El año 2023 avanzó con dos tendencias tecnológicas que acaparan el interés a nivel global: el metaverso y el ChatGPT. En ambos casos, la pregunta básica es sobre sus avances y cómo se pueden aprovechar en los negocios, más allá de la difusión a nivel de usuarios.
“Cada negocio, según su propio estilo, va a encontrar cómo hacerlo”, dijo Oscar Gaviria, CEO de Daedalus, una firma con ubicaciones en California, Costa Rica y Colombia que se encarga de fondear (invertir en diferentes etapas) proyectos en tecnología Web 3.0, de blockchain, inteligencia artificial (IA), realidad virtual, NFT y un metaverso propio denominado Crypthia.
La firma propone a Crypthia como un metaverso “inmersivo, futurista y multientorno” para explorar espacios virtuales expansivos que se puedan monetizar mediante un sistema de economía colaborativa donde los usuarios interactúen.
El metaverso y la inteligencia artificial encabezan las tendencias señaladas como clave para este 2023 en la décimo cuarta edición del informe anual Tech Trends de la firma Deloitte. La firma había advertido el avance hacia un Internet inmersivo para el mundo empresarial, con experiencias virtuales inmersivas incluyendo el mundo digital conocido como el metaverso, y la apertura a la IA.
El metaverso
Los metaversos están en evolución con el reto de convertirse en mundos virtuales atractivos, dinámicos e interesantes, superando el limitado volumen actual de participantes, donde se pueda hacer negocios, producir movimiento financiero, y sean un lugar para divertirse y socializar.
Las posibilidades son múltiples para empresas de diferentes sectores comerciales, desde distribuidores de vehículos, cafeterías y hoteles, que pueden ofrecer experiencias y vender productos y servicios, digitales (como los non-fungible token o NFT) y físicos.
Una cafetería literaria puede explorar la construcción de podcast, escenarios audiovisuales o actividades culturales, conferencias, seminarios, ferias o exhibiciones donde los usuarios participan de manera inmersiva y compran productos que se reciben de manera física o mediante NFTs.
Las compañías ya usan los metaversos disponibles para mercadeo, con objetivos de marca y posicionamiento (como Nike), otras desarrollan sus propias plataformas (Starbucks con Odyssey) y algunas se acercan agregando funcionalidades de realidad aumentada a sus aplicaciones (Amazon e Ikea). Otro uso es en entrenamiento, capacitación y formación con la realidad virtual, como AB InBev, Bank of America y Walmart. McKinsey dice que el 80% de las firmas que usan el metaverso lo hacen en mercadeo y 75% de las firmas de turismo o sanidad para reuniones o eventos.
Gaviria afirmó que a nivel técnico hay preparación para tener metaversos operativos y útiles, no solamente motores gráficos para la emulación casi perfecta. Lo que faltaría es el desarrollo de iniciativas comerciales y su financiamiento.
Meta (la dueña de Facebook, Instagram y WhatsApp) mostró “avances” con sus avatares de Horizon Worlds (disponible en siete países: Canadá, Francia, Islandia, Irlanda, España, Reino Unido y Estados Unidos), aunque se presentaron problemas de acceso y de experiencia (avatares sin piernas o salas vacías). Además, el alcance tampoco es llamativo: 280.000 usuarios activos. Al parecer las cifras descendieron debido a la competencia de otras plataformas como Roblox, Minecraft, Fortnite, Zepeto, Avakin Like, IMVU y Rec Room.
Pese a eso Metaverse, una firma consultora en esta tecnología, señala que las plataformas de metaverso llegarán a 520.000 de usuarios en el segundo trimestre de este 2023. La inversión también aumenta.
En la industria se estima que se acumula entre $21.000 millones y $36.000 millones en inversiones desde 2017. En el año anterior la inversión se duplicó con la adquisición de Activision Blizzard por Microsoft ($69.000 millones) y el levantamiento de capital de riesgo e inversiones privadas (entre $12.000 millones y $14.000 millones), reportó McKinsey & Co.
Esta misma firma estimó que el valor del mercado relacionado con el metaverso fue de hasta $300.000 millones. En 2023 podía superar los $750.000 millones y en cuatro años llegaría hasta los $5 billones debido al atractivo de la tecnología, la disposición de los consumidores, la inversión de las empresas y los beneficios para las marcas en este espacio virtual.
El ChatGPT
Los sistemas de IA generativa captaron $238.300 millones de capital de riesgo de Estados Unidos en 2022, según PitchBook y la Asociación Nacional de Capital de Riesgo (NVCA), que indican que 450 startups y varios fondos apuestan a esta tecnología en ese país. El ChatGPT es el producto más sonado.
GPT, que significa Generative Pretrained Transformer, es un modelo de lenguaje desarrollado por la firma OpenAI, una organización sin fines de lucro fundada en 2015 por un grupo de investigadores en IA y empresarios, entre los que se encuentran Elon Musk.
Si bien hace cuatro años la organización se asoció con Microsoft para una inversión de $10.000 millones, con la que OpenAI logró una valoración de $29.000 millones según Insider Intelligence, su popularidad explotó en estas semanas con los anuncios de su incorporación a varias aplicaciones de la firma de Redmond.
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El ChatGPT es uno de los muchos proyectos que OpenAI desarrolla y se define como un modelo de lenguaje GPT 3.5 entrenado con una gran cantidad de datos masivos, amplios y no estructurados (como texto e imágenes) que cubren una amplia variedad de temas y 175.000 millones de parámetros que se encuentran en Internet para realizar tareas relacionadas con el lenguaje natural. Algunas referencias indican que el modelo de lenguaje utilizado es GPT 4, pero en cualquier caso se destaca que el salto desde GPT 3 es “excepcionalmente notable”.
La herramienta, además de utilizar tecnologías de lenguaje, se apoya en el aprendizaje automático y en el aprendizaje profundo, tecnologías que también son de IA, y cuenta con un interfaz conversacional.
Se le atribuye una alta capacidad para generar y enlazar ideas, así como para recordar conversaciones, comprender el contexto y la intención detrás de las preguntas o consultas, al tiempo que es una herramienta muy útil para buscadores y para desarrollar chatbots, mejorando su precisión.
OpenIA también desarrolló otros productos como GitHub Copilot, Stable Diffusion y DALL-E. Varios de ellos se incorporan en aplicaciones de Microsoft.
DALL-E se utilizará en sus buscadores Bing y Edge con el objetivo de mejorar las búsquedas, las respuestas, la experiencia de chat y la capacidad de creación de contenido. Con el Bing Image Creator será capaz de crear una imagen a partir de la descripción de lo que se desea ver, del contexto, la ubicación, la actividad y el estilo de arte que se escoja.
En las aplicaciones de usuario de Microsoft 365 Copilot (Word, Excel, PowerPoint, Outlook, Teams, calendario, correos electrónicos y contactos, entre otras) permitiría mejoras en análisis, visualización de datos, creatividad y productividad (por ejemplo, en Team se podrán obtener resúmenes y puntos de acción mientras se desarrolla una reunión virtual) y para reunir datos procedentes de documentos, presentaciones, correos electrónicos, calendario, notas y contactos para resumir chats, escribir correos electrónicos, encontrar fechas clave o incluso redactar un plan o informe.
Antes de esos dos anuncios, Microsoft había incorporado la IA generativa a las plataformas gerenciales (ERP) y de gestión de clientes (CRM) incluidas en su plataforma Dynamics 365 Copilot, con el objetivo de que las empresas y entidades que lo usan aprovechen estas herramientas de mejor forma en sus negocios, proyectos y actividades.
Las firmas tecnológicas y las consultoras coinciden en que los negocios, con la IA generativa, ayudarían en varios campos.
En las ventas y la relación con los clientes mediante contenidos de mayor atractivo y en la optimización de campañas en mercadeo digital, con la traducción de sitios web (ampliando mercados de exportación) a diferentes idiomas y mejorando los chatbots, al aproximar la interacción al comportamiento humano. Microsoft estima que hay 100 millones de chatbots a nivel global.
A nivel operativo las aplicaciones basadas en IA generativa crearían listas de tareas, en informatica para escribir, documentar y revisar código y en el campo legal para responder preguntas complejas, extraer grandes cantidades de documentación legal y redactar documentos.
En investigación y desarrollo aceleraría el descubrimiento de fármacos a través de una mejor comprensión de las enfermedades y el descubrimiento de estructuras químicas.
En el campo gerencial permitiría obtener ideas para un plan de negocios o elaborar informes de mercado o los resultados de la empresa.
“En los próximos años, los algoritmos impulsarán a las industrias con nuevas capacidades a través de una característica clave de los modelos básicos”, dijo Christopher Weisz, socio de Boston Consulting Group (BCG). Pero dependerá de cómo cada firma identifique su forma de uso. “Las empresas necesitan ver más allá del momento viral de hoy y visualizar el potencial de la tecnología”, recalcó Weisz.
McKinsey también resaltó que la IA generativa lleva las aplicaciones a nuevos niveles, reduce el tiempo de desarrollo de las aplicaciones y brinda poderosas capacidades a usuarios no técnicos en generación de contenidos, automatización de tareas, eficiencia, productividad, reducción de costos y descubrimiento de nuevas oportunidades de negocios y crecimiento.
Preocupaciones
La gran pregunta actualmente es sobre los límites que tendrán estas tecnologías en un contexto de informaciones y videos falsos y de especulación y estafas financieras en criptomonedas, así como el posible uso para vulnerar la privacidad y para el control social y político.
Microsoft afirma que sus equipos se guían por los principios y los estándares de IA Responsable para frenar el posible uso indebido, con controles que restringen la generación y bloquean imágenes dañinas e íconos que identifican a las creaciones de IA.
La misma OpenAI indicó que trabajó con las universidades de Georgetown y de Stanford en una investigación sobre cómo los modelos de lenguaje podrían usarse indebidamente y que, a partir de ahí, 30 investigadores expertos en aprendizaje automático y analistas de políticas están generando protocolos.
En Europa se mira hacia las autoridades reguladoras. La Comisión Europea anunció desde abril de 2021 un plan para un conjunto de reglas sobre IA y el Parlamento Europeo espera finalizar un proyecto de ley. El comisario europeo de Industria, Thierry Breton, dijo que ya se trabaja para “aclarar más las reglas” sobre la tecnología de ChatGPT.
Otra preocupación es sobre la sustitución de empleos. McKinsey indica que las herramientas de IA generativa funcionan mejor con el aporte y la intervención humana, pero en general la industria acepta que muchos oficios serán reemplazados y que, como ocurrió con las anteriores revoluciones tecnológicas y está sucediendo con la actual, surgen nuevas ocupaciones.
¿Listas para usar?
La explosión informativa sobre las nuevas tecnologías provocan la creencia de que ya están preparadas para ser usadas.
En el caso del metaverso, Gaviria, de Daedalus, subrayó que muchas plataformas tienen un impacto reducido y carecen de atractivo. Su potencial, además, depende de tecnologías actualmente subutilizadas o están en desarrollo.
En el caso de la IA generativa, y en particular del ChatGPT, todavía tiene numerosas pulgas informáticas: brinda respuestas inexactas, no tiene un mecanismo de advertencia al usuario, los filtros no son exactos para detectar datos falsos o inapropiados, los resultados no son confiables (creó avatares desnudos a usuarios creados con fotografías cotidianas), no está curada contra sesgos raciales o de género y hay cuestiones de propiedad intelectual a resolver. Está pendiente, también, cómo utilizarla en la empresa u organización reflejando su cultura y valores.
Microsoft misma indicó que su disponibilidad en las diferentes aplicaciones será paulatina y McKinsey advirtió que los ejecutivos deben proceder con cautela, pues falta resolver problemas prácticos y éticos.
Los modelos deben simplificarse y entrenarse con más datos (imágenes y textos), se debe aumentar su capacidad (número de parámetros, tamaño de las redes neuronales), falta inversión y es necesario incorporar mayores habilidades comunicativas apoyándose en diferentes disciplinas como la lingüística, la psicología, la historia del arte, la filosofía y la seguridad informática.