Adaptarse o desistir. Suena un poco extremo pero esas son las opciones que tienen los mineros digitales de Ethereum ahora que esta red blockchain está por dar la actualización más grande de su historia: el merge.
Este cambio modificará el mecanismo con el que se transan los ethers —la criptomoneda de esta red—, reemplazando el antiguo minado de unidades de procesamiento gráfico (GPUs) por un nuevo método más amigable con el medio ambiente llamado staking (apuesta).
El merge (fusión), como se le conoce popularmente, vendrá a hacer una especie de democratización tecnológica en la que el trabajo que antes hacían una serie de computadores potentes —los cuales consumían mucha energía— podrá ser realizado por ordenadores mucho más ligeros.
Para los mineros el merge significa que la inversión que realizaron por miles de dólares en equipo de cómputo será redundante o excesiva, pues ya no necesitarán equipos de ese calibre. Esto los arrastra hacia una encrucijada: minar otra criptomoneda —con el riesgo que no sea igual de rentable— o vender sus ordenadores. La decisión deben tomarla pronto, pues el merge es inminente: se espera que suceda este mismo mes, ya los desarrolladores han puesto como meta flexible el 19 de setiembre.
¿Qué pasará con los mineros costarricenses?
Si bien en Costa Rica la fiebre del minado no ha llegado a dimensiones industriales, hay una serie de esfuerzos incipientes que demuestran el interés de profesionalizar esta práctica.
El que más ha resonado a nivel nacional e internacional es el de Data Center CR, una antigua planta de energía renovable que solía venderle al Instituto Costarricense de Electricidad y que, al cancelarse su contrato, se reconvirtió en una fuente de energía limpia para los ordenadores dedicados a la minería de criptomonedas.
Entusiastas por el mundo cripto en Costa Rica hay muchos, mineros profesionales, un poco menos. Aún así, Data Center maneja una cartera de más de 100 clientes y si se utilizara como vara de medición el grupo de Facebook “GPU Mining Costa Rica” se vería un número nada despreciable de alrededor de 8.000 miembros interesados en el tema.
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Eduardo Kopper, director del centro, considera que alrededor de un 30% de los mineros que se alojan allí minan en Ethereum. Este número no es de extrañarse si se toma en cuenta que esta es la segunda red blockchain más grande del mundo, solo por detrás de la del bitcoin.
Basado en conversaciones que ha sostenido con sus clientes, Kopper considera que la decisión que tomarán los mineros es la de pasar su equipo a trabajar otra criptomoneda.
“De hecho dos de ellos ya hicieron el ejercicio de cambiarse de moneda y el resultado económico les da exactamente igual. Eso es lo que nos han dicho, entonces lo que prevemos nosotros es que los mineros se van a pasar a otra y la más lógica es Ethereum classic”.
Ethereum classic es una red alternativa que sigue las pautas originales de Ethereum y que continuará con el antiguo sistema de minado.
El cambio no deja de ser un riesgo. Pese a las volatilidades asociadas por naturaleza a las criptomonedas, la de Ethereum es considerada como una de las más estables y un lugar seguro para los mineros. Sin ella, toca aventurarse a alternativas a la espera de que las nuevas rentabilidades sean lo suficientemente altas como para mantener un costoso equipo de computación trabajando en la mayoría de veces 24/7.
Pasarse a la otra red segura, la del bitcoin, no siempre es una opción, ya que el minado de esta criptomoneda necesita de equipo más especializado, mientras que en Ethereum suelen utilizarse procesadores más comerciales que no serían compatibles con la reina de los criptoactivos. Esto quiere decir que el cambio de red en la mayoría de los escenarios se traduciría en el minado e una moneda de “menor” valor.
Además, el mercado bajista persiste después de haber alcanzado los techos del 2021 así que la rentabilidad por conversión de los activos digitales a monedas tradicionales está lejos de su mejor momento.
Aún así, todavía se respira optimismo dentro de la comunidad. En el caso de Data Center, Kopper confirmó que el merge no cambiará el modelo de negocio de la empresa y más bien señala que la crisis energética en Europa ha vuelto más atractiva la oferta de minado en Costa Rica. Actualmente la planta cuenta con cinco clientes internacionales.
Daniel Rojas, experto en criptomonedas en Costa Rica, ya había comentado en marzo que los mineros más experimentados no deberían tener mayores problemas en encontrar nuevas alternativas ya que normalmente suelen trabajar con algoritmos que les indican en tiempo real en cuál moneda se alcanzaría una mejor rentabilidad.
Si un minero no desea cambiarse de moneda, tras el merge no le quedará más que vender su equipo o utilizarlo para alguna otra actividad que requiera de potencia computacional, pues ya no serán necesarios los grandes procesadores para transar los ethers.
‘Staking’: así funcionará el nuevo “minado”
Actualmente, es decir: antes del merge, para validar transacciones en la red de Ethereum se utiliza un mecanismo de consenso llamado proof-of-work (prueba de trabajo). Bajo este modelo, las computadoras conectadas a la red compiten entre sí para tratar de resolver un problema matemático y así validar las acciones que se realicen en la red. El minero dueño de la computadora que resolvió primero el problema es recompensando con el criptoactivo de la red —ethers, en este caso—; a este proceso es al que se le llama minado.
Sin embargo, dicho modelo tiene ciertos problemas como la alta demanda energética. Cuántos más mineros entren en la red, más complicados se vuelven los problemas que deben solucionar los ordenadores, lo que obliga a los mineros a utilizar cada vez equipo más potente que consume más energía en una especie de carrera armamentista por ser los primeros.
Según un reporte compartido por los desarrolladores de Ethereum, la minería tuvo un consumo de energía equitativo al de Finlandia y una huella de carbono similar a la de Suiza en 2021.
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Cómo solución, la red pasará a un modelo de consenso llamado Proof-of-stake. En él, los mineros son reemplazados por validadores que, en lugar de poner a sus computadoras a resolver los problemas matemáticos costosos, lo que hacen es apostar una cantidad de criptoactivos (ethers) como garantía de que no se comportarán de manera fraudulenta.
Los validadores de transacciones se eligen a través de un sorteo algorítmico según la cantidad y el tiempo del cripto activo que haya puesto como garantía, entre otros factores. De encontrarse una anomalía en el proceso, el validador pierde las criptomonedas que puso en garantía, como si se tratara de una hipoteca que no pagó.
Según estimaciones de los desarrolladores basadas en el Índice de Consumo de Energía de Ethereum, si la actual demanda energética de Ethereum con el Proof-of-work se escala a la altura de la Torre Pisa (57 m.), la energía que utilizará con PoS será del tamaño de un tornillo de 2,5 centímetros.