En un encuentro reciente con todos los empleados, Kevin Systrom, fundador y director ejecutivo de Instagram, presumió uno de sus gráficos favoritos: “Días para llegar a los próximos 100 millones de usuarios”.
“Es el único gráfico que celebramos en la compañía cuando cae”, dijo Systrom en una entrevista ofrecida recientemente en los cuarteles generales de Instagram, en Menlo Park, California.
No hace mucho, la red social basada en fotos que pertenece a Facebook crecía a un ritmo constante. Cada nueve meses, sin falla, Instagram sumaba otros 100 millones de usuarios en algún lugar del mundo. Después, el año pasado comenzó a registrar más usuarios nuevos todos los días. Creció de 500 a 600 millones de usuarios en apenas seis meses.
Recientemente, apenas cuatro meses después de alcanzar ese hito, la compañía anunció que había alcanzado otro: aproximadamente 700 millones de personas actualmente usan Instagram todos los meses, con aproximadamente 400 millones entrando diariamente a la aplicación.
Había ido a visitar a Systrom porque soy uno de los nuevos 100 millones. Técnicamente me uní a Instagram hace años, pero solo lo usaba ocasionalmente. Sin embargo, durante los últimos meses comencé a entrar con más frecuencia, y ahora lo reviso varias veces al día. Conforme más usaba Instagram, comprendí algo sobre esta aplicación para compartir fotos: se está convirtiendo en el próximo Facebook de Facebook.
Parte de lo que me interesó de usar Instagram con más frecuencia fue la guerra entre Facebook y Snapchat, la aplicación de fotos-mensajería que genuinamente ha creado nuevas formas de comunicarse en Internet, y cuyas funciones fueron recientemente copiadas por Instagram y otras subsidiarias de Facebook.
Pero una vez que empecé a usar Instagram, descubrí algo sorprendente: Instagram ha mejorado las funciones que tomó de Snapchat. Durante el año pasado, también incorporó muchas otras funciones, entre ellas hay noticias clasificadas por algoritmos de personalización y no por orden cronológico, transmisión por Internet en vivo, la capacidad de publicar galerías fotográficas y un (controvertido) nuevo diseño y logo para la aplicación.
Instagram ahora está cambiando sustancialmente la experiencia diaria de usar el servicio con una velocidad que ordinariamente se sentiría osada para una red de su tamaño. Pero en lugar de alejar a sus usuarios existentes, sus confiadas medidas parecen estar rindiendo frutos.
Es difícil de cuantificar. Mi experiencia subjetiva quizás no coincida con la de usted (mucha gente, por ejemplo, dice que no le gusta la nueva clasificación de noticias). Pero para mí, los cambios de Instagram han servido para hacer una red social que se siente más útil, interesante y divertida que hace un año.
Parte se debe a las propias nuevas funciones, pero un motivo más importante es el mayor uso que las funciones han inspirado. Las redes son mejores cuando más gente las usa con mayor frecuencia; cuanto más he estado usando Instagram recientemente, más cosas he visto de más gente, y más quiero usarla un poco más.
Por tanto, Instagram ha desencadenado un eco; se siente como Facebook. Para ser más preciso, se siente como la forma en que Facebook lo hizo entre 2009 y 2012, cuando sigilosamente pasó de ser una de esas cosas tecnológicas que algunas personas a veces usan a una de esas cosas tecnológicas que todos nuestros conocidos usan todos los días.
Crecimiento exponencial
De cierta forma, no sorprende. Instagram ha estado creciendo como loca esencialmente desde que empezó en 2010, y con Facebook (que hace cinco años compró a la compañía por $1.000 millones) ha contado con amplios recursos para mantener el ritmo. Pero con 700 millones de usuarios, virtualmente se encuentra en territorio desconocido.
Hay redes más grandes: Facebook tiene casi 2.000 millones de usuarios por mes, y dos aplicaciones de mensajería instantánea que pertenecen a Facebook (WhatsApp y Facebook Messenger) han superado la marca de 1.000 millones de usuarios. En China, WeChat también tiene más usuarios.
Pero el año pasado, alguien habría podido decir que había dudas sobre si un servicio basado en fotos como Instagram podía haber alcanzado una escala similar; si era lo suficientemente universal, si había suficiente gente con teléfonos que pudieran manejarla; si podría sobrevivir a mayor competencia de redes de fotos más nuevas como Snapchat. Systrom dijo que su plan de acelerar el ritmo de cambio de Instagram para atraer más usuarios fue deliberado.
“El motivo principal por el que hemos escalado más rápido en los últimos 100 millones es que hemos descubierto que conforme hemos escalado, hemos tenido que restaurarnos”, señaló.
Lo que quiso decir es que Instagram analizó sistemáticamente todos los cuellos de botella de su servicio e intentó eliminarlos. Después, buscó oportunidades potenciales para atender mejor a los usuarios e intentó ponerlas en práctica lo más pronto posible.
Esto suena trivial, pero las redes sociales a veces son rehenes de sus usuarios más fieles, quienes tienden a odiar el cambio (ejem, Twitter, ejem). Facebook resistió esa tendencia; conforme creció, adaptó constantemente sus funciones para ser más cosas para más personas.
Systrom está siguiendo el mismo guión.
El director ejecutivo es un fanático de las teorías académicas de negocios, especialmente de las de Clay Christensen, cuyo “Innovator’s Dilemma” aborda la tensión entre atender a la audiencia actual a costa de una audiencia potencial mucho mayor.
La comprensión de que Instagram podía volverse mucho más grande que ahora fue liberadora, dijo Systrom; da confianza a la compañía para seguir cambiando.
Luego está la decisión de Instagram de incorporar funciones desarrolladas por Snapchat, sobre lo que Systrom no mostró culpa. Dio crédito a Snapchat por haber creado Historias, pero sostuvo que Historias no era una simple función, sino más bien un formato digital completamente nuevo que podía reinterpretarse ampliamente en distintos productos.
“No sé mucho de historia de autos, pero digamos que el Modelo T fue el primer coche”, dijo. “Entonces, ¿qué creen que estaba pensando la primera compañía automotriz distinta a Ford? ¿Estamos copiando a Ford o se trata de un nuevo modo de transporte sobre el que todo mundo va a tener distintas interpretaciones?”, cuestionó.