Ad Astra, fundada por el astronauta Franklin Chang, espera avanzar en 2021 a una nueva fase empresarial con el avance de sus diferentes proyectos (en hidrógeno y el radar espacial en Guanacaste) y especialmente de su motor de plasma Vasimr, que se encuentra “cada vez más cerca” de la prueba en el espacio.
El plasma es un gas ionizado o eléctricamente cargado, de alta temperatura, cuya energía permitirá propulsar satélites y vehículos espaciales.
El salto lo dará tras implementar diferentes acciones a nivel operativo y financiero para superar las dificultades generadas por la pandemia del COVID-19, que le permitió identificar nuevas oportunidades de negocios en el mercado global.
“La innovación que caracteriza a nuestra empresa sale a relucir en tiempos como este”, respondió Chang, CEO de Ad Astra. La confianza, confirmada con la respuesta de inversionistas y diversas entidades como la misma National Aeronautics and Space Administration (NASA) de Estados Unidos en 2020, se basa en las proyecciones de cada uno de sus mercados y en nuevas oportunidades identificadas.
Los ingresos de Ad Astra y sus subsidiarias —Ad Astra CR y Ad Astra Energy and Environmental Services— provienen de inversión privada, de contratos por proyectos e ingresos por servicios ingenieriles y de capacitación en energía renovable, economía del hidrógeno, física experimental y aplicaciones, entre otros.
Efecto Covid-19
La pandemia afectó a Ad Astra especialmente en demoras de algunos de proyectos, especialmente para los trabajos con el motor de plasma, la planta de hidrógeno o el radar espacial que requerían la presencia del personal.
Junto a las medidas de seguridad (mascarillas y distanciamiento social) en Texas y en Guanacaste, se implementó el teletrabajo. En Liberia se organizaron equipos por turnos.
En lo financiero, en EE. UU. la firma se postuló —con apoyo de sus asesores de J. P. Morgan Chase— al Paycheck Protection Program (PPP), el paquete de ayuda a pequeñas empresas aprobado en abril de 2020 por el Congreso estadounidense.
La NASA tomó en cuenta el efecto del COVID-19 y otorgó una extensión en el contrato vigente, lo cual dió mayor holgura “en los dos últimos entregables” que faltaban.
En Costa Rica ayudaron los periodos de gracia aprobados y se obtuvo el apoyo de bancos privados locales.
Ad Astra también emitió un hecho relevante solicitando a los inversionistas un incremento en la inversión para enfrentar la situación causada por el COVID-19. La respuesta fue satisfactoria para la firma, particularmente de inversionistas de EE. UU. y Europa, tanto nuevos como accionistas que realizaron aumentos de capital.
El plan implementado permitió que el precio de las acciones en el mercado primario se mantuviera y que se concretaran nueve colocaciones privadas en EE. UU. por un valor de aproximadamente $1,5 millones en los últimos 12 meses.
El astronauta costarricense agregó —frente a las críticas sobre las inversiones de diferentes entidades pública en la empresa, riesgos y una supuesta caída del valor de las acciones— que los accionistas son “acreditados” o “sofisticados”, conocen el riesgo y tienen clara la oportunidad de desarrollo de la tecnología de Ad Astra.
Motor Vasimr
El proyecto estrella de Ad Astra, el motor Vasimr, entrará en una nueva fase que le permitirá incrementar el valor de la compañía, entrar en una nueva etapa de inversión y expansión, y acercarse a la prueba en el espacio.
Chang explicó que la tecnología Vasimr completó el último requisito (todo el sistema integrado del motor operando en el vacío) para cumplir con el nivel 5 del Technology Readiness Level (TRL) y entrar al TRL-6, que incluye pruebas del motor en el espacio. El TRL es un método para estimar la madurez de la tecnología.
El pasado 9 de diciembre se completaron las pruebas de alta potencia que validaron las modificaciones a la primera etapa del motor, logrando la operación estable por más de cuatro horas. Al concluir el año, se iniciaron las pruebas enfocadas en modificaciones a la segunda etapa del motor, las cuales se completarán en el primer trimestre del 2021.
La apuesta sigue siendo ambiciosa. El mercado espacial se valora en $360.000 millones, con un crecimiento anual entre 5 y 7%, aunque hay estimaciones mayores.
“Hemos visto en los últimos años como la industria espacial comercial ha crecido y el número de nuevas empresas incursionando en esta oportunidad de negocios sigue aumentando. Nuestros supuestos no han cambiado y se mantienen firmes”, dijo Chang.
Radar espacial
El proyecto de la estación de radar espacial en Guanacaste, en el cual hay empresas proveedoras locales involucradas en su levantamiento, permitirá ampliar el monitoreo de basura espacial en la órbita terrestre baja.
El radar se construye en conjunto con la firma LeoLabs —de San Francisco, EE. UU.— y tiene un tamaño similar al Gimnasio Nacional.
Su construcción, pruebas e inicio de funcionamiento estaban programadas para finales de 2020 y principios de 2021. Ahora su inauguración será en el transcurso del primer trimestre del 2021, constituyéndose —destacó Chang— en el primero de su clase en Latinoamérica y colocando a Costa Rica en la vanguardia de la tecnología de teleobservación y rastreo de objetos en el espacio.
Hidrógeno
Ad Astra ampliará también la planta de hidrógeno ubicada en Liberia e instalará un nuevo dispensador de hidrógeno (tipo H70) de carga rápida, que llenaría el tanque de un sedán de hidrógeno en cinco minutos máximo, para una autonomía de más de 500 kilometros.
Se espera también concretar nuevos proyectos locales y en el exterior en la economía de hidrógeno, entre los que se encuentran estudios energéticos relacionados con el uso del hidrógeno para el almacenamiento y generación de energía eléctrica para aplicaciones estacionarias y de transporte.
Las perspectivas en este campo también son positivas incluso a nivel regional. Canadá, EE. UU., Alemania, Chile, Brasil, Australia y Nueva Zelanda, entre otros países, iniciaron programas para incluir el hidrogeno en sus planes de descarbonización.
Ad Astra, además, es una de las fundadoras del Center for Hydrogen Safety, que reúne a las empresas más importantes involucradas en el desarrollo de esta alternativa energetica.
Durante la pandemia, precisamente en este campo, se identificaron nuevas oportunidades de negocios mediante servicios virtuales, incluyendo cursos sobre la economía del hidrógeno y su seguridad de operación.
“Nuestra experiencia de casi una década en el diseño, integración, operación y mantenimiento de ecosistemas de hidrógeno por electrólisis (llamado hidrógeno verde) nos ha capacitado con creces para consultorías e intervenciones técnicas que atienden esas nuevas oportunidades”, reiteró Chang.
Surgimiento |
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Resumen cronológico del inicio del proyecto del motor plasma y de Ad Astra: |
1973-90: Franklin Chang estudia el plasma en el proceso de fusión termonuclear controlada en sus estudios en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, plantea sistema de propulsión en la NASA, realiza primer experimento y mejoras, y obtiene primera patente de Vasimr. |
1995-98: Funda el laboratorio de propulsión avanzada en el Centro Espacial Johnson, Houston, junto con varias universidades (de Houston, de Texas en Austin y de Race). Se bautiza el sistema como Vasimr y a sus prototipos de prueba se les llama VX. |
2002-05: Se adquiere la tercera patente del Vasimr, se avanzan en los prototipos VX de propulsión de plasma, se funda Ad Astra Rocket Co. y se firma el primer acuerdo con la NASA. Chang se retira de la NASA después de 25 años. |
2006-08: Ad Astra abre su subsidiaria en el campus de la Universidad Earth en Liberia y realiza su primer experimento de plasma en el dispositivo VX-CR. En Texas, se traslada a su propio edificio en Webster y firma un nuevo acuerdo con el Centro Espacial Johnson, así como con la NASA para la prueba del sistema Vasimr en la Estación Espacial Internacional. |
Fuente: sitio web de Ad Astra Rocket. |