En el ingenio El Viejo, en Carrillo, Guanacaste, aprovechan las tecnologías del Internet de las cosas (IoT), por ahora, para monitorear la eficiencia del uso del agua de riego.
“Hay muchas herramientas y aplicaciones posibles en las distintas áreas de la empresa, pero hay que definir dónde iniciar”, señaló William Gómez, director de tecnología de ingenio El Viejo.
Una de ellas es el monitoreo de los cultivos para detectar enfermedades y obtener datos de la productividad; en este caso se coloca una prensa o sensor en la hoja de la planta. La aplicación se encuentra a prueba en el laboratorio del ingenio.
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La tecnología del Internet de las cosas es aplicada cada vez más en el sector agropecuario, especialmente por los requerimientos de calidad y trazabilidad de los cultivos de exportación.
Existen también iniciativas dirigidas a pequeños productores por parte del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y de los ministerios de Agricultura y Ganadería (MAG) y de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt).
El IICA anunció una alianza con Microsoft y Global Hitss, subsidiaria de América Móvil, para impulsar la transformación digital del sector en la región. Esta incluye un plan piloto para recopilar datos en tiempo real de fincas y algunos cultivos en específico.
El próximo año se dispondrá de un laboratorio (un invernadero inteligente) para desarrollar prototipos y herramientas de IoT con el fin de familiarizar a los productores con la tecnología.
El proyecto usa la plataforma Azure de Microsoft tanto para el almacenamiento y análisis de los datos como para la creación de chatbots y videos técnicos que buscan responder consultas en línea, de parte de los productores, sobre cultivos y enfermedades.
“Estamos empezando; IoT tiene un espacio infinito de aplicación”, aseguró Emmanuel Picado, gerente de tecnologías de información y agricultura digital del IICA.
Usos
En el agro se utiliza IoT en el monitoreo de suelos, clima, humedad, temperatura y lluvia, entre otros, para generar datos y alertas de enfermedades en los cultivos. Además, permite la gestión de los cultivos, las cosechas y la distribución.
Los sensores y equipos de control remoto de IoT facilitan monitorear el hato en las fincas ganaderas –desde la temperatura de los animales hasta su ubicación geográfica– y detectar oportunamente a las vacas en sus períodos de mayor fertilidad o celo.
También se monitorean y gestionan los procesos de irrigación, tanto en sistemas de riego por goteo como por desnivel o aspersión.
“Esto les permite a las empresas agrícolas ahorrar en el consumo de agua y aumentar su eficiencia productiva”, afirmó Albán Sánchez, director general de Lantern Technologies.
Lantern es una empresa especializada en soluciones de IoT para el monitoreo de sistemas de riego, implementación de soluciones basadas en redes puras de IoT, tales como la red global SigFox, y diseño de dispositivos de bajo consumo energético.
La firma es parte del Consorcio IoT, el cual reúne a desarrolladoras e integradores de tecnología para aplicaciones especializadas.
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En el ingenio El Viejo desde hace tres años se aplica IoT en el riego de los cultivos, usando sensores que se entierran en el suelo para obtener datos de humedad. De esta forma se ve cuánta agua es necesaria y se evita el desperdicio en una región como la Chorotega, donde su disponibilidad es crítica.
Con los sensores también se obtienen datos de otras variables climatológicas que se correlacionan con la información de producción para determinar proyecciones del comportamiento de los cultivos en años lluviosos y en años secos.
Todo eso es enviado a una plataforma que utiliza tecnologías de aprendizaje automático o machine learning. Los sensores tienen un chip para conectarse a las redes y mandar los datos.
Una de las principales limitaciones es la cobertura de las redes de datos de los operadores móviles en las zonas rurales, más allá de las comunidades y centros de aglomeración de personas.
Otra restricción proviene de la capacidad de almacenamiento de energía de los sensores. Para darles más autonomía, en algunos casos se usan baterías con pequeños paneles solares para la recarga. Sin embargo, todavía se requiere aumentar su capacidad.
A la par de la cobertura de las redes de telecomunicaciones, el otro gran reto para ampliar el uso de IoT es la alfabetización digital en las comunidades rurales y del personal de las agroindustrias.
Obligados
Las demandas y requerimientos de venta de productos en el ámbito local, y en especial el acceso a mercados en el exterior, aceleran la adopción de la tecnología en el agro.
En el sector de piña se valen de drones para obtener imágenes de los cultivos y facilitar el trabajo de campo y el uso de maquinaria con cabinas de aire acondicionado y contenedores con refrigeración.
Los sensores permiten el monitoreo de condiciones meteorológicas y otros indicadores del suelo y de los cultivos, tiempos de traslados, temperatura de los contenedores y también del ciclo de desplazamientos de la mosca del establo que afecta al ganado.
“La gran mayoría de los productores utilizan algunas de estas herramientas para el diseño de los cultivos”, afirmó Abel Chaves, presidente de la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña.
El Instituto del Café de Costa Rica hace tres años empezó los proyectos de estaciones de bajo costo que envían la información climática. Los datos son usados por un algoritmo para la predicción de enfermedades como ojo de gallo y roya.
El sistema se complementará este año con una app para que el productor lleve la información de la finca, realice muestreos de enfermedades, obtenga recomendaciones, conozca la dosificación de agroquímicos y pueda comunicarse con los técnicos regionales.
En el sitio web también se cuenta con mapas de pronósticos del clima y cálculo de porcentaje de poda o plantas muertas en la finca, entre otros servicios.
“Apostamos a que la tecnología nos ayude a ser más eficientes”, dijo Vanessa Rojas Herrera, gerente técnica de la Unidad de Manejo de Información del Icafe.
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Aunque al inicio siempre hay dudas y escepticismo, poco a poco el uso de IoT gana confianza.
“Hemos madurado algunas aplicaciones que ya están en producción”, dijo Gómez, del ingenio El Viejo.
Por ejemplo, para el riego, una persona debe vigilar de forma simultánea varios lotes, cada uno con 25, en un radio de dos a tres kilómetros.
Antes debía fijarse de surco en surco. Ahora un sensor notifica cuando el agua va llegando al final de cada uno.
Gómez indicó que no se ha analizado todavía el impacto de estas medidas en términos de ahorro de agua y de rentabilidad. Aun así, los agrónomos empiezan a solicitar más aplicaciones cuando ven la utilidad de una que nació y se probó en el laboratorio.