La economía digital representa un nuevo desafío para las agencias reguladoras, por la tendencia verificada entre las empresas que logran una ventaja a convertirse en monopolios o gigantes con diversas áreas de actuación.
A continuación, algunos los efectos de esta situación en el mercado:
Escala
El software y los algoritmos, que forman el corazón de la nueva economía digital, representan enormes inversiones. Pero una vez escritas, las líneas de código son infinitamente reproducibles, sin ningún costo adicional.
La tecnología es, por tanto, una industria de costos fijos donde el tamaño del mercado juega un papel decisivo en la amortización de los costos de desarrollo.
Es un fenómeno similar al que se registra, por ejemplo, en el cine, donde las películas europeas, sin medidas de protección, tienen dificultades para competir con las superproducciones estadounidenses debido a sus mercados internos menores.
Las redes
Las redes sociales son el mejor ejemplo del problema que plantea la falta de compatibilidad entre productos competidores.
Los usuarios prefieren estar todos en un mismo servicio para poder comunicarse entre sí. El resultado de esta situación es que apenas un grupo domina ampliamente el mercado: Facebook es también propietaria de Instagram, WhatsApp y Messenger.
Este efecto se verifica también entre los sistemas operativos.
Lógica de conglomerado
Así, la economía digital tiende a crear monopolios, que a su vez se aprovechan de su posición de fuerza en su mercado interno para conquistar mercados adyacentes.
Así, Google, ultra dominante en los buscadores de Internet con casi el 90% de las solicitudes, se ha desarrollado de forma expansiva creando puentes entre diferentes servicios, en mapas (Google Map), correo electrónico (Gmail), vídeo en línea (YouTube), sistemas operativos para telefonía móvil (Android), navegadores (Chrome) y comercio en línea (Google Store y Google Play).