El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) descarta que a corto plazo se pueda implementar en Costa Rica el voto electrónico.
La razón principal es la inversión de $28 millones que tendría que asumir el país para implementar esta modalidad de sufragio.
Además, sus beneficios no serían tan notorios, más allá de tener los resultados dos horas antes de lo que hoy conocemos.
El TSE ha efectuado varios estudios de las tecnologías existentes, en conjunto con el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), y se han definido las principales características que se requerirían tanto en hardware como en software.
Durante el año 2008 y 2009 se realizó un análisis de factibilidad y un estudio de mercado para evaluar soluciones de voto electrónico. Se concluyó que los precios ofrecidos no eran acordes con la realidad nacional; es decir, no hay una relación costo - beneficio favorable.
En lugar de usar el voto electrónico, el TSE prefiere optar por otras tecnologías que sean de mayor impacto para el ciudadano; por ejemplo, instalar sistemas biométricos para la identificación digital de las personas al momento de votar y facilitar una plataforma para que todas las inscripciones de los partidos y candidatos sean en línea.
Un proceso virtual atado al mundo real
En el caso hipotético de que se pudiera votar electrónicamente, el cambio consistiría en colocar una urna virtual. Es decir, el elector siempre tendría que presentarse en el centro de votación; esto porque en la Constitución Política se estipula que el voto en Costa Rica debe ser directo y secreto. Para que el sufragio sea electrónico y remoto se necesita una modificación en la Constitución.
Las diferencias que percibirían los electores serían la manera de votar –de la crayola se pasaría a un clic– y la inmediatez de los resultados, pues estarían disponibles en cuanto los puestos de votación cerraran.
Si se considera que en las pasadas elecciones presidenciales el TSE tenía el 90% de las mesas escrutadas dos horas después del cierre, implementar este tipo de tecnología tampoco marcaría gran diferencia en la declaración de los resultados.
“En el momento financiero que vive el país, $28 millones es una cifra de la que no disponemos. La pregunta es ¿realmente lo necesitamos?”, comentó Dennis Cascante, director de Estrategia Tecnológica del TSE.
Esos $28 millones representan una cifra exorbitante si se la compara con los costos actuales de ¢1.200 por elector.
En las elecciones pasadas se registraron 3,4 millones de electores, para un costo aproximado de ¢4.080 millones.
La autoridad electoral no descarta del todo la opción de instaurar esta tecnología para modernizar el sistema actual de votación, principalmente por el crecimiento demográfico. Sin embargo, la decisión debe estar contextualizada a la realidad nacional y jurídica del país.
El voto electrónico se ha instaurado en países que han tenido problemas de transparencia electoral, como es el caso de Brasil, donde se generaban dudas y acusaciones acerca de fraude en el conteo de votos.
En otros casos también se ha implementado para fomentar la participación ciudadana y brindar resultados más expeditos. No obstante, Cascante señala que esa no es la realidad de Costa Rica.
Según el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, 32 países incluyeron el voto electrónico en su sistema electoral para garantizar transparencia en sus procesos electorales y volverlos más ágiles.
Entre ellos se encuentran: Suiza, Canadá, Australia, Estados Unidos (solamente en algunos estados), Brasil, México, Perú, Venezuela, Japón, Corea del Sur y la India.
El gran reto de la votación electrónica es la confianza, tanto por parte del electorado como de las autoridades. En caso de que se instaure este método, es necesario comprobar que los sistemas son seguros, tomando en cuenta el auge de ataques cibernéticos.
En Estados Unidos, por ejemplo, durante los comicios en 2016, diferentes estados reportaron fallas en las máquinas donde emitieron sus votos. En Utah, los ciudadanos tuvieron que recurrir al voto manual, dados los inconvenientes con los dispositivos.
Además, en 2018, un grupo de especialistas en ciberseguridad publicó un informe acerca de severas fallas y vulnerabilidades que tienen las máquinas en el país norteamericano.
Lo mismo sucedió en Suiza, cuando se descubrió que en su sistema de votación por Internet existía una falla crítica en el código fuente. La debilidad abría la puerta para que alguien, sin ser detectado, cambiara todas las papeletas legítimas y las reemplazara por fraudulentas.
Tecnologías viables
Al ser el voto electrónico un proyecto inviable de momento, el TSE ha optado por buscar otras áreas donde usar tecnologías para facilitar el proceso electoral.
Una de ellas fue la creación de una plataforma que permite realizar las inscripciones digitalmente, tanto para los comicios presidenciales como municipales.
Antes, los candidatos de partidos que se encontraban fuera de la Gran Área Metropolitana tenían que viajar hasta San José para presentar su inscripción. Si existía algún error en el formulario, tenían que pasar días para hacer la modificación y el debido proceso.
Con la solución digital se evitan los traslados y las inscripciones son mucho más rápidas.
Otra solución es la app Votante Informado CR, disponible para las próximas elecciones municipales 2020. A través de ella, el elector podrá obtener toda la información relacionada con los candidatos de su gobierno local.
El ciudadano podrá consultar, desde su celular, los planes de gobierno, datos del candidato, información del partido, lugar de votación, número de mesa y hasta los resultados en tiempo real.
El TSE también trabaja en incluir los sistemas de identificación biométrica a la hora de emitir el voto.
En lugar de presentarse con su cédula y esperar a ser buscado en listas de papel, usted podría colocar su huella dactilar en un lector y, después, votar.
Según el TSE, Costa Rica necesita con urgencia otros servicios digitales antes que el voto electrónico. No es un sueño abandonado, pero sí es uno que tendrá que esperar su turno por buen tiempo.