Un “unicornio”, en el siglo XXI, lejos de ser simplemente una criatura mitológica en forma de caballo con un cuerno en la cabeza, es el nombre por el que son conocidas aquellas startups que logran una valoración de más de $1.000 millones, según estándares de las firmas de venture capital .
Sin embargo, más allá de su valor en libros, resulta interesante destacar la rapidez con que estos unicornios llegan a obtener esta valoración. Las startups , emprendimientos que juegan con la incertidumbre y el alto riesgo, emplean modelos innovadores para generar negocios escalables.
Un ejemplo de uno de estos unicornios es el gigante Xiaomi, una startup de origen chino fundada en el 2010 y llegó a tener una valoración de $45.000 millones. Esto quiere decir que les tomó tan solo 6 años en convertirse en uno de los unicornios más valiosos del mundo, siendo solo superado por Uber.
Xiaomi es una empresa que fabrica teléfonos móviles de gran calidad a un precio competitivo.
Airbnb, el gigante dedicado al hospedaje en varias latitudes; Stripe, popular procesador de pagos en línea para aplicaciones y sitios web, y Slack, una poderosa herramienta para comunicación entre compañeros de trabajo, son solo algunos de los unicornios que en menos de 10 años han logrado obtener una valoración de más de $1.000 millones.
¿Y en Costa Rica? En el país aún no existen unicornios, pero estamos optimistas de que en algún momento aparezca uno de estos seres míticos en nuestro territorio. Hoy startups como Leaf, Slidebean y Huli cuentan con valoraciones interesantes que tienen altas posibilidades de crecimiento y que podrían llegar a ser adquiridas por un jugador internacional relevante.
Con estas perspectivas, es muy probable que los unicornios dejen de parecernos seres lejanos y tengamos uno o varios conviviendo en el amplio parque empresarial costarricense.