Costa Rica es ahora uno de los vigilantes del espacio con la puesta en marcha del cuarto radar de la compañía estadounidense Leo Labs, inaugurado el 22 de abril.
En medio de plantaciones de caña de azúcar, bajo el sol de la bajura guanacasteca, el radar recogerá y suministrará información sobre los objetos de la órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés), como parte del servicio que brinda la empresa a otros actores de la industria del espacio.
Tras el evento de inauguración, EF conversó con el CEO de Leo Labs, Dan Ceperley, para conocer las nuevas oportunidades que se están abriendo en esa industria y qué lugar podría tener Costa Rica.
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Usted habló en su presentación sobre el ecosistema del espacio y las oportunidades de negocios, ¿cuáles son esos nuevos negocios de la industria del espacio?
—Es un momento realmente emocionante en la industria del espacio porque hay una revolución de negocios en marcha. Es un cambio único en la vida de cómo se opera el espacio. El costo de construir y lanzar satélites ha venido bajando: solía ser de unos cientos de millones de dólares y ahora puedes conseguir un asiento en un cohete por cientos de miles de dólares, lo mismo para los satélites. Esto significa que los satélites se están usando más ampliamente, hay más inversión en negocios que usan satélites y hay más grupos que son capaces de crearlos, como equipos de secundaria o universidades. Significa que el espacio se está convirtiendo en parte de la economía normal.
Y en ese contexto, ¿cuál es el siguiente gran paso de la industria del espacio?
—Vienen muchos desafíos interesantes y muchos desarrollos. Uno en el que estamos concentrados es en el tema de la gestión del tráfico espacial y desechos espaciales. Pueden pensarlo como los primeros días del espacio aéreo: empezó con pocos aviones y sin colisiones y luego, rápidamente, más y más aviones hasta el punto que se necesitó tener una dirección activa y ahora podemos poner muchos aviones en el aire. Lo mismo con el espacio. Por el momento hay poca gestión pero hay un número creciente de satélites y en Leo Labs nos enfocamos en proveer esa gestión para que podamos poner miles de satélites más en órbita y hacerlo de forma segura.
También hay algunas otras piezas de la industria en crecimiento. Una de ellas son las compañías que buscan limpiar el espacio: si hay un satélite muerto o un cuerpo de cohete muerto, ellas pueden conducir otro satélite allá arriba y retirarlos.
Su compañía, Leo Labs, se dedica a proveer información, ¿qué tipo de información recolectan y quién la necesita?
—Proveemos servicios bajo suscripción. Significa que si tienes un grupo de satélites que usas, puedes suscribirte a alertas sobre el estatus y la salud de esos satélites. Hemos diseñado el trabajo para operadores de satélites comerciales y gubernamentales, agencias espaciales y la industria de los seguros. Todos ellos necesitan diferentes conjuntos de información sobre dónde están los satélites, si están funcionando bien, si hay otros satélites que se mantienen a salvo y lejos, etc.
Su empresa tiene otros radares en Nueva Zelanda, Texas y Alaska, ¿cómo trabajarán en conjunto ahora con el de Costa Rica?
—El sistema funciona así. Sobre este radar hay miles de satélites y escombros volando cada hora, todo el día y noche, y el radar mide todo eso sin importar el clima, la luz del sol, etc. Y luego, 30 o 45 minutos después esos mismos satélites están sobre otros radares, como por ejemplo el de Nueva Zelanda, y los medimos allá también. Tomando datos de diferentes partes del mundo podemos construir una imagen precisa de donde están los satélites, hacia dónde van...
La forma en la que trabajan juntos es que cada uno monitorea los satélites que vuelan encima. Luego esos datos se envían en tiempo real a la nube y en la nube compara las medidas de los satélites de Nueva Zelanda, Costa Rica, Alaska... Y con esa información podemos predecir de forma precisa dónde estarán los satélites en los siguientes siete días. Y eso lo hacemos miles de veces por hora.
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¿Por qué este radar es importante para Costa Rica?
—Es un punto de referencia para la industria del espacio y atraerá la atención a Costa Rica. Un segundo punto es que espero que sea un hito que inspire a otras personas y especialmente a los estudiantes para que participen en la industria aeroespacial. Y la última cosa es que esta instalación va a ayudar en la sostenibilidad para que el espacio sea usado por las generaciones que vengan.
¿Leo Labs tiene planes de otras inversiones en Costa Rica o alrededor del mundo pronto?
—Sí. Estamos aquí para el largo plazo. Este radar funcionará por 20 años o más, así que seguiremos aquí trabajando con Ad Astra y con El Viejo (lugar donde se localiza el radar) para operar el radar y también conectar con estudiantes. Ahora que el radar está disponible esperamos que impulse una nueva ola de compañías de software que pueda hacer uso de estos datos. Francamente será bueno si hay más compañías, no solo Leo Labs, así que esperamos hacer que eso suceda. Finalmente, está la nueva agencia espacial (de Costa Rica) con la que esperamos seguir comunicándonos.