Traer de vuelta al mamut al planeta Tierra. Esa es la ambiciosa meta que un grupo de científicos e inversionistas dio a conocer a mediados de setiembre.
La noticia generó reacciones de todo tipo en la ciencia mundial y otros ámbitos, despertó la curiosidad de algunos pero también encendió el escepticismo de otros.
EF conversó con tres científicos costarricenses para entender de qué se trata la propuesta de este equipo y cuáles son algunas de las claves para entenderla.
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¿Cuál es el objetivo?
La meta es una y clara: revivir al mamut, específicamente al mamut lanudo, aquel cuya principal característica era su frondoso pelaje que le permitía vivir en climas fríos.
Los científicos quieren traer a este animal de vuelta a la tundra siberiana, en Rusia, casi 4.000 años después de que se vieran los últimos especímenes en el planeta.
A este fenómeno se le ha llamado salvación genética o hasta resurrección, aunque la palabra adecuada para denominarlo es desextinción, que se refiere al reemplazo ecológico de una especie extinta a través de la manipulación de características físicas y la adaptación intencionada de un organismo existente, el cual podría cumplir la función ecológica de la especie extinta.
¿Quiénes están detrás de la idea?
La idea de revivir al mamut la concibió el biólogo George Church, de la Universidad de Harvard, desde hace unos ocho años, según reportó el medio The New York Times.
Durante ese periodo, Church ha liderado un equipo de investigadores dedicados a encontrar los métodos para conseguirlo.
El biólogo considera que los mamuts son los mejores candidatos porque su ADN se puede encontrar fácilmente en Siberia y porque tienen un antepasado común con un animal que todavía existe en el planeta: el elefante asiático.
El proyecto lo respalda la empresa Colossal, cofundada por el empresario Ben Lamm, el mismo Church y otros profesionales, la cual ya dispuso de $15 millones para desarrollarlo.
Con el eslogan de “La ciencia de la genética. El negocio del descubrimiento”, la compañía, con sede en los estados de Massachusetts y Texas, pretende usar tecnología en la desextinción de especies desaparecidas.
En su sitio web, Laetitia Garriott, CEO de Global Space Ventures e inversionista de Colossal, cuenta que el acercamiento con Church inició en el 2014 con una visita a sus laboratorios.
Otros inversionistas que respaldan a Colossal son Zack Lynch, CEO de NeuroInsights, o Thomas Tull, CEO de Tulco.
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¿Cómo lo piensan hacer?
Al comparar el ADN antiguo de los fósiles de mamut que se han conservado, los científicos descubrieron que el ser viviente más cercano es el elefante asiático. Ambos comparten el 99,6% de sus genes.
El reto inicial es lograr cambios en el ADN del elefante asiático para hacer que el espécimen se parezca un poco más al mamut, por lo que se obtendría un cruce entre mamut y elefante.
“Este equipo lo que quiere hacer es, con base en la comparación que hicieron, tratar de encontrar los genes que determinan las características del mamut que les interesan”, explicó Gabriela Chavarría, genetista de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Entre esas características podrían estar un pelaje más denso, sobrevivencia en regiones polares u orejas más cortas.
El siguiente paso es obtener células de algún tejido del elefante asiático (de la piel, por ejemplo) y transformarlas en células madre pluripotentes inducidas (IPS, por sus siglas en inglés), las cuales son células que “olvidan” lo que eran y son capaces de dar origen a cualquier otro tipo de célula o tejido del organismo.
Posteriormente, el equipo propone usar una técnica de ingeniería genética llamada CRISPR, que sirve para modificar el ADN y por la que se le entregó el Premio Nobel de Química 2020 a las científicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, quienes desarrollaron esta técnica en células eucariotas.
“Este mecanismo usa una enzima nucleasa que realiza cortes e inserciones de ADN específicos en el genoma de la especie plantilla, todo esto dirigido por una molécula de ARN guía (obtenida de información de la especie extinta)”, explicó Rodolfo Umaña, biotecnólogo y coordinador del Laboratorio de Análisis Genómico (Lagen) de la Universidad Nacional.
Esas inserciones son las variantes escogidas de las características del mamut que los científicos seleccionan; se habla de hacer unos 60 cambios.
Con esos cambios introducidos, el siguiente paso sería crear el embrión para lo cual hay diferentes opciones pero es, hasta el momento, el escenario más retador y desconocido a la vez, pues no hay antecedentes, precisó Chavarría.
Lo más fácil sería fecundar a una elefante que sirva de madre de alquiler, pero esta especie está –irónicamente– en peligro de extinción, por lo que puede poner en riesgo al animal. Otro camino sería crear un útero artificial.
En todo este proceso, que podría dar sus primeros resultados dentro de unos seis años, Umaña apuntó que los retos más significativos son obtener material genético íntegro de los restos del animal extinto, encontrar e insertar los genes que codifican las características deseadas del mamut y optimizar la técnica para evitar alteraciones fisiológicas potencialmente mortales.
¿Por qué el mamut?
“Los mamuts son, hipotéticamente, una solución al cambio climático”, dijo Church a The New York Times.
El principal argumento del equipo es que este animal puede ayudar a restablecer el equilibrio ecológico y restaurar el verde que se ha perdido en la tundra siberiana, hoy colonizada por el musgo y menor vegetación, y así impactar positivamente en el ecosistema.
Para Gilbert Alvarado, biólogo de la UCR, la idea de revivir al mamut no es del todo descabellada pero enfatizó en que lo fundamental es responder al para qué.
“La ciencia está al servicio de la humanidad, no debe ser capricho. Hay casos como el moa, un ave de Nueva Zelanda que se extinguió hace 6.000 años, que podría tener mucha más viabilidad”, dijo.
El especialista cuestionó el principal argumento de los científicos proponentes, pues comentó que las características ambientales son muy distintas a la época del mamut. Además, mencionó que el oso polar, un animal que vive hoy en un ecosistema similar, enfrenta más bien una reducción en su población y cambios en su entorno.
No obstante, Alvarado apuntó que, sea cual sea el resultado de este proyecto, también hay interés en el proceso y los progresos que se puedan dar en las técnicas.
¿Hay antecedentes o casos similares?
Existen algunos antecedentes que corresponden a la clonación.
Uno de ellos es el bien conocido de la oveja Dolly en 1997. Pero otro menos mediático y que corresponde a un caso de desextinción es el del bucardo, una especie de cabra de montaña de los Pirineos cuyo último espécimen murió en España en el 2000.
En el 2003 se realizó un esfuerzo por desextinguir al bucardo mediante clonación, pero el individuo se mantuvo con vida por solo siete minutos y falleció a causa de una deformidad pulmonar.
Alvarado también recordó los esfuerzos que ha hecho Brasil por reintroducir al guacamayo azul que, aunque este no se extinguió, sí estuvo cerca de desaparecer en libertad, por lo que la reintroducción se ha dado principalmente a partir de ejemplares que estuvieron en cautiverio.
Estos dos casos son ejemplos de animales que recientemente han desaparecido o que estuvieron al borde de hacerlo, por lo que son especies de las que se conoce su rol y cuyo hábitat no ha cambiado tanto, a diferencia del mamut, puntualizó el biólogo.
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¿Es ético?
Ante la posible “resurrección” del mamut, han surgido voces que cuestionan la iniciativa con argumentos como que el dinero invertido en este proyecto podría dedicarse a conservar animales vivientes en peligro.
Los tres científicos costarricenses coincidieron en que la clave está en el para qué, en la razón por la que se desea revivir al mamut y a otras especies extintas.
Umaña y Alvarado mencionaron que el desarrollo de este proyecto puede fortalecer el camino hacia nuevas tecnologías y mejorar procesos.
No obstante, el biotecnólogo apuntó que existen aún preguntas que la comunidad científica debe discutir, en torno a si la resurrección de grandes herbívoros podría jugar un rol en el desplazamiento de hábitat de otras especies o si la especie resucitada solo sobrevivirá en cautiverio, entre otras.
La genetista, por su parte, se mostró más cautelosa e invitó a esperar el desarrollo del proyecto, pero sí aseguró que la técnica CRISPR llegó para quedarse por su innovación y eficiencia.
¿Podría la desextinción del mamut abrir la puerta para traer de vuelta a otras especies? Umaña mencionó al mamut colombino que habitaba Costa Rica en la época del Pleistoceno u otras especies extintas más recientemente en Centroamérica.
Aún habrá que esperar para dilucidar la respuesta a esta y otras preguntas. Mucho depende del éxito que tenga la idea de Church y Colossal.