El país tiene un gran potencial en la biotecnología, pero buena parte de la industria y de los productores no saben de qué se trata y cómo les serviría para sus procesos de innovación.
“Falta mayor conocimiento”, insistió Miguel Rojas, coordinador del Centro de Investigación en Biotecnología del Instituto Tecnológico de Costa Rica, que empezará a operar esta semana, aunque su inauguración oficial será hasta el próximo año.
La biotecnología estudia y aprovecha los mecanismos e interacciones biológicas de los organismos para mejorar procesos y productos en la agricultura, la industria, el medio ambiente y la medicina, entre otros muchos.
Precisamente, Rojas dijo que se pueden desarrollar una gran variedad de proyectos con agricultores y asociaciones de productores o de mujeres campesinas, así como con medianas y grandes empresas.
“Se hizo un gran esfuerzo para que el Centro tenga el mayor nivel posible y sea acreditado”, destacó el investigador, un requerimiento de muchas empresas que ya cumplen las normas ISO.
¿Cuál es el salto en servicios e investigación que se alcanzará con estas instalaciones?
Este nuevo edificio nos permitirá incrementar las posibilidades de investigación propia, con las empresas y con los productores.
“También se tendrá un impacto en la calidad de las investigaciones, y para hacer proyectos conjuntos con otras universidades y centros, y con la industria.
“De hecho, recibimos visitas que vieron las nuevas instalaciones y están dispuestas a realizar proyectos conjuntos”.
¿En qué nivel nos encontramos en este campo?
La industria de biotecnología es de $320.000 millones a nivel global y Costa Rica no la aprovecha. Aquí la mayoría de la gente desconoce qué es, no hay coordinación y tenemos sobrerregulación en unas cosas o no existe regulación en otras.
“Nadie conoce qué es la biotecnología. Nadie la relaciona con ciencias ni con tecnología. Con la industria de dispositivos médicos hemos trabajado bien, pero en otras no se tiene idea”.
¿Qué falta en la oferta de investigación?
Tenemos un buen potencial en las universidades. Pero en las empresas privadas aún no hay consciencia de lo que se puede hacer y para el sector financiero no es interesante el apoyo de proyectos.
“Si tuviéramos la capacidad para financiarlos, tendríamos más emprendedurismo”.
¿Solo falta de conocimiento?
Hay que cambiar la percepción y la actitud hacia la biotecnología, porque se pueden hacer muchas cosas en sus tres áreas: ambiental, médica y vegetal. La clave es la investigación, que es la que puede generar más recursos y es más estable.
“Costa Rica tiene un gran potencial si sumamos toda la capacidad de las universidades, del Centro Nacional de Biotecnología (Cenibiot) y del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inbio). El problema es que no son entendidas ni aprovechadas.”
Un lugar para innovar
Nombre: Centro de Investigación en Biotecnología.
Costo: $2 millones.
Tamaño: 1.200 metros cuadrados.
Investigadores: 28 docentes
Asistentes: 70 estudiantes
Áreas de operación: Ambiental, vegetal y biomédica.
Áreas transversales: biología molecular, bioquímica, ecología, bioprocesos, bioinformática y nanotecnología, entre otros.
Edificio incluye: recepción, administración, salas de reuniones y videoconferencias, y laboratorios: cultivos, biología molecular, ingeniería genética, virología, bioprocesos vegetales, hidrología, conservación en frío y bacterología, entre otros.
Fuente Miguel Rojas.