La tecnología nos ha beneficiado en muchas áreas, incluyendo la salud humana. En las últimas décadas, hemos sido testigos de la aparición de tecnologías que hoy vemos como “normales”, pero que en su momento fueron disruptivas, como los ultrasonidos, rayos X y la quimioterapia.
Estas tecnologías han mejorado la calidad del servicio y diagnóstico de profesionales en salud y por ende han aumentado la calidad de vida de las personas.
Costa Rica en su momento fue catalogado como pionero e innovador en el campo de la salud con la creación de la Caja Costarricense de Seguro Social, hoy determina si sigue por la misma ruta de la disrupción, aunque sea paso a paso.
Existen discusiones sobre el uso del expediente digital, el cual por ejemplo se ha usado para casos de medicina remota en zonas de difícil acceso; sin embargo, al revisar el mapa global de esta tecnología, es claro que a pesar que es necesaria su implementación, ya es usada desde hace varios años en otros países.
Hoy existen muestras de gran potencial para avanzar en temas de salud humana y apuntar a lo más alto que se pueda. Emprendimientos y proyectos innovadores como Establishment Labs, que trabaja en el campo de dispositivos para la estética, Bloomertech, que crea brasiers especiales para la detección de padecimientos en mujeres y Speratum, que por medio de un tratamiento patentado investigan la cura para el cáncer. Todos estos son proyectos de clase mundial liderados por costarricenses.
La tecnología aplicada a la salud aún presenta muchas oportunidades. Existen tecnologías que utilizan dispositivos simples que se combinan con inteligencia artificial para detectar el cáncer de piel en etapas tempranas, escáneres que crean modelos tridimensionales de partes del cuerpo y dispositivos especiales que podrían devolver la movilidad a personas que sufrieron alguna lesión. Al revisar todos estos avances, me queda la duda de si en Costa Rica estamos llegando a todo nuestro potencial como país implementando este tipo de proyectos.