Tras la interrupción de varios meses a causa de la pandemia de COVID-19, los aeropuertos internacionales han venido retomando sus actividades, pero con nuevas necesidades y protocolos.
La digitalización en las terminales era un proceso que se venía desarrollando antes de la emergencia sanitaria mundial, pero se ha acelerado desde que reabrieron sus puertas, lo cual puede generar oportunidades y retos a la vez.
La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) aseguró en mayo de este año que el tiempo que consumen los procesos de los aeropuertos se ha disparado hasta las tres horas en horario punta, a pesar de que el volumen de viajes solo representa un 30% respecto a los niveles prepandemia.
Eso incluye trámites como el check-in, aduanas, migración, reclamación de equipaje, entre otros.
Ante esto, la IATA llamó a buscar una solución automatizada para el control de los protocolos del COVID-19 y aprovechar la tecnología para la seguridad ciudadana y sanitaria.
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La seguridad de los aeropuertos ya había dado un giro desde los atentados del 11 de setiembre del 2001 en Estados Unidos, con estrategias de seguridad basadas en la evaluación de riesgos, buscando más efectividad y seguridad en las terminales.
Con ello también se endureció el negocio aeroportuario con revisiones de vehículos y equipajes así como estricta seguridad perimetral, lo que también provocó “retrasos onerosos”, según Fernando Gamboa, asesor ejecutivo de Eulen, una empresa encargada de diversos servicios de seguridad en los aeropuertos Juan Santamaría y Daniel Oduber.
Ahora, la tecnología es la protagonista de los procesos de viaje en los aeropuertos, que buscan ser espacios más accesibles y de fácil tránsito, y en los que también priman los nuevos protocolos sanitarios.
Transformación
Los principales cambios tienen que ver con la integración de los protocolos que ya se han hecho cotidianos: uso de mascarilla, lavado de manos, toma de temperatura y estaciones sanitizantes, entre otros.
En el aeropuerto internacional Daniel Oduber, en Liberia, también se han modernizado los controles de equipaje relacionados a explosivos.
“La aplicación del protocolo sanitario ha hecho necesario realizar ajustes en la terminal y una significativa inversión en mobiliario y equipo, así como cambios en la forma de trabajo para la protección de la salud y personal a cargo”, comentó César Jaramillo, gerente general del aeropuerto de Guanacaste.
En el caso del aeropuerto internacional Juan Santamaría, en el 2018 se invirtieron $3,8 millones para modernizar los sistemas y herramientas del Centro de Operaciones y Comunicaciones (AOCC, por sus siglas en inglés), que permitió integrar todos los elementos de seguridad en un único sitio.
Dos años después, se amplió el circuito cerrado de televisión (CCTV) y se incorporó un software de inteligencia a las cámaras de monitoreo, el cual permite tener una mayor nitidez de la imagen y más tiempo de grabación.
Con esas inversiones, el Santamaría aspira a ser un aeropuerto digital, mencionó Juan Belliard, director de Operaciones de Aeris, concesionaria de esa terminal.
Sumado a eso, los aeropuertos con mayor tráfico de Costa Rica están echando mano de otras tecnologías aplicadas en la seguridad.
Se están implementando, por ejemplo, cámaras termográficas para la toma de temperatura de los viajeros, algo que se volvió casi una obligación tras la llegada del COVID-19.
También se ha trabajado en mejoras en las aplicaciones de reservas de vuelos para hacer más fluido el paso de los viajeros por las terminales aéreas.
Diversos aeropuertos del mundo han integrado también softwares de control de aforos para lograr una reapertura controlada, explicó Gamboa.
La tecnología biométrica es otra de las herramientas que se ha vuelto recurrente cuando de viajar se trata. No obstante, este método ha levantado críticas o escepticismo por supuestas violaciones a la privacidad.
“La tecnología biométrica es un concepto muy amplio. Si nos referimos a controles de acceso con lectoras de huella digital o iris del ojo, no tiene mayor invasión a la privacidad. De hecho, por el tema de la pandemia, la huella digital se ha dejado de utilizar pero tiene varios años de estar en el país”, explicó el representante de Eulen.
Gamboa aceptó que el reconocimiento facial ha generado “noticias falsas” acerca de su almacenamiento y uso de la información, y confirmó que es una tecnología que se usa en Costa Rica, sobre todo en lugares de grandes aforos.
Jaramillo agregó que el uso de la biometría responde a una tendencia mundial, con diferentes aplicaciones, pero que en Costa Rica se ha empleado “de acuerdo con las posibilidades de las finanzas públicas”, pues principalmente tiene que ver con controles policiales.
El país cuenta con el Sistema Migratorio de Identificación Biométrica, cuyo objetivo es facilitar la identificación de personas que permita la integración con los sistemas migratorios existentes, además de consolidar una base de datos biométricos de personas extranjeras por temas de control migratorio e investigación de delitos de crimen organizado.
El 89% de los aeropuertos confirmaron que ofrecen opciones de facturación de autoservicio.
El 64% dijo que ha implementado puertas fronterizas de inmigración habilitadas por biometría.
El 83% de los aeropuertos están implementando un importante programa de seguridad cibernética.
— Informe del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI) con consultas a 180 aeropuertos.
Dicho Sistema contempla, a su vez, al sistema Automatizado de Identificación de Huellas Dactilares (AFIS) y al sistema de Reconocimiento Facial (FRS), según detalló la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME).
La institución trabaja actualmente en el proyecto de pasaporte biométrico para implementar un sistema de expedición de documentos migratorios que permita validar la identidad de los costarricenses mediante la huella dactilar.
En este proyecto ya se invirtió cerca de $1 millón y deberá cumplir con las especificaciones y medidas de seguridad recomendadas por la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI).
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Además, la DGME ya ha invertido cerca de $9 millones en la adquisición y mantenimiento de un centro de datos durante los últimos cuatro años.
En el tema de rayos X, los aeropuertos fuera de Costa Rica han migrado a máquinas en 3D, las cuales permiten la visualización de la persona en una figura 3D y no en su cuerpo. Esta tecnología no está en el país y lo que se usan son marcos detectores de metales.
El futuro del autoservicio
Una tendencia que está en marcha en el sector aeroportuario es la automatización de los procesos, con equipos de autoservicio en los que el pasajero puede realizar diversos trámites por sí mismo.
El AIJS ya cuenta con 30 puestos de auto check-in que permiten al pasajero obtener por cuenta propia su boleto de abordaje.
“Estos quioscos traen reducciones importantes en los tiempos de procesamiento al compararlos con la manera tradicional, además de que minimizan la interacción entre personas y se reducen las filas”, comentó Belliard.
Se trata de una tendencia que se replica también en otras industrias, en las que se ha apostado a la tecnología y robots para agilizar procesos.
Pero, ¿sustituirán estas tecnologías el trabajo humano a futuro en los aeropuertos? La respuesta en común se podría resumir en que tecnología y humanos somos complementarios.
Para Gamboa, de Eulen, el factor humano siempre será importante para cualquier operación, pero apuntó que la tecnología funciona como un complemento a la seguridad física.
Por su parte, desde el aeropuerto de Guanacaste manifestaron que se debe tener un equilibrio y velar por el empleo de las personas, más cuando el desempleo en el país sigue estancado en cifras de dos dígitos.