El CEO de Intel, Pat Gelsinger, renunció a su cargo como director ejecutivo y también dejó su silla de la junta directiva, según informó la propia empresa estadounidense de semiconductores.
En tanto, indicó la compañía por medio de un comunicado de prensa, el puesto de CEO lo asumirán David Zinsner y Michelle (MJ) Johnston Holthaus, de forma interina. Asimismo, Frank Yeary asumirá el cargo de presidente ejecutivo interino.
Zinsner es vicepresidente ejecutivo y director financiero, mientras que Holthaus recientemente fue designada como CEO de Intel Products. Por otra parte, Yeary es el miembro independiente de la junta directiva de Intel.
La salida se da en un contexto complejo para Intel, que actualmente lleva un proceso de reestructuración de negocio para sanear sus resultados financieros y recortar en unos $10.000 millones sus gastos operativos de cara a 2025.
La empresa se ha visto afectada por el rezago de la compañía en la carrera por el desarrollo de chips más potentes frente a competidores como Nvidia y otras empresas fuera de Estados Unidos.
Yeary aseguró en el comunicado de prensa que Intel ha logrado “avances significativos” en la recuperación de su competitividad, pero reconoció que “queda mucho trabajo por hacer para restaurar la confianza de los inversionistas”.
“Con el liderazgo de Dave y MJ, continuaremos actuando con urgencia en nuestras prioridades: simplificar y fortalecer nuestro portafolio de productos, avanzar en nuestras capacidades de manufactura y fundición, y optimizar nuestros gastos operativos y de capital. Estamos trabajando para crear una Intel más ágil, simple y eficiente”, puntualizó.
Para intentar recuperarse, Intel cuenta con el respaldo del gobierno estadounidense, que busca fortalecer su industria local en materia de chips por motivos geopolíticos y de seguridad. Inclusive, recientemente recibió la adjudicación definitiva de una subvención por $7.900 millones contemplados en la ley CHIPS para incentivos a la industria manufacturera.
La renuncia es efectiva a partir de este 1.° de diciembre de 2024.
Según Gelsinger, calificó el último año de la compañía como “desafiante”. “Ha sido un año desafiante para todos nosotros, mientras tomamos decisiones difíciles pero necesarias para posicionar a Intel ante las dinámicas actuales del mercado”, resumió.