Los emprendimientos encabezados por mujeres y, que en su mayoría se desarrollan dentro su misma vivienda, alcanzan porcentajes mayores de informalidad en el país que los dirigidos por hombres.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares Productores del 2015, en Costa Rica habían 371.191 emprendimientos, conformados por personas que trabajan por cuenta propia (con o sin ayudantes) y que funcionan en ocasiones en los hogares o en un espacio independiente.
Un 65% es encabezado por hombres, mientras que un 35% por mujeres.
Sin embargo, los emprendimientos “totalmente informal” eran encabezados más por mujeres (56% ) que por hombres (29%), según el Vigésimo Segundo Informe del Estado de La Nación.
Ahí se caracterizó a los emprendimientos según componentes legales (cédula jurídica, estar inscrito en otra instancia pública y contar con libros contables) y empresariales (socios no familiares, tener establecimiento para operar, que sea independiente, si el propietario tiene salario y si es empleador).
Entre más formales, hay más negocios dirigidos por los hombres.
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Doble labor
Las mujeres han optado por desarrollar negocios informales –como elaborar comida en su casa para comercializarla, vender por catálogos u otros emprendimientos– debido a que el desempleo las afecta más que a los hombres.
A eso se agrega que las mujeres asumen el cuido de sus hijos, las tareas del hogar y en una gran cantidad de casos hacen frente a las necesidades de la familia por la ausencia de los padres.
Así los emprendimientos se convierten en la única vía para obtener ingresos para atender las necesidades familiares más básicas.
“Son formas que han encontrado para generar ingresos, pero por su misma naturaleza es difícil meterlos dentro de la formalidad", explicó Natalia Morales Aguilar, investigadora del Estado de La Nación.
Estas empresas se ven muy afectadas si deben asumir el pago de las cargas sociales y de los impuestos.
En cambio los hombres, al estar dedicados de forma más exclusiva al emprendimiento sin tener que asumir las tareas del hogar o el cuido de los hijos, tienen mayores posibilidades de expandirse y formalizar su empresa.
Emprender por necesidad
Las mujeres tienden a emprender más por necesidad y no tanto por el hecho de que surja una oportunidad de fundar una empresa.
Las empresas que surgen ante una oportunidad (cuando se encuentra un nicho de mercado y se planifica abrir un negocio) son dirigidas más por los hombres (70%) y menos por mujeres (30%).
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La misma desigualdad afecta a las mujeres cuando se trata de emprendimientos por tradición, que son aquellos heredados por la familia y que habitualmente están ligados a tareas agropecuarias.
Aquí el 90% de los negocios están encabezados por hombres .
Si de la propiedad de las fincas se trata, ocurre de manera similar. Tan solo un 16% de las fincas de este tipo tiene una mujer como dueña.