Apostar al bitcóin y otras divisas virtuales es arriesgado y legalmente incierto, pero potencialmente muy lucrativo. Ante este dilema, los gigantes de Wall Street avanzan entre entusiasmo y escepticismo.
El presidente del mayor banco estadounidense, JP Morgan Chase, tiene una visión definida sobre el asunto. “Si me piden mi consejo, les diría que no se acerquen”, sostuvo Jamie Dimon a fines de mayo durante una audiencia parlamentaria. “No es mi papel decirle a la gente cómo gastar su dinero”.
Su banco estudia actualmente cómo ayudar a sus clientes a ingresar en el campo de las criptomonedas. Impulsadas durante la pandemia por algunos inversores pequeños con tiempo y dinero, las monedas virtuales se dispararon en 2020 e inicios de 2021.
Bancos, corredores y firmas de inversión buscan ahora satisfacer a algunos clientes que sienten que perdieron una oportunidad.
El tradicional gestor de carteras State Street anunció el pasado 10 de junio la creación de una división dedicada a activos digitales. Un día antes, el presidente de la casa de corretaje en línea Interactive Brokers afirmó que sus clientes podrán cambiar criptomonedas en su sitio para el final del verano boreal.
Robinhood
Como sus competidores Charles Schwab y Fidelity, Interactive no permite actualmente adquirir monedas virtuales como el bitcóin y el ethereum, pero ofrece productos financieros vinculados a estos valores que evitan que el inversor los tenga directamente en su cartera.
En cambio la aplicación Robinhood o la plataforma Coinbase permiten comprarlas.
La firma ForUsAll, que gestiona fondos de retiro de unos 70.000 empleados, hizo el lunes un acuerdo con Coinbase para permitir a sus clientes que incluyan 5% de criptomonedas en sus fondos.
El banco de negocios Morgan Stanley indicó en marzo anterior que permitirá a sus clientes más ricos invertir en fondos en bitcóin y Goldman Sachs lanzó recientemente un equipo dedicado al corretaje de criptomonedas.
Fidelity Investment, uno de los mayores gestores de activos en el mundo, propone desde 2018 servicios de corretaje y depósito de estos activos reservados para grandes inversores como los hedge funds y se prepara para lanzar nuevos productos asociados al bitcóin.
Los productos podrían facilitar el acceso de los particulares a invertir en criptomonedas. A pesar de una apertura progresiva, este tipo de activos siguen siendo riesgosos.
Hackers
La reglamentación no es clara y los robos por parte de hackers son frecuentes. Sobre todo, su volatilidad es enorme: el bitcóin pasó de unos $30.000 a inicios de año, a $63.000 a mediados de abril, para colocarse en $34.000 dólares a inicios de junio.
"Los especuladores y quienes temen perderse una buena oportunidad continuarán volcándose hacia las criptomonedas esperando ganar mucho dinero", destacó Ian Gendler, de la consultora Value Line.
El especialista desaconseja a sus clientes invertir en criptos por los riesgos demasiado elevados y la imposibilidad de estimar su valor: al contrario de una empresa o una materia prima, las criptomonedas no están respaldadas en ningún activo tangible, y a diferencia de las monedas, no están garantizadas por un gobierno.
Las criptomonedas "valen lo que el próximo inversor esté dispuesto a pagar", definió Gendler.
Para Chris Kuiper, de la consultora CFRA, ese tipo de activos emergentes vino para quedarse. Kuiper predijo que su uso crecerá “a medida que el marco legal y regulatorio se construya”.