Usted tiene en su negocio a una persona que solicita un crédito, un servicio notarial o incluso un empleo: ¿cómo comprueba que es quien dice ser si le presenta documentación, cédula, hoja de vida y hasta referencias?
Hasta hace poco los servicios de los burós de crédito facilitaban tener la información de una persona solicitante de crédito en un banco, cooperativa o comercio de venta al detalle para ver su comportamiento como buen pagador.
Los servicios de datos también permitían localizar al cliente en caso de morosidad.
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Los burós no se quedaron ahí y pasaron de resolver consultas a brindar estudios, incorporando nuevas tecnologías.
“Nuestro modelo de negocios se basa en crear soluciones del mercado y ajustándose a la legislación”, dijo Ricardo Herrera, director de operaciones de Credid.
Credid es una firma que nació a principios del 2017 brindando los servicios de buró de crédito y que viene ampliando sus servicios y mercados.
La firma anunció el lanzamiento de un sistema de validación, mediante el cual se comprueba la identidad de la persona con base en los registros del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), para lo cual se firmó un convenio.
Para esto se digita el número de cédula de la persona y se obtiene la imagen de la huella digital registrada en el TSE. El cliente coloca su dedo en un lector biométrico, el sistema hace la comparación y valida la identidad.
Utilizando esta tecnología se puede evitar ser víctima del delito de suplantación de identidad en servicios financieros, en comercio, en servicios notariales para el registro de una propiedad, y hasta en la contratación de una persona para una plaza o en un trámite de alquiler.
También se firmó un convenio con Radiográfica Costarricense S.A. (Racsa) como proveedora de la plataforma de datos de la Dirección de Migración y Extranjería. En este caso se hace la validación con el número de identificación.
Datos de clientes
Hay múltiples fuentes de información de las personas, empezando por los datos que cada empresa o entidad tiene de sus clientes.
Para recabar, registrar y actualizar datos de clientes nuevos y actuales se pueden utilizar herramientas, ofrecidas por burós de crédito, con formularios digitales.
El proceso no se queda ahí, sin embargo.
Para completar el perfil de una persona se recurre a las bases de datos públicas, como el Registro Civil, y se revisan redes sociales para encontrar información básica de localización.
En el caso del uso de bases de datos de fuentes privadas, como las que tienen empresas o entidades no reguladas y los colegios profesionales, se debe solicitar la autorización y el consentimiento expreso del cliente.
Entre las variables que se pueden incorporar, si el cliente lo autoriza, está el comportamiento como usuario de servicios telecomunicaciones, lo cual es muy útil para las promociones o el otorgamiento de planes de postpago de los operadores.
De esta forma se obtiene las referencias comerciales necesarias.
En casos particulares, se pueden revisar bases de datos o listas internacionales de excepción, como las del Federal Bureau of Investigation (FBI), Interpol, Drug Enforcement Administration (DEA), y la Unión Europea, entre otras.
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Análisis automatizado
Contar con información de las personas permitiría la bancarización de los segmentos que no tienen acceso a los servicios financieros, de capital semilla o de subsidios para situaciones familiares o emprendimientos.
Las herramientas disponibles por los burós recurren a esas fuentes, identifican el dato y lo utilizan en el análisis del cliente, pero no pueden registrarlo o almacenarlo.
Lo que sí se puede hacer es el análisis para hacer una calificación, de acuerdo a las normas y políticas de cada entidad.
El análisis puede incluir la revisión de los vínculos de los solicitantes o prospectos con autoridades, ejecutivos o colaboradores actuales, en cumplimiento de las normativas existentes que restringen las operaciones hasta segundo grado de consanguinidad o afinidad (padres, hermanos, cónyuges, hijos y nietos).
Así mismo se pueden identificar los grupos de interés económico con los que tiene relación una persona, incluyendo sociedades y propiedades, para efectos de reducir los riesgos financieros.
Los servicios también sirven para procesos de contratación de proveedores en el sector público y en el privado.
Para la automatización se combinan tecnologías de big data, minería de datos, analítica e inteligencia artificial.
La calificación o score del cliente se realiza con motores de decisión, los cuales abarcan todo el flujo del proceso, desde la precalificación hasta el desembolso.
Las solicitudes las puede aceptar o rechazar en minutos el ejecutivo que atiende al cliente, de acuerdo al score que se obtiene, y los comités de crédito –cuando existen, como en las cooperativas– pueden enfocarse en determinados casos o desaparecen del todo.
Si la calificación es baja se ahorra tiempo, tanto de los ejecutivos como de los clientes, aunque la percepción de riesgo y la decisión final de otorgar el financiamiento y de solicitar una garantía adicional es de la entidad o comercio.
En el caso de Equifax este tipo de herramientas están en la base de aplicaciones como el asistente virtual Layla, de Impesa, que permiten brindar una respuesta a los clientes incluso fuera de horario, cuando las oficinas están cerradas.
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Los asistentes virtuales pueden utilizarse para solicitudes de crédito, tarjetas de crédito o seguros, facilitando la precalificación.
En casos de accidentes, el conductor puede comunicarse con su aseguradora a través del asistente virtual y recibe de inmediato información de cuál ejecutivo o agente llegará a asistirlo y en cuánto tiempo.
“La discrecionalidad la mantiene la entidad”, recalcó Rodolfo Méndez, director administrativo de Equifax Costa Rica.