Las nuevas herramientas digitales permiten a los estudiantes y a los profesionales aprovechar ese mar de información que está en Internet, filtrarlo y usarlo a su favor. Empezar no es difícil, usualmente es cuestión de inscribirse y, algunas veces, pagar con tarjeta de crédito. El problema es finalizar con éxito.
Distinto a los cursos presenciales, con estas herramientas, los profesionales pueden estudiar cuando quieran, donde quieran y a la hora que quieran. Por eso, es un arma de doble filo.
David Rodríguez, gerente de Habilitación de Ecosistemas de Intel, habló con EF sobre estos temas.
¿Cuál es la mejor forma de escoger un curso de extensión profesional en línea?
Hay que seleccionar un ámbito, estar muy seguro de en qué quieres enfocarte porque los cursos son abundantes y te puedes perder. Mi recomendación es, primero, escoger un ámbito y buscar por temas. Después, empezar a buscar en universidades reconocidas los cursos que están abiertos. Universidades como George Town o el MIT tienen programas abiertos que incluso son gratuitos. Si no, también se puede optar por instituciones reconocidas como Coursera o Khan Academy.
¿Cómo asegurarse de que se está escogiendo el curso correcto, sin miedo a perder el dinero, en el caso de que estuviésemos invirtiendo?
Deben verificar quiénes son las personas que escriben. Haciendo una breve búsqueda en Internet se puede comprobar el currículum del profesor. Pregúntese ¿quién me está hablando?, ¿por qué está diciendo lo que dice?
Esta es una revolución educativa. Para quienes cursaron la educación formal podría resultar difícil adaptarse a estas herramientas. ¿Cómo perseverar y llegar al final del curso?
Uno de los puntos importantes es que haya automotivación. Si no la tengo, nadie me va a empujar a terminar el curso. Tengo que tenerla para terminar. La máquina no lo va a hacer, ni tus compañeros de grupo.
También hay que entender que el aprendizaje sucede en cualquier momento del día y ahí se tiene que tomar ventaja de las herramientas y que con esa premisa decidir cuál es el momento que necesito. El mejor momento es el que uno decida.
¿Cómo pueden las empresas aprovechar estas herramientas para capacitar a sus propios empleados?
Mediante programas de formación en línea se puede aprender cualquier cosa: desde mecánica, hasta banca. Es mucho más sencillo, mucho más económico entrenar a sus empleados a través de la virtualidad. No se rompe nada, hay mucho material de refuerzo en caso de que no entienda bien, a diferencia de un proceso en el que tengo 30 horas y tengo que sacarle el mayor provecho a lo que el profesor me está diciendo.
Si necesito esa lección tres meses después de que pasó el curso, vuelvo y lo encuentro completo.
¿Por qué una empresa debería interesarse en capacitar así a sus empleados?
Los procesos de e-learning deben adoptarlos las empresas para capacitar su fuerza laboral. Los costos asociados son siempre mucho más bajos que un programa en el que tienen que separar al empleado durante cierto tiempo para dar una capacitación presencial. Muchos procesos se pueden dar en la tranquilidad de tu casa, donde nadie te está mirando y totalmente relajada. Al final del día, el objetivo es aprender un concepto y saber cómo lo vas a aplicar en el tiempo a tu trabajo, sin tener que estar en un aula de 8 a 12.