Para su próximo viaje podría pensar en ir a comer a la casa de un hogar local y así conocer la gastronomía y la cultura del lugar que visita.
¿Le parece extraño? Pues en Europa, Estados Unidos y en algunos países asiáticos es una realidad y una forma diferente de ganar dinero.
El social dining nació gracias a aplicaciones como VizEat y VoulezVousDiner, las cuales le permiten a los dueños de las casas ser anfitriones y mostrar a los turistas sus habilidades culinarias.
En Costa Rica todavía no existen ejemplos, pues es una tendencia relativamente nueva.
En un contexto en el cual aplicaciones como Uber y Airbnb desatan la polémica con su modelo de “economía compartida”, ¿ahora estarán los restaurantes también involucrados en el debate?
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Rompiendo esquemas
El fenómeno del social dining pretende que además de compartir una cena con los viajeros, también exista un vistazo cercano a la forma de vida de los habitantes de la ciudad que se visita.
VizEat comenzó a operar a principios del 2014 en Francia y actualmente se encuentra en 60 países, tiene 40.000 usuarios inscritos y 3.000 anfitriones en todo el mundo.
Para utilizar la aplicación, solamente se debe registrar con sus datos personales y luego podrá conocer cuáles son los lugares, anfitriones y menús disponibles.
Luego de elegir al anfitrión, se debe seleccionar el día del evento y reservarlo.
Cuando el dueño de la casa acepte la reservación, el visitante deberá ingresar los datos de su tarjeta de crédito.
Los precios serán fijados exclusivamente por el anfitrión, además VizEat cobrará un 15% por las comisiones.
En el caso de VoulezVousDiner, la mecánica es la misma pero la comisión es del 20% sobre el precio de la reservación.
A los anfitriones se les depositará 24 horas después el monto total que cobró por la comida.
Luego de hacer los pasos de reservación, las aplicaciones activan la opción de mensajería directa, por medio de la cual, los invitados pueden comunicarse con quienes los recibirán e incluso podrán solicitar algún antojo adicional.
La información personal de los anfitriones como la dirección y el número de teléfono, serán transmitidas una vez que el dueño haya validado la reservación.
“VoulezVousDiner es una invitación para el encuentro y la apertura cultural a través de la cocina y la gastronomía”, afirma la aplicación en su sitio oficial.
Como parte de los mecanismos de seguridad, las plataformas se encargan de verificar las direcciones de correo electrónico, los números de telefónicos y cuentas de Facebook, con el fin de asegurar que los datos pertenecen a la persona inscrita.
Nuevas formas de ganar dinero
VizEat y VoulezVousDiner están generando cambios en la forma de disfrutar de la gastronomía, así como Uber lo hizo en temas de transportes o Airbnb en hotelería.
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Servicios como Couchsurfing (alquiler de un sillón para que duerma) y TaskRabbit (cazatalentos) también forman parte de la “economía colaborativa”.
Las aplicaciones tecnológicas cada vez se diversifican y presentan oportunidades para realizar negocios con tan solo un clic.
A pesar de las facilidades, surge la interrogante de si se deben regular estas prácticas. Es un tema que está generando debate a nivel mundial.
Gustavo Araya, presidente de la Cámara de Hoteles, afirmó que con la aplicación como tal no hay problema. El conflicto radica en la existencia de una compensación económica.
Araya insistió en que en estas aplicaciones no hay una economía colaborativa porque hay un servicio que está siendo remunerado. “Es una actividad comercial y debe ser regulada como todos los demás comercios”, dijo.
Este criterio es compartido por los entes estatales como el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), el Consejo de Transporte Público (CTP), el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (Meic) y el de Hacienda, que son tajantes y afirman que cualquier actividad económica debe ajustarse a la legislación actual.
Si bien es cierto que hasta el momento no se han reportado casos en el país de social dinning , la tendencia podría reabrir el debate que ocasionó la llegada de Uber al país.
Para los defensores de la economía colaborativa, son los gobiernos los que tendrán que ajustarse a los cambios que conlleva el uso de estas aplicaciones.
Aspectos como la higiene, las tarifas y el pago de impuestos son factores determinantes para analizar cómo podrían operar estas plataformas de social dining.
A pesar de la polémica legal y económica que desata la “economía colaborativa” ¿se animaría a reservar a través de una aplicación para comer en la casa de un desconocido?