Siempre que se cierra una puerta, se abren otras y en el caso de Jenniffer Campos Durán, la emprendedora de accesorios para mascotas Uno Más, ella misma es la que se busca constantemente las nuevas oportunidades.
Jenniffer es casada con Danilo Miranda, quien trabaja en Coocique, tiene una niña de seis años y un niño de dos, y vive en Cedral, Ciudad Quesada. Su proactividad es de siempre, pues cuando estudiaba en el Colegio Técnico Profesional Regional de San Carlos (COTAI) participó en programas de emprendedurismo. “Ganamos Expo Joven”, dice Jenniffer.
En 2011 se graduó de bachillerato y obtuvo el técnico medio en contabilidad y finanzas en el COTAI. No se quedó ahí. Jenniffer estudió enfermería en la sede de la Universidad Santa Lucía y se graduó a principios del 2020. Incluso pertenece a la generación de jóvenes profesionales que obtuvo su título en una ceremonia regida por los protocolos sanitarios como el distanciamiento y las mascarillas.
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Mientras estudiaba trabajó en el asilo de ancianos San Vicente de Paul. Pero ella quería tener su propio emprendimiento. Renunció y con la liquidación instaló una sala de masajes relajantes dirigido a personas que sufren de estrés y tienen problemas de salud mental, que es el campo donde quería especializarse.
La sala la abrió en un local donde habían otros negocios y la propietaria le cobraba una mensualidad de ¢50.000, pensando en que luego —conforme Jenniffer se acomodara y el negocio creciera— harían algún ajuste en el alquiler. Abrió, atendió dos clientes y ya tenía otro agendado cuando el gobierno decretó las medidas de confinamiento, que incluía el cierre de establecimientos comerciales. Sin ingresos y sin negocio, Jennifer recogió todo. Otra vez no se quedó quieta.
Con lo que le quedó de la liquidación y una parte del Bono Proteger se compró una máquina de coser. Su madre, Hannia Durán, es costurera y Jenniffer había aprendido viéndola y ayudándola. Todavía no era muy consciente de lo que podía hacer ni de sus habilidades. Buscó una idea de negocios y pensó en accesorios para mascotas, especialmente para perros. “Los primeros no me salieron bien. Los fui perfeccionando”, cuenta Jenniffer.
A ella le quedó el sinsabor de haber cerrado el primer negocio. En la Incubadora de Negocios del COTAI le dijeron que no se preocupara, que es normal iniciar un proyecto y cambiarlo si es necesario. Sus creaciones y la respuesta de los clientes le dieron confianza.
Los principales accesorios que produce son collares, pecheras y correas tanto de microfibra sintética como de algodón para perros. Le han pedido para gatos, también.
El mercado para productos y servicios de mascotas sigue crecimiento y los dueños de perros solicitan los accesorios para llevarlos a pasear y lucirlos, pues los collares —por ejemplo— pueden ir con pañoleta, lazo, corbatín e incluso corbata, todos removibles tanto para limpieza como para utilizar otros después.
Jenniffer tiene planeado crear también una canasta que se coloca en el automóvil y lleva cinturón de seguridad, la cual lleva un forro removible para lavar y volver a colocar.
Los productos los hace a la medida y a pedido, que confecciona entre una (como los collares) y dos semanas (pecheras), con precios que van desde ¢4.900 por un collar hasta ¢34.000 la cama de mascotas. Los clientes pueden cancelar a través de Sinpe Móvil o transferencia bancaria. Si es en Ciudad Quesada, ella misma realiza la entrega. Para clientes en San José, Heredia y Alajuela, principalmente, y en Limón, Puntarenas y Cartago los envía mediante Pymexpress de Correos de Costa Rica.
Correos indica que en 2020 tramitó las entregas de más de 1,1 millones de paquetes mediante este servicio de Pymexpress, el 90% después de la declaratoria de la emergencia nacional. El ritmo no se detiene: en el primer trimestre del 2021 la empresa pública registró 315.500 envíos de pymes, un 33% más comparado con el mismo período del año anterior.
Cuando Jenniffer tiene material produce una cantidad limitada de accesorios que pone a promoción hasta que se agotan existencias. Pero Jenniffer siempre trata de conservar un inventario de materia prima para atender los pedidos.
Con la Incubadora también empezó a recibir cursos virtuales sobre logos, fotografía de productos y cómo presentarlo en redes sociales, con apoyo de profesores de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Por iniciativa propia empezó a revisar videos en YouTube sobre cómo aprovechar e invertir en publicidad en las redes sociales, aunque reconoce que todavía tiene el reto de hacer su propia segmentación para dirigir los anuncios al público meta en Facebook. En Instagram tiene su página, pero no ha invertido en publicidad. Su prioridad es atender los pedidos que ya recibe.
Jenniffer cuenta que tiene más de 100 clientes, muchos de los cuales le compran más de un producto porque tienen varias mascotas. Logró en los dos últimos meses generarse un salario. Su estrategia, por ahora, es invertir en materiales.
Ella piensa que, tal vez en seis meses, podrá adquirir una máquina plana que le permita incrementar la producción. También planea unirse con su mamá para aprovechar más oportunidades de mercado y generar un stock de accesorios para compra inmediata. Pero eso es a futuro. Ahora sigue centrada en los pedidos y cuando tiene muchos hace una pausa en la publicidad en Facebook. Tiene todos sus planes muy claros, incluyendo cuál negocio mantendrá.
“Me quedaré con este negocio, porque además estoy en casa con mi hija y mi hijo”, dice Jenniffer.