Quito.- Para pagar unos refrescos en la cafetería "Don Polito", en el centro de Quito, Alejandra Arias no usa monedas, ni billetes, ni tarjetas bancarias: solo pulsa una tecla de su celular.
"Es mucho más cómodo, y además no se necesita cambio", dice a la AFP esta estudiante universitaria, mientras recibe en la pantalla de su dispositivo la confirmación de pago por 1,95 dólares al número del establecimiento.
Arias es una de las pocas usuarias del dinero electrónico en Ecuador, una forma de pago por celular que el gobierno promueve, pero que sus adversarios ven como una jugada para atraer liquidez a las arcas del Estado, muy golpeadas tras el fin de la bonanza petrolera.
El usuario se presenta en un banco con sus billetes, en este caso dólares por ser la moneda en curso en Ecuador, y esa cantidad queda disponible para utilizarse desde el teléfono.
Nacido en África, el dinero electrónico -aprobado por instituciones financieras como el Banco Mundial- goza de una gran penetración en países en desarrollo, inseguros y con bajos niveles de bancarización, pues para su uso sólo se requiere de un celular básico con tarjeta SIM.
En Ecuador, de renta media, con niveles de inseguridad entre los más bajos de la región, pero con la mitad de sus 16,5 millones de habitantes sin acceso a servicios financieros, esta forma de pago es vista como un mecanismo de inclusión social y financiera.
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"La mayoría de ciudadanos tiene un celular aunque no tenga una cuenta en una institución financiera. El dinero electrónico aporta disponibilidad para todos, bajos costos, total interconexión, seguridad, evita falsificaciones y promueve la agilidad de las transacciones", explica el gerente del Banco Central, Diego Martínez.
El sistema, que se empezó a planear en 2010, sigue por ahora en una etapa muy inicial, limitado a micropagos. Hasta el 8 de agosto, había 133.728 cuentas abiertas y un monto total de transacciones que rondaba los $1,7 millones.
El gobierno de Ecuador, un país con 14,5 millones de líneas activas de telefonía móvil, quiere que para final de año haya entre 250.000 y 300.000 usuarios y que cada vez más comercios e instituciones financieras se sumen al sistema. Y que se pueda hacer todo tipo de operaciones, desde el pago de servicios hasta el cobro de salarios.
Para ello, otorga incentivos tributarios, como la reducción del IVA de 14% a 10% a quienes decidan usarlo. "El promedio para llegar a tener una cantidad considerable de usuarios oscila entre cinco y siete años. Hay un proceso lento de adopción tecnológica, como cuando apareció el celular", explica Martínez.
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Pero muchos recelan de que en Ecuador, la plataforma y los depósitos sean manejados por el gobierno, a través del Banco Central, y no por instituciones financieras privadas, como ocurre en general en los países que usan dinero electrónico.
Y consideran que en momentos de crisis de liquidez derivada principalmente de la prolongada caída del precio del petróleo, primer producto de exportación de Ecuador , el gobierno se podría ver tentado a emitir dinero inorgánico -sin el debido respaldo- o usar los fondos de los contribuyentes para financiar, por ejemplo, el gasto público.
"En Ecuador va a haber un monopolio, y las cuentas y el dinero van a estar depositados en el Banco Central. Todavía está manejando montos muy pequeños, pero en la situación de iliquidez que estamos viviendo es una herramienta que podría desbancarizar y servir para financiar el déficit fiscal", explica a la AFP el economista Alberto Acosta.
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"Además genera incertidumbre de que eventualmente no tenga el respaldo adecuado", agrega.
Sin embargo, el gerente del Banco Central recuerda que bajo la ley ecuatoriana, "nadie puede emitir dinero, la moneda de curso legal es el dólar estadounidense", adoptado en 2000 tras una fuerte crisis económica e inflacionaria.
"No es una moneda adicional, sino un medio de pago, como las tarjetas de crédito. Está completamente respaldado por los depósitos que hicieron los ciudadanos o la entrega de dólares físicos con los que precargaste en tu celular", explica Martínez.
"En Ecuador no hemos restringido la utilización cualquier tipo de medio de pago que hay en otros países, como el bitcoin. Pero la diferencia es que el bitcoin no tiene nadie detrás que lo respalde, ningún banco central ni depósitos atrás. Es un medio de pago criptográfico que se presta para fraudes y especulación. No lo prohibimos, pero no lo recomendamos", advierte.
La Asociación de Bancos Privados del Ecuador ya ha manifestado empero su intención de no sumarse al sistema.
"Si el sistema se empieza a masificar y se comienza a pagar sueldos públicos desde el Banco Central a cuentas en dinero electrónico de personas sin pasar por el sistema financiero, ahí se estaría quitando liquidez a los bancos", asegura a la AFP su presidente, Julio José Prado.
"Todo nace de un conflicto entre el sector público y el sector privado y quién tiene que proveerlo. En otros países, como el Perú, el sistema ya funciona con un consorcio privado de bancos, cooperativas, empresas de telefonía...", agrega.