Si una empresa o institución instala paneles solares para alimentar de energía sus instalaciones y operaciones, alguien –probablemente la empresa eléctrica– sufrirá algún efecto.
Las tecnologías disruptivas o exponenciales se expanden, pero determinar a cuál tecnología apostar, a partir de los escenarios que pueden esperarse de su implementación, o medir su impacto todavía no es preciso.
“No se tiene ninguna herramienta”, indicó Roberto Sasso, presidente del Club de Investigación Tecnológica.
El Club, junto con una decena de reconocidos profesionales del país, propone la creación de un simulador para entender el impacto de la llamada Cuarta Revolución Industrial.
LEA MÁS: Cómo operaría la sede de Singularity University si se instala en Costa Rica
Alta sensibilidad
Existen una quincena de tecnologías exponenciales con efectos en la productividad, el empleo, los mercados, los consumidores, las industrias, la economía y la política, debido a la resistencia de los sectores que se sienten amenazados.
En los años 90’s la expansión de la ofimática y de Internet se sintió en la productividad de la economía. La crisis de las puntocom mostró que el impacto iba más allá de esas mejoras operativas.
Al final de la siguiente década la expansión de las redes de telecomunicaciones, dispositivos inteligentes, aplicaciones, el mercadeo digital, las redes sociales, los servicios streaming y nuevos modelos de negocios (economía colaborativa, suscripciones) empezaron a cambiar a diferentes industrias.
La computación en la nube, la inteligencia artificial, la robótica, la realidad virtual y la realidad aumentada, redes de quinta generación (5G) e Internet de las cosas, entre otras, posibilita a las empresas e instituciones nuevos niveles de digitalización y automatización.
Cuentas nacionales
En la manufactura, donde ya se tenían equipos altamente mecanizados, la incorporación de la inteligencia artificial y de la robótica es un paso adicional para la fabricación de los mismos productos.
Lo mismo ocurre con la digitalización y automatización de restaurantes, atención al cliente, consultas jurídicas, transporte y compra de entradas al cine, conciertos o juegos deportivos.
“El servicio continúa siendo el mismo, pero la forma de acceso o de consumo es distinto”, indicó Carlos Arguedas, académico de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional.
Normalmente esos servicios, y el impacto de la Revolución 4.0, se registran en las cuentas nacionales y la matriz insumo-producto, que permite determinar la producción y el consumo agregado.
La identificación del impacto detallado del cambio tecnológico normalmente implica estudios específicos y las llamadas “cuentas satélite” (que suman datos específicos) respondiendo a preguntas sobre la incorporación de nuevas tecnologías, cambios generados e impacto en empleo.
Esta metodología es aplicada por diferentes bancos centrales para complementar los sistemas de cuentas nacionales, generar estadísticas específicas y comprender el impacto final en el crecimiento y en el desarrollo de cada país.
Algunas entidades como la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realizaron estudios concretos en México y Argentina en 2017 y 2018, respectivamente.
En Europa, desde hace cinco años, se discute este tipo de mediciones, indicó Arguedas.
Insuficiente
La medición económica podría ser insuficiente, sin embargo, ya sea con las cuentas nacionales o con la metodología de cuentas satélites.
En la implementación de las nuevas tecnologías se deben tomar en cuenta tanto las variables económicas como las variables sociales y ambientales.
“Si se deja una de las variables de lado, se tiene el riesgo de que el balance final no sea positivo”, advirtió Jhon Fonseca, presidente de Xperience X y organizador del Singularity University Summit, que se realiza en el Centro Nacional de Convenciones.
El resultado económico puede ser positivo, pero si no lo es en lo ambiental y en lo social el resultado para una comunidad sería negativo.
La integralidad obliga a adoptar una lógica de red neuronal donde todas las variables afectan a las demás.
Fonseca indica que hay países donde se realiza la medición típica del comportamiento económico, a través de indicadores como el Producto Interno Bruto, y que ya incorporan las otras variables para preguntarse cuánto progreso se genera para la población.
Simulador
La medición a posteriori no ayuda, empero, a prevenir efectos no deseados ni a tomar decisiones sobre cuáles son las mejores alternativas tecnológicas a implementar.
La propuesta del simulador se orienta a lograr ambos requerimientos. Aparte de medir el impacto de las nuevas tecnologías en la economía, deberá ser una herramienta que permita responder a la pregunta: ¿a cuáles tecnologías le apostamos?
“Sería una apuesta bastante segura”, dijo Sasso.
Basándose en herramientas informáticas existentes –empleadas en otros países para identificar el efecto de un aeropuerto, de un puerto e incluso de un sucursal bancaria en una comunidad– se tendría un llamado “simulador de eventos discretos”, el cual asigna funciones de probabilidades a cada una de las variables en un tiempo determinado.
El proyecto implica una inversión entre $15.000 y $20.000 en licencias del simulador y otros $50.000 por los costos de operación.
Con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) se realizan las gestiones para obtener el financiamiento de la cooperación del BID o del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
La iniciativa se podría replicar en otros países de la región.
La propuesta es iniciar una prueba utilizando el simulador al análisis de la instalación de más de 1.000 paneles solares en el Instituto Tecnológico de Costa Rica, en Cartago, que reducen su factura eléctrica en ¢40 millones.
Si se eliminaran las trabas a la generación distribuida de energía solar, la herramienta podría estimar, según el número de paneles solares que se instalen, el impacto en ingresos y puestos de trabajo para la Junta Administrativa del Servicio Eléctrico Municipal de Cartago (Jasec).
Se podrían crear escenarios sobre la reacción de los afectados y el cambio en el costo de la energía según tipo de medidor, entre otros.
Simultáneamente podría determinar el probable aumento de puestos de trabajo para la instalación y mantenimiento de los paneles solares, así como el impacto en la productividad de las empresas de la zona franca en Cartago.
Y por la mayor disponibilidad de recursos en las familias, dados unos menores costos por la energía solar, se podría determinar el efecto en el consumo, el ahorro y la inversión.