La pyme nacional AgroVitro inició produciendo bambú por medio de la técnica de cultivo de tejidos in vitro y hoy se ha adentrado en otros mercados como las fresas y las plantas acuáticas que se utilizan en los acuarios.
El negocio ha podido exportar su bambú a destinos como Tailandia, Italia y Nicaragua y se mantiene investigando para introducir otro tipo de plantas y aumentar así su oferta.
La agrónoma Andrea Holst, propietaria de esta pyme, comentó que el método in vitro permite obtener muchas más plantas en comparación con los métodos convencionales de propagación.
Los cultivos que se generan vienen libres de plagas o enfermedades, lo que los hace ideales para comercializarse fuera del país y se pueden vender durante todo el año.
Este negocio surgió tras una investigación sobre bambú efectuada en el Laboratorio de Biotecnología del Centro para Investigaciones en Granos y Semillas (Cigras) de la Universidad de Costa Rica, proyecto en el que algunos de sus primeros integrantes participaron como asistentes.
Por medio del programa para "agroemprendedores" de esta institución, AgroVitro pasó a constituirse como una empresa en el 2010 y se independizó de la Universidad a partir del año 2015.
Actualmente, es liderada por Holst y por Anthony Molina, quien también es agrónomo.
La pyme recibió financiamiento del Banco Nacional este año para habilitar sus instalaciones, así como apoyo y capacitación del programa de Banca Mujer de esta misma entidad, que le permitió mejorar su modelo de negocios e innovar.
Holst contó que en la capacitación, precisamente, se hizo mucho énfasis en la necesidad del empoderamiento y el liderazgo que deben tener las emprendedoras, un tema que también se abordó en un reciente evento.
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¿Cómo funciona la técnica?
El proceso de cultivo in vitro consiste en tomar partes de una planta (yemas axilares, un segmento de hoja o de tallo) y desinfectarlas.
Posteriormente, se colocan en un frasco de vidrio o tubo de ensayo esterilizado, que posee sales, vitaminas y todo lo que planta requiere para crecer.
Se procede a agregar reguladores de crecimiento en el recipiente para inducir que se forme la planta, la cual luego se puede dividir y multiplicar.
“Las plantas crecen en el frasco, se dividen ahí y ya cuando uno tiene un pedido internacional se sacan del frasco y se mandan”, contó Holst.
Si la planta se va a vender en el mercado nacional, generalmente la solicitan en bolsa. Entonces se saca al invernadero y esperan unos meses para que crezca más y luego entregarla.
Diversificación e innovación
Con el fin de innovar, AgroVitro decidió explorar otro tipo de plantaciones, como las plantas acuáticas, empleadas en acuarios y son muy buscadas por los amantes de ese tipo de paisajismo.
“Algunas plantas acuáticas son bastante costosas de propagar y no se consiguen con tanta facilidad. Entonces, vimos una posibilidad de mercado, empezó como un hobby y se volvió un negocio bastante importante”, expresó Holst.
El beneficio de las plantas acuáticas producidas de forma in vitro es que cuando se meten en una pecera o acuario van libres de caracoles o de contaminantes que puedan afectar el equilibrio de dicha pecera.
Otro cultivo con el que están trabajando son las fresas: a nivel in vitro nacen las “plantas semilla” que los agricultores van a sembrar finalmente en el campo.
La empresa también les ofrece asesoría técnica y acompañamiento a los agricultores que siembran esta fruta.
AgroVitro confía en exportar sus plantas acuáticas próximamente y están trabajando en otro tipo de cultivos in vitro para diversificarse aún más y continuar creciendo.