La prohibición del reconocimiento facial en San Francisco, la capital mundial de alta tecnología, ilustra la creciente preocupación que rodea a esta herramienta de avanzada de gran crecimiento, mirada con preocupación debido al riesgo de invadir las libertades individuales.
Ocho de los nueve miembros del consejo municipal de la ciudad californiana se pronunciaron este martes 14 de mayo a favor de la nueva legislación, que será votada formalmente la semana que viene y debería ser aprobada.
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Será así la primera vez que una ciudad estadounidense prohíba el uso de herramientas de reconocimiento facial por parte de la policía y otras agencias de gobierno locales.
Técnicamente, el reconocimiento facial puede escanear la cara de un individuo y compararla con una base de datos.
La tecnología se puede utilizar para desbloquear un teléfono o automóvil, pagar en una tienda o verificar una identidad a la hora de un retiro de un banco.
Pero su uso con fines judiciales ha provocado indignación entre los defensores de derechos humanos debido a posibles errores y porque depende de bases de datos con poca o ninguna supervisión.
A esto se suma el hecho de que China anunció el despliegue de un vasto sistema de vigilancia destinado a rastrear a delincuentes, pero también disidentes, y que ha sido usada para monitorear los movimientos de la minoría musulmana uigur, según informes de prensa.
Recordatorio
La decisión de las autoridades de San Francisco es un recordatorio de que la población no está a merced de las novedades relacionadas con la tecnología, según las organizaciones de derechos humanos y libertades civiles.
“Claro que es imposible interrumpir la investigación y el desarrollo de nuevas herramientas. Pero eso no significa que no podamos evitar el despliegue de tecnologías que dañen nuestros valores”, dice Jay Stanley, analista político de la asociación American Civil Liberties.
Activistas de libertades individuales también afirman que esta tecnología es defectuosa, con varios estudios que muestran un alto margen de error para las minorías.
"Como están las cosas, es inapropiado para las agencias gubernamentales usar el reconocimiento facial porque los riesgos superan con creces los beneficios", dice Evan Selinger, profesor del Instituto de Tecnología de Rochester.
Tiffany Li, investigadora jurídica de la Universidad de Yale, está de acuerdo y dice que se debe estudiar más el impacto de esta tecnología en las libertades.
Li tuiteó que la herramienta no es exacta, justa o lo suficientemente segura por el momento. "Y nuestras leyes y políticas no saben cómo protegernos de los posibles abusos”, indicó.
Entre otras críticas, el presidente de Microsoft, Brad Smith, dijo el año pasado que es urgente imponer límites para evitar las situaciones descritas en el libro 1984 de George Orwell, que describe un mundo de vigilancia generalizada.
Uso
A pesar de la prohibición en San Francisco, muchas ciudades de Estados Unidos utilizan el reconocimiento facial.
Un estudio realizado en 2016 por la Universidad de Georgetown mostró que cerca de 64 millones de estadounidenses estaban en al menos una “lista virtual”.
La mayoría no tenía antecedentes penales y era difícil saber realmente si la información almacenada era correcta.
El reconocimiento facial también se implementa en los aeropuertos de Estados Unidos, con el objetivo de ayudar a los pasajeros a embarcar y desembarcar más rápido, monitoreando a posibles sospechosos.
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La prohibición de San Francisco no se aplica a aeropuertos o sitios regulados por el gobierno federal.
Las aduanas también estarían estudiando la tecnología para ayudar en la identificación de inmigrantes ilegales.
El principal argumento de sus defensores es el de la seguridad.
Daniel Castro, vicepresidente de la Fundación de Tecnologías de la Información e Innovación, dice que las autoridades pueden usar el reconocimiento facial para identificar de manera efectiva a los sospechosos.
También para encontrar niños desaparecidos o personas mayores que no se pueden rastrear y asegurar el acceso a edificios públicos, todo a precios más bajos.
“Irónicamente, una prohibición es un paso atrás en términos de protección de la privacidad”, agregó Castro. “En lugar de que los humanos vigilen las cámaras de vigilancia, el reconocimiento facial usaría cámaras autónomas”.