica. Existen observatorios similares en México y Colombia, pero estudian otro tipo de objetos y no están especializados en el Sol. Además, será el primero en la franja horaria en la que se localiza Costa Rica.
El radiotelescopio capta las señales que provienen del Sol, de forma similar a las antenas que captan la señal de televisión, por ejemplo.
Esas señales se transportan a los receptores que se encargan de transformarlas en datos y en la forma en cómo los científicos los necesitan. Esos datos serán la base para las posteriores explicaciones científicas sobre los procesos que ocurren en el Sol.
Esa información abrirá las puertas de nuevos campos de conocimiento sobre ese astro que no se han podido estudiar por la falta de un instrumento así en el país.
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El equipo investigador persigue dos objetivos de investigación principales.
Uno de ellos es ampliar el rango de monitoreo del Sol, mundialmente hablando, pues para tener un estudio más completo se necesitan observatorios en distintas partes del mundo y franjas horarias.
La segunda meta tiene que ver con la investigación local: si existieran afectaciones en radares o en telecomunicaciones en Costa Rica se podrán generar datos para conocer cuál es el impacto de las ondas solares en estos fenómenos, problemas que inciden en el día a día de la población.
El equipo de trabajo aún está en proceso de finiquitar algunos detalles, por lo que no se tiene una estimación del costo. La donación de Racsa redujo la inversión, pero se debieron adquirir otros elementos como una montura especial. La investigadora acotó que esperan que el costo sea menor a los $200.000.
Estudiar el Sol
La observación del Sol ha estado presente en la humanidad desde hace miles de años, impulsada por la curiosidad de conocer qué es esa estrella que nos ilumina todos los días. Para algunas culturas, el Sol y otros astros eran figuras veneradas.
Aún hoy el Sol intriga a los científicos y los campos por explorar son vastos, a pesar de que es también el objeto más conocido del universo.
“Cada vez que nos acercamos y estudiamos nos damos cuenta que nos falta más; cada vez que hay más detalles, hay más que explicar”, contó Salas.
La académica comentó que el Sol es altamente activo e incide en todo el medio interplanetario. Interesan especialmente las tormentas solares, pues estas pueden afectar las telecomunicaciones y radares de la Tierra.
Las nuevas tecnologías no solo están ayudando a obtener datos del Sol que nunca antes se habían tenido a la mano, sino también a compartirla con la comunidad científica de todo el mundo.
Los grupos que estudian la astrofísica acceden a bases de datos y compiladores en línea, se comunican entre unos y otros o comparten datos a través de publicaciones o las mismas universidades.
Radiotelescopios como el construido en Santa Cruz existen también en otras zonas como Estados Unidos, Europa, Japón o Australia. En América Latina, sin embargo, aún es un campo poco explorado. Destacan especialmente los observatorios y las investigaciones desarrolladas en Chile y Brasil.
Costa Rica como observatorio
La instalación de este radiotelescopio se suma a otras inversiones que se han hecho por parte de empresas relacionadas a la industria aeroespacial.
En abril del 2021, la empresa estadounidense Leo Labs inauguró también en Guanacaste su radar comercial espacial más avanzado, dedicado a rastrear basura espacial.
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“La estructura tiene la capacidad de medir una bola de golf en la Ciudad de México”, describió en ese momento el astronauta costarricense Franklin Chang.
La ubicación del país y la posibilidad de generar alianzas con otros actores fueron parte de las razones para la construcción del radar en Costa Rica.
Ese potencial también lo destacó la investigadora de la UCR. Para Salas, el país está viviendo un auge tecnológico, pero aseguró que aún falta apoyo.
“El área de Guanacaste se está convirtiendo en un centro de alta tecnología y esa es una de las cosas sobre las que queremos también aportar. Articular proyectos con diferentes instituciones”, dijo Salas.