Lo que antes solo se veía en películas de ciencia ficción, ya es una realidad. A finales de enero pasado, la empresa Neuralink –propiedad de Elon Musk– implantó por primera vez un chip en el cerebro humano: se llama Telepathy y pretende que los pacientes con enfermedades motoras controlen casi cualquier dispositivo electrónico con el pensamiento.
Esto es posible gracias a los impulsos eléctricos generados por actividades neuronales. El chip está conectado a más de 1.000 cables de un grosor similar al de un cabello humano y funciona con una batería recargable de forma inalámbrica para luego pasar a una computadora que procesa las señales, es decir, “lee” el pensamiento para ejecutar la acción.
“El progreso es bueno y el paciente parece haberse recuperado completamente sin efectos nocivos que sepamos. El paciente es capaz de mover un mouse en una pantalla con solo pensar”, publicó el empresario en la red social X, de la cual es propietario.
Tras los resultados prometedores para Neuralink, Musk aseguró que quiere acelerar la implantación de chips para tratar dolencias neurológicas complejas y se espera que realice 11 cirugías más este año y alrededor de 27 para 2025.
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En otras palabras, la idea es implantar “hilos” en el cerebro humano que permitan comunicar áreas concretas del mismo con el exterior. La intención es restaurar la capacidad de hablar, escuchar o moverse a personas que han perdido dichas capacidades y poder controlar los aparatos electrónicos.
Para la colocación de este dispositivo en el cerebro, se necesito de un robot quirúrgico llamado R1, debido a la precisión que se necesita para evitar daños a las delicadas estructuras cerebrales y asegurar la correcta interacción con las señales neuronales.
¿Qué riesgos tiene implantar un ‘chip’ en el cerebro?
Es claro que el proceso de insertar un microchip en el cerebro no es una tarea fácil, no solo por la complejidad de la operación sino por los riesgos que conlleva un mal cálculo. Neuralink tuvo que superar varias etapas previo a la cirugía y no estuvo exento de polémica.
En diciembre de 2022, la agencia Reuters indicó que la empresa estuvo involucrada en ensayos que terminaron con la muerte de 1.500 animales. Sin embargo, en julio anterior, el departamento de Agricultura estadounidense, encontró ninguna violación de las leyes de investigación con animales en la firma de Musk, aunque sigue con una investigación independiente en curso.
Por otro lado, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés), dio el visto bueno para la empresa realizara el experimento en humanos y esto dio a la comunidad científica cierta tranquilidad sobre el accionar de la compañía.
No obstante, la preocupación más grande sobre el chip Telepathy son los efectos que puede tener en el cerebro, un órgano sumamente delicado y responsable de controlar las funciones motores del cuerpo y otras tareas más complejas, como pensamientos y emociones.
Por ahora no se han compartido más detalles sobre qué efectos podría tener este primer paciente y los posteriores tras la intervención y para conocer los resultados completos habrá que esperar.
Se sabe que la medicina ha avanzado con implantes como estimuladores cerebrales profundos y otros dispositivos para pacientes sordos, con epilepsia y otros, pero por el momento no había nada relacionado a dispositivos electrónicos.
“En este momento la medicina génica es la que está evolucionando, tratar de buscar terapias que hagan modificaciones en genes de enfermedades y esta parte de la tecnología será el futuro. Pueden haber riesgos de lesión, infección, secuelas de por vida o reacciones extrañas del cuerpo a largo plazo, lo ideal es que esto sea probado en cientos de casos”, consideró el neurólogo Mario Gutiérrez.
El especialista recalcó que no considera que el funcionamiento del cerebro no cambiará mucho al menos con estos primeros avances de implantación de chips.
Elon Musk no es el primero
El empresario inició su proyecto de microprocesadores cerebrales en 2017, pero no es el único que ha incursionado en este sector. Por ejemplo, la empresa Blackrock Neurotech, implantó la primera de sus muchas interfaces cerebro-computadoras en 2004.
Precision Neuroscience, formada por uno de los cofundadores de Neuralink, también pretende ayudar a personas con parálisis, ya que su implante se asemeja a un pedazo delgado de cinta que se coloca a través de una microhendidura en el cráneo, sin tener la complejidad de la empresa de Musk.
“Otra empresa de Estados Unidos, llamada Synchron, ya había logrado implantar dispositivos en cinco pacientes hace dos años; estas personas fueron capaces de realizar actividades como la comunicación por correo electrónico y el envío de mensajes de texto, entre otras tareas, mediante el uso de este tipo de implantes”, dijo Erick Silesky, Director de la escuela de Ingeniería Biomédica de ULACIT.
La cadena BBC Mundo también reportó que otras empresas fuera de Estados Unidos han logrado avances similares en este campo se encuentra la École Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL), en Suiza, que consiguió que un hombre paralítico pueda caminar con solo pensar. Esto se logró colocando implantes electrónicos en su cerebro y columna que comunican pensamientos de forma inalámbrica a sus piernas y pies.
Proyectos futuros de Neuralink
Una vez superada esta etapa, los proyectos de Neuralink son ambiciosos: la compañía trabaja en dos implantes, uno para restaurar la visión en pacientes que la han perdido e incluso para aquellos que nunca la han tenido. Por otra parte, la empresa fundada en 2016 por Musk pretende también restablecer el habla y otras funciones corporales básicas de los pacientes que sufren daños en la médula espinal y carecen de movilidad.
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De momento hay más dudas que respuestas sobre los efectos que tendrá a largo plazo esta fusión entre hombre y máquina y si estos chips en algún momento llegarán a ser masivos y si estarán al alcance de la población, lo que sí es cierto es que la inteligencia artificial ha dado pasos agigantados y estamos viendo solo el inicio.