Es el año 2012 y Cynthia Jiménez Díaz, de 37 años, está desempleada y embarazada de su segunda hija y se trata de un embarazo riesgoso, con lo que vio reducirse sus probabilidades de encontrar un trabajo.
Meses atrás (en noviembre del 2011) se sometió a una operación en sus ojos y recibió unos implantes intraoculares, pues su miopía severa la hizo perder un porcentaje importante de su vista. Su médico le dijo que era necesario operarla, ya que la miopía seguía aumentando.
Esto obligó a su esposo Pablo Alonso Mora a pedir un préstamo de $5.000 para financiar la operación en una clínica privada, lo cual no los dejó muy bien económicamente pues la cirugía no estaba programada en su presupuesto familiar.
La situación se agravó un mes después de su operación al ser despedida de la empresa en la que trabajaba como supervisora de ventas y al año siguiente se dio cuenta de su embarazo. “Las cosas se nos pusieron, como dicen, color de hormiga”, recordó Cynthia.
¿Qué hacer para obtener ingresos para sostenerse y además pagar el ultrasonido que necesitaba?
Echó mano de su habilidad para coser, aquella que desarrolló a los 20 años cuando era secretaria y ella misma cosía su ropa luego de que en la empresa en la que trabajaba le pidieron vestir formal.
Con el dinero que le dio su esposo Pablo Alonso y su papá José Alberto compró materiales y empezó a coser almohadas para que las mujeres en etapa de lactancia pudieran alimentar a sus bebés de manera más cómoda.
La almohada se coloca alrededor de la cintura y el bebé se apoya sobre ella y así se le amamanta.
Según Jiménez, con esta almohada se reduce o elimina el dolor de espalda de la madre al alimentar al menor.
Precisamente, su tesis de licenciatura en mercadeo –que estaba en proceso de desarrollo en esa época- tenía que ver con el mercadeo social y cómo incentivar la lactancia materna.
Con el dinero de la venta de sus almohadas, logró reunir ¢30.000 para hacerse el ultrasonido que requería.
Variedad
Fue en ese contexto que se percató que podía montar un negocio que se dedicara a esto. Lo bautizó como Almohadas Médicas Viva Mamá, las cuales son personalizadas según la necesidad que se tenga.
Al visitar el Hospital Nacional de las Mujeres (conocido como Maternidad Carit), donde se apoyaba para la realización de su trabajo de graduación, las mujeres embarazadas y con recién nacidos empezaron a conocer sus almohadas y a comprarlas. Pero, no solo ellas, sino los mismos médicos, quienes se interesaron en sus productos.
Ellos mismos fungían como sus asesores para su diseño.
Luego, empezó a idear nuevas y variadas almohadas: contra los ronquidos; para aliviar el dolor que producen las hemorroides; quiroprácticas; prenatal; para mujeres que se han sometido a una mastectomía; y para usar durante el embarazo.
También una almohada coital (es útil para quienes sufren dispareunia, que se refiere a experimentar dolor al tener relaciones sexuales); un rectificador cervical; una almohada lumbar (para carro y oficina); e inmovilizadores antimuerte súbita (para bebés), entre otras.
También cose ropa de maternidad y para los recién nacidos.
Esta emprendedora asegura que no solo le interesa obtener ganancias con sus productos, sino también darles empleo a personas que comúnmente no son cotizadas en el mercado laboral.
Por ejemplo, mujeres adultas mayores le ayudan a coser, una de ellas es sorda y otro adulto mayor se encarga de repartir sus almohadas.
Clientela
Hoy sus principales clientes son varias tiendas que operan en algunos hospitales, nutricionistas, ginecólogos y pediatras.
A pesar de que Cynthia trabaja 16 horas al día en el taller de su casa en Paso Ancho, su energía parece no cesar y en su mente hay muchas nuevas ideas.
Su principal reto es obtener más capital, pues al tener tanta demanda, no siempre da abasto.
Dentro de sus planes se encuentra crear una almohada de seguridad para cuando las madres o padres viajan en bus o en un taxi con sus bebés y así evitar accidentes.
También, crear blusas maternales más formales y otras que sostengan a los bebés prematuros, quienes tienen que tener contacto directo con sus padres para ganar peso y mejorar su salud.
Otras creaciones en las que estará trabajando más adelante son almohadas especiales para el hombro y la mano de las personas que se transportan en sillas de ruedas y que usan muletas.
Asimismo, trabajará en la realización de ropa con relleno –con la ayuda de un fisioterapeuta- para las personas parapléjicas que tienen las piernas muy delgadas y que utilizan una especie de “huesito” para ponerlo entre sus piernas y separarlas.
“Me cuentan los clientes que ellos se acuestan con el huesito entre las piernas. Pero, cuando amanecen, el huesito está en el suelo”, contó la empresaria.
Jiménez reitera que su empresa va más allá de algo lucrativo, ya que pretende mejorar la calidad vida de las personas y, no importa qué tanto crezca, ese seguirá siendo su principal objetivo.