Hace 10 años, la chef Catalina Gómez pensaba estudiar gastronomía en Le Cordon Bleu, en París, con el apoyo económico de su abuelito Reinaldo. Sin embargo, decidió en su lugar utilizar el dinero para montar su propio negocio de catering service.
Su empresa se llama Catalina’s Bufé y le permite otorgar el servicio de alimentación a diversas empresas y clientes particulares.
La emprendedora siempre ha estado ligada al ámbito de la gastronomía, pues sus abuelos maternos son dueños de los restaurantes La Casona del Cerdo y LongHorns.
Justamente, ellos fueron su inspiración para convertirse en chef y emprender.
Catalina cuenta que toda su vida ha visto en su abuelo Reinaldo Cartín “un ejemplo de trabajo, de emprendimiento y de sacrificio”.
Ella siempre recuerda a su abuelito –a quien le dice ‘papi Rei’– cocinando piernas de cerdo en Navidad o chicharrones y así fue naciendo en ella el amor por la cocina.
Por ello, decidió estudiar administración de empresas hoteleras y gastronomía.
Tras concluir sus estudios, su plan inicial era irse a estudiar a París (Francia), con el soporte de su abuelo, quien le pagaba la carrera.
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Cambio de rumbo
A la joven “se le encendió un bombillo” e ideó un nuevo proyecto.
“¿Por qué yo no le cambio el viaje a mi abuelito por la platita para empezar algo yo?”, se cuestionó.
Su abuelo se sorprendió y varias veces le preguntó: “¿Está segura?”.
A la fecha, no se arrepiente de su resolución.
Con el dinero, acudió junto a él a comprar un horno y batidora industrial, sartenes, ollas y todo lo que necesitaba.
Catalina recuerda que al principio hacía galletas que eran “incomibles”.
Eso no la detuvo y siguió perfeccionándolas hasta que quedaron bien.
De esta forma, empezó este “vuelo” para convertirse en empresaria.
Sus primeros clientes fueron los restaurantes de sus abuelos, en los que vendía tres leches, cheesecake y pie de limón, así como bocadillos.
Sus productos empezaron a ser más conocidos y hoy le da servicios a Dos Pinos, al Hospital del Trauma del Instituto Nacional de Seguros, a la empresa Maccaferri, a la Fundación Mar Viva, entre otros negocios.
A su vez, brinda servicios para clientes en tés de canastilla, cumpleaños y los eventos en los que requieran alimentación.
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Oportunidades y planes
Hace como cuatro años, en uno de sus eventos se le acercó una productora de Repretel y le consultó si había estado en televisión antes.
Ella respondió que no, pero que sí le gustaría.
De esta manera, tuvo la oportunidad de dar a conocer sus recetas en el programa Giros, en el que cada mes tiene participación.
Actualmente, en la empresa trabajan tres chefs, incluida ella, y una persona que les asiste.
Cuando tienen mucha carga de trabajo, deben contratar a más colaboradores.
La empresaria de 31 años tiene muchos planes para que su negocio siga creciendo, dentro del que se encuentra abrir un canal en YouTube el próximo año para compartir sus conocimientos culinarios.
A raíz de su trabajo, pudo comprarse un pick up, que le permite hacer viajes y acampar con un grupo de personas que también tiene esta clase de vehículo.
En estas excursiones, se ha dado cuenta de que la alimentación no siempre es la mejor.
Por esta razón, planea crear recetas especiales y saludables para este tipo de actividades.
Igualmente, le gustaría contar con un local nuevo y poder agrandar su cocina.
Otro sueño es donar de forma periódica almuerzos o meriendas a comunidades en riesgo social del país, especialmente a niños necesitados.
La principal lección que ha aprendido la joven en su empresa en estos 10 años es la importancia del trabajo duro: “saber ganarme las cosas a puro sudor de mi gabacha y de mis delantales y trabajar en equipo”.
Ella le aconsejó a otros emprendedores tener “pasión por lo que se hace”, pues sin esta difícilmente se llega lejos.
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