Los emprendedores generalmente inician con mucho entusiasmo la creación de su empresa y dentro de sus propósitos ciertamente está el tener éxito.
Sin embargo, muchas de ellas —especialmente las más pequeñas— no alcanzarán una ‘edad de madurez’ o de consolidación y desaparecen en poco tiempo.
Así lo revelan varios estudios, los cuales muestran altas tasas de mortalidad de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), así como qué tipo de negocios son los más propensos a morir más temprano.
Hasta los tres años
De acuerdo con Marcelo Lebendiker, presidente de Parque TEC, la tasa de mortalidad de emprendimientos en los primeros tres años de vida es del orden del 80%.
Ese dato se basa en un estudio denominado Global Entrepreneurship Monitor (GEM) Reporte Nacional de Costa Rica 2012: La Situación del Emprendimiento en Costa Rica, y del cual Lebendiker fue uno de los investigadores.
El GEM diferencia varios tipos de emprendedores:
1-Emprendedor naciente: es aquel que compromete recursos para empezar una empresa con la expectativa de ser dueño y no ha pagado salarios por más de tres meses. De acuerdo con el GEM, en el 2012 eran alrededor de 200.000.
2- Dueño de un nuevo negocio: ha cancelado salarios por más de tres meses, pero no por más de 3,5 años. Según el GEM: son aproximadamente 100.000, la mitad de los emprendedores nacientes.
3- Emprendedor establecido: es líder de una empresa que ha funcionado y pagado salarios por más de 3,5 años. Consiste en una empresa más consolidada. Según el GEM, son más o menos 60.000 personas, que representan el 30% de los emprendedores nacientes.
Así, el porcentaje de emprendimientos que logra madurar es menor.
En los tres casos, se trata de empresas que no necesariamente están registradas ante la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
¿Cuáles sobreviven?
Otro estudio muestra que la mayoría de los negocios mueren después de una década y que la sobreviviencia depende del tamaño.
Se trata de una investigación de Ricardo Monge y Federico Torres denominado La dinámica de la iniciativa empresarial en Costa Rica: Un análisis de la entrada, salida y crecimiento de las empresas, publicado en inglés por el Banco Interamericano de Desarrollo en enero de este año.
Contempla a más de 16.000 empresas del área agrícola, minería, manufactura, comercio y servicios, que estaban registradas ante la CCSS en el período 2001-2012.
El análisis considera el primer año de registro en la entidad como año de entrada y el año en que dejó de estar en ese registro como el de salida, pero no incluye el año exacto en que determinada empresa fue fundada ni el año específico en que la empresa dejó de funcionar, lo cual los mismos investigadores advierten es una limitación.
Sin embargo, la investigación revela que existe una tasa de mortalidad del 69% en las empresas nuevas 10 años después de su creación: es decir, es probable que muchas de ellas mueren antes de llegar al decenio.
Según el estudio, de las empresas que se registraron en la CCSS en el 2002, un 23% se mantenía como microempresa en el 2012; 5% como pequeña empresa; y 2% como mediana empresa. El resto (ese 69%) no estaban registradas ya.
El estudio dice que la mortalidad oscila entre un 18% y un 28% en las empresas nuevas, tras un año de creadas.
El informe indica que la tasa de mortalidad de las empresas en Costa Rica parece ser moderada en todos los niveles, con excepción de las microempresas, aunque establece que hay una fuerte correlación entre el tamaño de la empresa y su sobrevivencia.
Esto último significa que las empresas con más oportunidades de sobrevivir son las grandes, mientras que las microempresas tienen menos posibilidades.
Más pequeñas mueren antes del año
Precisamente, al revisar a las empresas que han recibido créditos, se puede constatar que las microempresas tienen menos posibilidades de sobrevivencia.
Con base en los datos del comportamiento de las empresas atendidas por la Asociación Costarricense para Organizaciones de Desarrollo (Acorde), al otorgarle préstamos, se puede ver que muchas microempresas mueren en menos de un año.
Según la información de Acorde, en el caso de las microempresas atendidas que tienen menos de un año, la tasa de mortalidad varía entre 50% y 55%.
En el caso de las empresas con menos de dos años de existir la tasa es de alrededor de un 40%.
Y entre las pequeñas empresas con cinco o más años, la mortalidad varía entre 20% y 25%, aproximadamente.
Danilo Montero, director ejecutivo de Acorde, aclaró que esta información se extrae de su base de datos de clientes, cuyo fin tiene que ver con la gestión de los servicios de financiamiento.
Son empresas jóvenes
Un fenómeno marcado en el sector es que cuando una empresa muere, normalmente sus propietarios buscan crear otro negocio para sobrevivir.
Así, una persona puede pasar de un negocio a otro en poco tiempo, cambiando productos y servicios de manera dinámica y constante.
De hecho, el Primer Diagnóstico Nacional de Mipymes (2008), elaborado por el Observatorio de Mipymes de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), señala que la tasa de rotación de las pymes es de un 40%, considerada en el informe como "alta".
Esa tasa de rotación se refiere a la suma del porcentaje de empresas que dejan de existir y al porcentaje de nuevas empresas.
El documento constata que una gran cantidad de mipymes en Costa Rica son jóvenes: analizaron la mitad y encontraron que tenían menos de 10 años de vida.
Este diagnóstico muestra que son los negocios de mayor tamaño los que duran más.
Cuatro causas de los decesos
Hay varias razones que explican los decesos tempranos en el sector de mipymes:
1. Subsistencia. De acuerdo con Marcelo Lebendiker, de ParqueTec, una de las razones para la alta tasa de mortalidad de los pequeños negocios (80%) es que la mayoría del emprendimiento en Costa Rica surge por necesidad y es de subsistencia.
En estos casos la lógica que impera es obtener ingresos para sobrevivir, resolver necesidades inmediatas del hogar, pero no hay visión ni planes para hacer crecer el negocio obteniendo utilidades, reinvirtiéndolas y acumulando capital.
2. Tradicionales. Otra razón, según Lebendiker, es que son empresas que se sitúan generalmente en los sectores más tradicionales de la economía donde la diferenciación entre unos y otros es muy baja y, en consecuencia, se 'canibalizan' entre ellos a lo largo del tiempo.
Muchos emprendedores participan en negocios donde ven que le va bien a otro emprendedor. La consecuencia es que se quitan mercado entre todos los que incursionan en la misma actividad y segregan tanto la clientela que no tienen posibilidad de sostenerse.
3. Falta de financiamiento. Otros motivos que generan esa desaparición de las empresas están ligados también a falta de acceso a financiamiento, falta de capital de riesgo y acompañamiento empresarial.
El acceso a las fuentes tradicionales de financiamiento es limitado por la carencia de activos (aparte de la informalidad en que muchas funcionan, sin contabilidad ni registros).
También están lejos del capital de riesgo debido a sus perspectivas de sobrevivencia, el tipo de negocios y que los emprendedores tienen menor disposición a abrir la empresa a socios externos que inviertan capital para innovar y hacer crecer el negocio.
4. Formación del emprendedor. Según el análisis de los casos atendidos en Acorde y sin pretender generalizar, Danilo Montero mencionó que la tasa de mortalidad de las pequeñas empresas tiende a ser menor pues comúnmente es un profesional quien está al mando.
En cambio, en la mayoría de las microempresas el dueño apenas terminó la secundaria o del todo no tuvo esa oportunidad, de forma tal que poseen menos herramientas técnicas, menos capital y menos contactos.
¿Cuáles son las consecuencias de la alta mortalidad de las mipymes?
Según Marcelo Lebendiker, de ParqueTec, en lugar de que esas mipymes (que prácticamente están destinadas a desaparecer) impacten en el crecimiento económico y generen empleo, lo que sucede es una reasignación de recursos permanente entre las que nacen y las que mueren.
"Se mantiene el stock de pymes, pero es un stock que se renueva cada tres años, no crece”, afirmó Lebendiker. “Se deben incentivar negocios que nacen con una mentalidad de querer cambiar el mundo, de querer trascender, de querer impactar. No tiene que ver con el negocio en sí, sino con la actitud de la persona que está atrás del negocio”.