El remezón en el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) deja los planes para el sector de telecomunicaciones enmarañados y sin encontrar un puerto de conexión con el empresariado.
El peso del sector, que aporta ¢540.000 millones al Producto Interno Bruto (PIB), desborda la capacidad institucional del ministerio con el segundo menor presupuesto del Poder Ejecutivo (un 0,1% del total).
Los bienes y servicios tecnológicos de exportación también significan una buena cifra para el PIB, que alcanzó un 11% en el 2013.
A pesar de su participación en la economía, el sector de las telecomunicaciones ve cómo los elementos regulatorios clave para su desarrollo se estancan en el ente rector. La situación no es nueva, pero los empresarios sienten que se agravó en el transcurso de este 2015.
“La ministra (Gisella Kopper) no tenía experiencia en la materia. Se desaceleró el aprendizaje”, dijo Elías Soley, especialista legal en telecomunicaciones.
El viernes pasado, el presidente Luis Guillermo Solís, solicitó la renuncia de Kopper y del viceministro de Telecomunicaciones, Allan Ruiz.
La salida de los funcionarios se da en medio de la discusión de un polémico proyecto de ley de radio, que pretendía censurar el contenido editorial de los medios de comunicación que liciten espectro.
La reforma a la ley, vigente desde hace 70 años, es uno de los pendientes en materia de telecomunicaciones que navegan sin encontrar puerto.
No está solo. En la lista también aparecen el plan para ordenar las frecuencias, la televisión digital y hasta la visión del país sobre telecomunicaciones.
Una larga curva
“El período de acomodo de este ministerio fue demasiado largo”. Así resumió Juan Manuel Cambios, de Ciber Regulación, el sentimiento del sector.
Para Fabio Masís, de la Cámara de Infocomunicaciones, a mediados del año pasado existió un buen ambiente para retomar proyectos. “Pero se desaceleró en diciembre”, detalló.
Lo que los empresarios más resienten del Ministerio es su falta de visión.
El Plan Nacional de Desarrollo de las Telecomunicaciones, que define el futuro del sector, perdió vigencia desde mayo del 2014. Las autoridades de la administración Chinchilla prorrogaron su vigencia hasta diciembre del 2015.
Ruiz prometió tenerlo listo en febrero. Sin embargo, el texto que salió a consulta recibió un bombardeo de críticas que terminaron por relegarlo a una gaveta olvidada, al menos por ahora.
La televisión digital también patalea en el océano: su evolución acumula una deuda de dos años con la Contraloría General de la República (CGR), que criticó la carencia de un modelo de implementación en el 2013. De esa estrategia, que debió quedar lista en octubre del año pasado, tampoco se tienen grandes avances.
Ruiz había achacado los retrasos a los numerosos incendios que debió apagar, muchos relacionados con la reforma a Ley de Radio y Televisión.
La legislación vigente había recibido críticas de la Contraloría desde el 2012, cuando la calificó como “obsoleta”.
Aunque el Ministerio cumplió con enviar el proyecto a los empresarios, sus cláusulas contra la libertad de expresión lo empujaron a un abismo del que difícilmente podrá salir a corto plazo.
El espectro de todos los días
La atribución de las frecuencias, punto medular para el desarrollo de las telecomunicaciones, tampoco ha llegado a la otra orilla.
La subasta de los 70 Mhz de espectro que quedaron libres desde el 2011 sigue a la deriva, bajo la vigilancia de los empresarios, principalmente Claro y Movistar.
Los operadores privados de telefonía móvil afirman que con esa porción del espectro lograrían un mejor balance para competir contra el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
Ruiz había informado que el primer cuatrimestre del 2015 se realizaría la subasta, una posibilidad que con el cisma en el Micitt parece ahora lejana.
En entrevista con EF, Kopper negó que los proyectos estén estancados, pero aceptó que todos pasaban por una “fuerte revisión” porque, cuando llegaban a sus manos, venían muy mal redactados desde el Viceministerio de Telecomunicaciones.
Ahora, a las cámaras les preocupa que el Gobierno, con base en esta mala experiencia, elija candidatos con más manejo político que experiencia técnica.
“No deben tomarse como ‘botines políticos’”, dijo Óscar Barahona, presidente de la Cámara de Infocomunicaciones (Infocom).
“Un viceministro deberá contar con experiencia no solo política, sino también técnica”, comentó Luis Amón, vicepresidente de Camtic.
Aunque creen que el presupuesto del Micitt es bajo para atender al sector, los empresarios opinan que es el mejor hábitat para las telecomunicaciones. Lo que necesitan es un buen capitán que las haga navegar hasta un puerto seguro.