"Boston es pequeño geográficamente, pero grande en la cantidad de iniciativas", afirma Max Faingezicht, un emprendedor costarricense que tiene nueve años de vivir en Estados Unidos.
Faingezicht, de 35 años, es oriundo de San José y graduado de ingeniería en la Universidad de Costa Rica, además cuenta con una maestría de administración de negocios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
Este costarricense destaca por crear una empresa que actualmente factura millones de dólares anuales, ayuda a las pequeñas y grandes empresas (pymes) para establecer su presencia digital y también es mentor de emprendedores. Asiste a actividades del MIT, colabora con el Incae Business School y participa activamente en firmas de capital de riesgo.
Antes de partir a Estados Unidos, Max fundo Aluminum Systems, en donde desarrolló la operación y el modelos de negocio. Este fue un spin off del negocio familiar Acrilicos S.A.
"En el momento de emprender siempre hay que estar dispuestos a volverse experto. Yo soy ingeniero eléctrico y no tenía experiencia en construcción, pero sí entendía de mercadeo y de desarrollar modelos de negocio, hay que ir aprendiendo en el camino", señaló Faingezicht.
En el 2009 Max tomó sus maletas en busca de su máster en el MIT. En este viaje tuvo grandes oportunidades como hacer una pasantía en Amazon ubicado en Seattle y trabajar con startups.
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El gran inicio
Luego de tener experiencia y el conocimiento, Max se juntó con otros tres socios y en el 2011 formaron ThriveHive, una empresa que trabaja con una plataforma de mercadeo para ayudar a las pymes estadounidenses en su estrategia de mercadeo digital.
ThriveHive trabaja con inteligencia artificial y automatización para ayudar a las marcas a tener presencia digital integrando su sitio web, correo electrónico y redes sociales basado en la analítica que realiza el sistema.
El proyecto fue sólido por lo que ThriveHive logró levantar $5 millones de inversión en capital de riesgo.
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En sus inicios, la firma liderada por Max, tenía 25 trabajadores facturaban $1 millón en ventas de suscripciones.
Luego de operar por más de cuatro años, estos emprendedores decidieron vender la empresa por unos $12 millones a Propel Marketing.
Propel Marketing, siguió utilizando el nombre de ThriveHive, pues ya tenía reconocimiento de marca. Esta venta se realizó con el objetivo de hacer crecer la empresa.
Actualmente, Max es el director de tecnología y está encargado de la división de mercadeo digital, ingeniería, sistemas, software de mercadeo y la oferta de publicidad y anuncios.
Con la compra de la compañía, ahora son 300 empleados, el número de clientes supera los 9.000 y solo en la división de servicios digitales, facturaron en los últimos 12 meses $66.3 millones.
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Modelo de negocio
La firma ha tenido éxito porque lograron definir muy bien quien sería su público meta: las pymes que brindan servicios en Estados Unidos y que ya tienen definido a la audiencia a la que quieren llegar.
Cuando un pequeño empresario se acerca a ThriveHive se lleva a cabo el primer paso que es identificar qué es lo que tiene en cuanto a sus recursos digitales. El estado de su sitio web, presencia en redes, si está identificado por Google Maps, si tiene alguna calificación o review y demás indicadores que apunten hacia el reconocimiento que tiene la marca en Internet.
Además es necesario conocer el presupuesto y disponibilidad en tiempo para atender el mercadeo digital.
"Parte de nuestra tesis es que cada empresa es única, pero sabiendo cómo es la compañía, cuáles son sus oportunidades, la generación de contenido único, ubicación, público meta y disponibilidad para pautar en anuncios", agregó Faingezicht.
Luego de generar el estudio, entra en juego las plataforma de inteligencia artificial, la que hará el estudio correspondiente para que el equipo de ThriveHive pueda hacer las recomendaciones, estrategia y mentoría para hacer que la pyme crezca.
No solo empresario, también mentor
Max, además de dedicarle tiempo a su empresa, también es mentor y se ha convertido en un referente en el tema de las startups y emprendimiento en Boston.
El costarricense ayuda a través de TechStars, una aceleradora de proyectos en Estados Unidos, en un espacio en donde tiene la oportunidad de ver otros proyectos y ayudarlos a crear soluciones.
Su participación en el MIT también es activa y participa en reuniones con estudiantes, así como ser juez en diferentes competiciones de emprendimientos.
"Me gusta estar activamente ayudando y dando consejos sin la expectativa de recibir nada a cambio. Hay que empujar el ecosistema de emprendimientos para ver resultados", señaló.
Max visualiza estas mismas oportunidades para Costa Rica, ya que se trata de un ecosistema pequeño en el que casi todos se conocen, por lo que considera que brindar una mano debería convertirse en el ADN de un ambiente emprendedor.
"Espero seguir involucrándome como consejero de mas compañías de tecnología en Costa Rica para ayudar a empujar el ecosistema para adelante", concluyó Max.