Washington. La Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC) revocó el jueves el principio de “neutralidad de la red” alegando que es un freno a las inversiones, mientras los críticos denuncian una decisión que permitiría la creación de una “internet de dos velocidades” .
El principio consistía en obligar a los proveedores de servicios de Internet (ISP, en inglés) a tratar los contenidos de forma igualitaria, sin discriminar el tipo de datos.
Los defensores de la neutralidad sostienen que la decisión afectará a los más pobres o pequeños empresarios, con suscripciones más caras por una mayor velocidad o el bloqueo de algunos servicios de la competencia, como el video a la carta (streaming), la telefonía por internet o los motores de búsqueda.
LEA MÁS: EE. UU. aprueba poner fin a “neutralidad de internet”
Pero para la FCC, las reglas actuales meten en un mismo paquete a los operadores de telecomunicaciones y a los servicios públicos, e impiden la inversión en nuevos servicios que necesitan banda ancha, como la videoconferencia, la telemedicina y los vehículos conectados.
Inicios
De acuerdo con el profesor de derecho Tim Wu, a quien se debe el término “neutralidad de la red”, el principio general se remonta a la década de 1970. Los reguladores querían impedir que AT&T, que entonces poseía el monopolio de las telecomunicaciones, obstaculizara el surgimiento de nuevas compañías telefónicas.
A principios de la década de 2000, los intentos de regular el naciente mundo de Internet fracasaron, y varias decisiones judiciales se negaron a equiparar a los ISP con las “empresas de telecomunicaciones”.
No fue hasta 2015 bajo el gobierno de Barack Obama que la autoridad de comunicaciones pudo equiparar a estos proveedores de acceso a internet de banda ancha con compañías de telecomunicaciones, pero usando una ley que databa de... 1934.
Ajit Pai, nombrado a la cabeza de FCC por el presidente Donald Trump, afirma que las regulaciones actuales -demasiado estrictas- desalientan la inversión en banda ancha. Y aboga por una vuelta a un enfoque regulador “suave” como el de la década de 2000 que permitió que internet se expandiera.
Esta decisión “no matará a la democracia”, asegura Pai.
Pero para los defensores de los derechos digitales, es el final de internet en su forma actual.
¿Qué depara el futuro?
Los grandes operadores -incluidos AT&T, Comcast y Verizon- aseguran que el funcionamiento de internet no cambiará y que tendrán las manos libres para invertir en las nuevas tecnologías.
“Habría mucha resistencia” en caso de bloqueo de contenidos, estima Doug Brake, de la Information Technology and Innovation Foundation, un grupo de expertos con sede en Washington.
El especialista menciona la “presión social”, en la medida en que el 83% de los estadounidenses se oponen a un cambio de estatus, según una encuesta reciente. También habla de la posibilidad de una investigación por parte de las autoridades antimonopolio que podría llevar al regreso de una neutralidad estricta después de un nuevo cambio de gobierno.
Pero los defensores de la neutralidad temen que una diferenciación impuesta por los operadores implique un aumento en los costos para los grandes usuarios de datos, como Netflix u otros servicios de video en streaming. Este aumento deberá probablemente ser compensado por un alza del precio de las suscripciones a los clientes.
Para las empresas de tecnología emergentes, que no tienen los recursos de Google o Facebook, la nueva directiva es “una barrera para la innovación y la competencia”, dice Ferras Vinh, del Center for Democracy & Technology, que defiende la neutralidad. “Es una lucha para la próxima generación de jóvenes emprendedores tener un espacio para innovar y difundir las nuevas ideas”.
La FCC promete “transparencia” y asegura que las quejas serán gestionadas por otra agencia, la Comisión Federal de Competencia (FTC), que se especializa en la protección al consumidor y las reglas antimonopolio.
Sus detractores aseguran, sin embargo, que esa comisión no tiene autoridad legal para gestionar ciertos casos.
La nueva directiva también podría ser demandada ante el tribunal.
Muchos países basan sus legislaciones sobre internet en el modelo estadounidense. La Unión Europea aprobó directivas, pero cada estado miembro tiene su propia regulación.
La situación estadounidense es única porque son los operadores privados los que crean e invierten en sus propias redes, mientras que en otros lugares las infraestructuras pertenecientes a un actual o antiguo monopolio se comparten. “Esto impulsará a los operadores a explorar nuevas vías para ser competitivos en un sector donde los costos fijos son altos”, sostiene Doug Brake.