María José González, artista de 22 años y creadora de la marca de candelas, Soy Amelie, se sienta sobre una silla color gris pardo frente a su escritorio. Acaricia a Chía, su perrita, en un intento de calmarla antes de iniciar la entrevista. Justo enfrente de las dos está el carrito de trabajo de María José, el cual está lleno de moldes, frascos de aromas y la materia prima necesaria para crear las piezas que vende.
“Antes hacía todo esto en la cocina’', explica con una risa. “Entonces, mi mamá me compró este carrito que es lo máximo. Lo que hacemos es estar moviendo el carrito para que mi casa no se convierta toda en una candela”.
LEA MÁS: Lea más historias emprendedoras de EF
No es difícil decir que cada pieza de Soy Amelie es una obra de arte. Inspirada en la figura femenina y sus múltiples variaciones, la marca se caracteriza por sus candelas en forma de cuerpos de mujeres. El propósito era crear una línea que celebre y las represente a todas, sin importar su tamaño o momento en la vida.
“Es importante saber que el cuerpo de la mujer siempre está en constante evolución. No es lo mismo mi cuerpo de 15 años que mi cuerpo de 22 años. No va a ser igual mi cuerpo cuando esté embarazada, no va a ser igual mi cuerpo después de que esté embarazada. Eso es algo que he estado intentando de representar. Nuestro cuerpo va cambiando con todo por lo que pasamos”.
Entre las distintas figuras que ha creado María José, conocidas como “Amelies”, se encuentra el de la mujer embarazada. Esta se promociona con un video en donde la chica, además, era una persona sorda. La representación de la comunidad sorda o con dificultad auditiva es importante para María José ya que ella estudia Lengua de Señas Costarricense (Lesco) y tiene un gran conocimiento acerca de la poca inclusión que esta tiene.
Otro cuerpo representado fue el de las mujeres con mastectomías para el mes de octubre. En conjunto con la tienda Hija de Tigre, Soy Amelie basó estas candelas en los cuerpos de dos sobrevivientes de cáncer de mama, Maritza y Jocelyn, quienes son parte de la fundación Corre por Mí. Un porcentaje de las ventas fue donado directamente a la fundación.
“Ahorita me gustaría resaltar de Amelie y de mi arte que todos tenemos que tener una voz, que todos tenemos que sentirnos identificados con algo o con alguien, y que cada persona, marca o lugar debería intentar ir hacia eso”.
En noviembre, Soy Amelie cumplió apenas su primer año. Cuando el proyecto estaba iniciando en el 2020, María José trabajaba dando clases de baile. Fue con el éxito que tuvo la marca que ella decidió dejar la danza de lado para enfocarse en su emprendimiento y las dos carreras que estudia: derecho y administración.
Al cuestionarle si el arte, el derecho y la administración se pueden relacionar, María José salta a responder como si supiera que esta pregunta vendría.
“Siento que todo en la vida se puede conectar y puede ir de la mano. En Amelie así pasa. Hay mucha inspiración que viene del derecho y la historia, mucha inspiración europea que tiene que ver con ello. Se conecta a la administración, a todo el business side de Amelie. El arte siempre ha estado presente en mi vida. Así que siento que siempre está todo entrelazado”.
Actualmente, la joven artista trabaja en la Asamblea Legislativa como asesora en la comisión de asuntos económicos. Sus productos también se pueden encontrar en Capicúa en Santa Ana Town Center, Solemar en Escazú y en Hija de Tigre en Pinares y Heredia.
El concepto de Soy Amelie surgió luego de un viaje a Europa. María José regresó inspirada por todo el arte creado por mujeres y, al tener el deseo de ser emprendedora, decidió trasladar las esculturas del cuerpo femenino a las candelas. Bajo la guía y asistencia de su abuelo, quien tiene mucha experiencia esculpiendo, Soy Amelie alzó vuelo.
“Inicialmente, solo éramos mi abuelo y yo. Yo hacía todas las candelas y me levantaba en la noche porque siempre he trabajado y hecho cosas aparte de Amelie. Mi abuelo se encargaba de hacer los moldes. Ahora, por dicha, tengo a alguien más que me ayuda. Entonces, ya somos tres. Me hace sentir muy orgullosa.”
Hacer las candelas no es algo sencillo. El proceso inicia cuando María José recopila fotografías y diseños del tipo de cuerpo que desea recrear. Luego, la figura se diseña digitalmente en 3D. El abuelo de María José construye el molde a partir de eso y después ella se encarga del resto del trabajo. La veinteañera aprendió a hacer candelas sola, únicamente usando videos de YouTube como apoyo. Dependiendo del tamaño de la pieza, esta puede durar entre tres y doce horas secándose dentro del molde.
“Cada color tiene un aroma específico. Por ejemplo, el color blanco tiene aroma de lavanda, el color beige tiene aroma de vainilla, el color negro tiene de eucalipto”, añade.
Con una sonrisa nostálgica, María José explica que su viaje a Europa también influyó sobre el nombre de la marca. Dice que se inspiró en Francia, sus cafés y el puente en donde el personaje titular de la película Amélie tuvo una de sus escenas más icónicas.
Con 14.000 seguidores en Instagram y una venta de más de 150 candelas al mes, Soy Amelie ha gozado de mucho éxito. Su boom le presentó la oportunidad de vender sus productos en la tienda Casa Nova. Fue solo cuestión de tiempo antes de que una serie de otros lugares ofrecieran lo mismo.
Para María José fue indispensable elegir tiendas que se alinearan con lo que representa la marca. Si el espacio no va de la mano con su mensaje, es muy poco probable que ella acceda a presentarse en él.
Al mencionarle la relación de sus candelas con movimiento de “body positivity” (positividad corporal), María José inclina la cabeza al lado, pensativa.
“Yo creo que Amelie va muy de la mano con el movimiento de “embrace your body” (abraza tu cuerpo), de aceptar tu cuerpo y amarte como sos”, explica. “Siento que es un movimiento que a lo largo de la pandemia ha ido evolucionando y, en este momento, más que “body positivity”, Amelie se trata más de un acompañamiento o un sentirme identificada, que una afirmación de amor propio. A veces no todo es positivo, no siempre todo es fácil, no siempre nos vamos a sentir bien en nuestro cuerpo y eso también es parte de un movimiento que importa”.
Hace una pausa y Chía le empuja las rodillas con su hocico.
“Es algo que he estado pensando mucho últimamente porque ha sido super lindo ver que, en distintas campañas de marcas, tiendas, etc., se incluyan a personas gordas. Era algo que antes en Costa Rica no existía. La gordofobia es algo super grande. Pero siento que, en este momento, hemos migrado a representar a la persona gorda y persona delgada y no hay intermedios u opuestos. ¿Qué pasa con las personas de talla M? ¿Qué pasa con las personas que a veces son M, a veces son L y a veces son XS?”
“Entonces, ahorita me siento un poco como en una batalla, porque entiendo que las personas que se tienen que apropiar de este movimiento son específicamente quienes han sido oprimidas, pero también siento que todas las personas pueden hablar de algo y cada persona tiene su voz. Cada voz importa”.
⇒ Colaboradión de Elena Aguilar, estudiante de periodismo de la Universidad Latina de Costa Rica. También fue estudiante de cine y televisión en la Universidad Véritas. Es directora y guionista de Iridiscente, un cortometraje que compitió en la categoría “Made in Costa Rica” del Festival Shnit San José 2021.